El mapa del hambre en México Daniela Pastrana
En esta clasificación, 70% de los municipios del país que concentran 30% de la población tienen problemas graves de nutrición. Son los municipios rurales, cuya delimitación geográfica empata con las zonas indígenas. En el nivel estatal, hay ocho entidades con riesgo nutricional grave: Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Yucatán, Hidalgo, Puebla y Campeche (que destaca por ser el estado que más empeoró en los últimos años). El estudio refleja además una tendencia hacia la polarización entre 1990 y 2000: los estados del norte mejoraron salvo la sierra tarahumara y los que ya tenían problemas graves empeoraron. El mapa se presenta en recuadros aparte. * ZONA NORTE OCCIDENTAL La única área crítica de desnutrición en el México del norte es una franja de la Sierra Madre Occidental, en la que resaltan dos regiones: al noroeste, donde se localizan los grupos indígenas mayos, yaquis y tarahumaras, y es la región que más ha empeorado en las últimas décadas; y otra hacia el sur, en las fronteras de Durango, Nayarit, Zacatecas y Jalisco, donde viven tepehuanos, coras y huicholes. ZONA IXTLERO CANDELILLERA La única de todas las regiones con problemas nutricionales en la que no hay grupos indígenas. Es la parte desértica del sur de Coahuila, el noreste de Durango, el norte de Zacatecas y San Luis Potosí y el suroeste de Nuevo León. * CENTRO ORIENTE Una franja que cubre Tlaxcala, parte de Puebla y Veracruz, donde se ubica el territorio otomí, nahua y parte del totonaco. Destaca la zona de Veracruz, uno de los estados cuya situación nutricional empeoró en la década de los 90 (aumentó 22.5% la población en riesgo extremo y 12.2% en muy alto). * CENTRO OCCIDENTE Una nueva zona en el antiplano montañoso al occidente de la capital, donde habitan grupos mazahuas, matlatzincas y ocuiltecos, entre otros. Son 43 municipios del estado de México y 13 de Morelos con problemas graves. * CAMPECHE Es el estado que más empeoró su situación nutricional entre 1990 y 2000 (pasó de riesgo moderado a riesgo alto en el promedio estatal y, como Guerrero, no tiene ningún municipio en riesgo bajo). En 2000 se creó el municipio de Calakmul, con 23 mil habitantes, el único con clasificación de riesgo extremo. * COSTA DEL PACIFICO Y SIERRA MADRE DEL SUR Empieza en Michoacán, y cubre casi todo Guerrero y Oaxaca; es la zona de mayor pobreza extrema del país (Oaxaca es el segundo estado en la clasificación de riesgo nutricional, con 91.6% de sus municipios con problemas graves, y Guerrero es el tercero, con 90.8%), y la de mayor concentración de grupos indígenas: tlapanecos, chontales, mixtecos, triques, amuzgos, zapotecos, chinantecos, huaves, mazatecos y mixes, entre otros. Es también una de las zonas que más empeoró, en términos nutricionales, en tre 1990 y 2000: En Oaxaca la población estatal aumentó 419 mil habitantes, de los cuales, más de 40% entró en la categoría de riesgo nutricional alto, 11% muy alto y 15% extremo; en Guerrero ningún municipio presentó mejoría, mientras que la categoría de riesgo extremo aumentó 47.8%; y Michoacán es, después de Campeche, el estado que más empeoró, en términos generales, durante esa década. * SIERRA MADRE ORIENTAL En la zona de la huasteca potosina y veracruzana viven los pames, huastecos, otomíes, tepehuas, nahuas y totonacos. Es una franja que cubre la parte norte de Veracruz en sus límites con San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Puebla, estado que tiene 69 de 76 municipios en las categorías graves. * PENINSULA DE YUCATAN Región con grupos indígenas mayas. Hay una constante de desnutrición grave en toda la península, a la que sólo escapa la costa que corresponde a la zona turística de Cancún (Quintana Roo) y la parte norte de Mérida a Progreso. Entre 1990 y 2000, el estado de Yucatán registró una marcada polarización en sus índices nutricionales, pues su dinámica poblacional aumentó 56.6% la categoría de riesgo extremo y 78.4% en la de alto; en contraparte, creció más de 10 veces la categoría de riesgo moderado y disminuyó 18.5% la de bajo. * CHIAPAS Otra de las zonas más afectadas, donde habitan los zoques, tzeltales, tzotziles, choles, mames y lacandones, entre otros. El estado ocupa el primer lugar de riesgo nutricional desde 1990, no sólo porque prácticamente todos sus municipios entran en las categorías de riesgo grave (las excepciones son Tuxtla Gutiérrez y Reforma), sino porque más de la mitad están clasificados en riesgo "muy alto". Encuentre las diferencias
En 1967, Gilberto Balam y Adolfo Chávez publicaron el primer trabajo editado por el Instituto Nacional de Nutrición, donde se localizaron las áreas con problemas nutricionales. Definieron entonces nueve zonas críticas. Invitamos al lector a encontrar las diferencias: 1. El noroeste de México, al extremo norte de la Sierra Madre Occidental 2. El occidente del país, al sur de la Sierra Madre Occidental 3. El suroeste del país, al extremo oriental del Sistema Volcánico Transversal 4. En el sur, la zona más grande del país cubriendo prácticamente el estado de Oaxaca y gran parte de Guerrero 5. La sierra de los Altos de Chiapas 6. La plataforma yucateca 7. El centro-este en la Sierra Madre Oriental 8. Al centro oriente en la Sierra Madre Oriental correspondiente a la huasteca 9. La zona desértica del norte denominada Ixtlero Candelillera Fuente: Regionalización de la Situación Nutricional en México a través de un Índice de Riesgo Nutricional (INNSZ y Sociedad Latinoaméricana de Nutrición. México, 2004) Las regiones críticas Un tercio de las familias del país (que vive en 70% de los municipios) tiene niños con problemas nutricionales. Son niños condenados a vivir en condiciones de desventaja, pues su nivel de aprendizaje siempre será menor que el de los demás. Así ha sido por muchos años. Desde que se conoció la primera cartografía del hambre en nuestro país, las zonas críticas siguen siendo las mismas: "las comunidades indígenas, social y económicamente marginadas, que no han sido atendidas por las políticas sociales", dice un estudio del Instituto Nacional de Nutrición Es uno de los rostros más oscuros de México: la desnutrición. Afecta a un tercio de la población, la que vive en los municipios más alejados y pobres. Pero sobre todo, la que habla una lengua indígena. La faceta más cruel de la desnutrición en este país es que no sólo se trata de un problema de inequidad regional (norte rico, sur pobre); se trata, principalmente, de inequidad étnica. "El problema (de la desnutrición) se ha hecho más rural, más indígena y más de los municipios aislados, pequeños y marginales", dice el estudio Regionalización de la Situación Nutricional en México a través de un Indice de Riesgo Nutricional, elaborado por los doctores Antonio Roldán, Abelardo Avila, Adolfo Chávez, Masela Alvarez, Miriam Muñoz y Teresa Shamah (Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán y Sociedad Latinoamericana de Nutrición. México, 2004). Se trata de un amplio análisis del estado nutricional del país en cada uno de sus municipios y la evolución que han tenido en cuatro décadas. Sus conclusiones son contundentes: "El círculo vicioso que se integra entre la pobreza y la desnutrición es muy claro en amplias regiones del país (...) A través de los años, los estudios geográficos muestran las mismas áreas con los mismos problemas. Hay cambios, la mayoría del medio rural y hacia el empeoramiento, aunque algunos municipios mejoran sobre todo debido a áreas de desarrollo cercano que dan lugar a migraciones. Pero es indudable que existe una persistencia secular de las áreas muy críticas que en ciertas épocas del año llegan al hambre y que ponen en evidencia el subdesarrollo del país; en el fondo, el fracaso socio-político de más de 180 años de gobiernos y sociedad independientes". Desde 1967, las cartografías sobre la desnutrición en el país muestran el mismo mapa: los municipios rurales, y sobre todo, los indígenas, donde prevalece la agricultura de subsistencia, son los que tienen problemas graves de nutrición. En ese contexto no es difícil prever que los resultados de la próxima Tercera Encuesta Nacional de Nutrición que se levantará pronto y ha sido largamente esperada por los especialistas, necesariamente mostrarán una tendencia que se acentuó marcadamente en los noventa: la polarización. Es decir, el mejoramiento de las regiones con menos problemas nutricionales y el empeoramiento de las que ya tienen severos problemas. Los datos que arroja el estudio Estado nutricional de los niños indígenas menores de 5 años en México: Resultados de la Encuesta Nacional de Nutrición elaborado por el Instituto Nacional de Salud Pública (México, 2003) son reveladores: "Las prevalencias de baja talla y de bajo peso fueron mayores en indígenas que en no indígenas. En el ámbito nacional y en zonas urbanas las prevalencias fueron casi tres veces mayores (...) La prevalencia de anemia en indígenas fue un tercio mayor que en no indígenas en el ámbito nacional y entre 30 y 60% mayor en áreas urbanas y regiones estudiadas". El problema, sin embargo, puede ser mucho peor. Lo dejan muy claro los especialistas del INNSZ: "No porque en un momento dado sólo 30% de la población tenga familias con niños desnutridos quiere decir que sólo esas familias requieren ayuda (...) Se sabe que cuando en un estudio transversal 30 y 35% de los prescolares es denutrido, en estudios longitudinales, de incidencia, cerca de 80% pasa por un momento dado por la desnutrición, sea cuando se enferman o durante el destete". *** Nashieli Ramírez, coordinadora de Ririki Intervención Social y consejera de investigación de la Red por los Derechos de la Infancia en México, lo explica de este modo: "Los niños no nacen con un pan bajo el brazo, sino con un plan genético que contiene información sobre su desarrollo neurocerebral y los nutrientes actúan como los operadores de este plan". De ahí que, según los expertos, una leve desnutrición represente un factor de riesgo que incrementa la probabilidad de provocar daños irreversibles en las funciones cerebrales, que impactarán de manera negativa en su desarrollo intelectual. "¿Y todavía nos preguntamos por qué los niños y niñas de Chiapas, Guerrero y Oaxaca tienen los peores registros en educación básica del país?- pregunta la investigadora. Finalmente un niño con problemas de nutrición es un niño en desventaja, porque su nivel de aprendizaje siempre será menor". Eso es lo que le da a los números su verdadera dimensión: hasta los dos años de edad es posible compensar la desnutrición física, pero no hay reversa en los daños provocados en el aspecto congnitivo. Por eso, insiste Ramírez, el tema de la nutrición debería estar entre las prioridades de la agenda gubernamental. Y va todavía más lejos: "Necesitamos un Sistema Nacional de Nutrición que vaya más allá de los programas sexenales. Algo así como el Sistema Nacional de Vacunación, que es reconocido en el mundo por su eficacia. Pero mientras no lo tengamos, no vamos a poder avanzar". Según los investigadores del INNSZ, atender el problema nutricional y su reproducción en las áreas críticas "no es tan difícil". Países como Sri Lanka, China, Costa Rica, Cuba y Chile han tenido buenos resultados con programas técnicamente dirigidos de vigilancia nutricional, detección y atención de la desnutrición, enriquecimiento de básicos, alimentos de buen valor nutritivo y bajo costo, y seguridad alimentaria familiar. ¿Por qué México no lo ha logrado? "Por el abuso político de los programas de desarrollo social que están atados a la imagen de los gobernantes", decía hace unas semanas el doctor Abelardo Ávila (Masiosare 05/06). Nashieli Ramírez coincide: "No se trata sólo de entregar una papilla, hay que asegurar que se consuma", dice. "Pretender solventar la recomendación que el Comité Técnico de la ONU realizó al gobierno de México al segundo informe ('Es necesario desplegar esfuerzos más concertados para garantizar igual acceso a la atención de salud y para combatir la malnutrición, con especial hincapié en los niños pertenecientes a los grupos indígenas y los que viven en zonas rurales y remotas') a partir del número de consultas y papillas entregadas por Oportunidades, es vergonzoso". Más allá de opiniones, las conclusiones del estudio elaborado por el INSP en 2003, después de 36 años de realizada la primera cartografía de la desnutrición en México, dejan un triste sabor de boca: "Se recomienda el diseño y la aplicación de políticas y programas para eliminar las diferencias abismales en estado nutricio entre niños indígenas y no indígenas en México." * TRES MILLONES DE NIÑOS GORDOS
Es la gran paradoja de la nutrición en México: por un lado, la prevalecencia de la desnutrición y sus efectos, y por otro, emerge el sobrepeso y la obesidad, sobre todo en mujeres en edad reproductiva y niños menores de cinco años. Aunque la prevalencia exacta de la obesidad en niños mexicanos se desconoce, los especialistas aseguran que alta y tiene una fuerte tendencia hacia arriba. El estudio Factores asociados con sobrepeso y obesidad en niños mexicanos de edad escolar. Resultados de la Encuesta Nacional de Nutrición 1999, del Instituto Nacional de Salud Pública (Salud Pública de México, vol. 45, 2003) registra las señales de alerta: "La prevalencia nacional de sobrepeso y obesidad fue de 19.5%. Al aplicar el factor de expansión a la muestra del estudio se estimó que existen 2 millones 919 mil 657 niños en edad escolar con sobrepeso y obesidad en México. La ciudad de México y la región norte tuvieron la mayor prevalecencia de sobrepeso y obesidad (26.6% y 25.6%, respectivamente)". * TORTILLAS, CHILE, REFRESCO Y GANSITO Le dicen Sugar baby. Es una desnutrición por un excedente de aporte calórico por conducto de carbohidratos, básicamente por los azúcares refinados, que se presenta cada vez más en las comunidades rurales por el consumo de alimentos chararra y refrescos. "La penetración de la red de distribución de Bimbo está sustituyendo el consumo del pan doméstico y tortillas", explica Benito Manrique de Lara, presidente de San Miguel Proyectos Agropecuarios, una empresa que promueve la reconversión del cultivo del amaranto. En el argot médico, la desnutrición de un niño se mide en dos fases: amanciación (bajo de peso), y desmedro (bajo de talla). La primera repercute en la segunda y se debe a una desnutrición calórica y proteica. Es rural, y tiene una clara y mayor incidencia en las zonas indígenas, donde la dieta básica de los niños está compuesta por tortillas, chile, frijol (cuando la cosecha lo permite) y quelites. Pero ahora, dice Manrique, "lo que estamos viendo es un debilitamiento de las cadenas alimentarias locales en beneficio de los gansitos". * LA CRUDEZA DE LOS NUMEROS
Los estudios sobre nutrición en México son abundantes desde 1940. Las primeras encuestas nutricionales se levantaron entre 1958 y 1962, y en 1986, el INNSZ publicó en cinco tomos la Historia del Hambre en México, coordinada por Pablo Gonález Casanova. Empero, la forma más confiable de medir el estado nutricional en el país ha sido a través de las encuestas nacionales. Primero fueron las ENAL (Encuesta Nacional de Alimentación en el Medio Rural Mexicano), aplicadas por el INNSZ en 1974, 1979, 1989 y 1996 (en las últimas participaron el Instituto Nacional Indigenista, el Programa de Nutrición y Salud de la Dirección General de Salud Materno-Infantil y por el IMSS-Solidaridad). En 1995 se realizó la Encuesta Urbana de Alimentación en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. La primera Encuesta Nacional de Nutrición (ENN) fue aplicada en 1989 por la Secretaría de Salud y la última la hizo el Instituto Nacional de Salud Pública en 1999. Es el último registro nacional que se tiene sobre el estado nutricional en México. De todos los resultados, el estudio del INNSZ destaca uno: "No obstante el paso del tiempo y el cambio en la metodología para regionalizar las zonas críticas en nutrición, cualitativamente hablando las áreas siguen siendo las mismas". * ANEMIA POR HIERRO
Un niño bien nutrido puede tener anemia. O peor aún, un niño mal nutrido puede también tener anemia. La anemia de los niños mexicanos es provocada por la falta de hierro y sus consecuencias pueden ser terribles, porque su deficiencia tiene efectos directos en los procesos cognitivos. No es un asunto menor. Datos de la Encuesta Nacional de Nutrición revelan que 99.6% de los niños de entre uno y dos años en condiciones de pobreza presenta deficiencia en hierro; casi 50% de los menores de entre tres y cuatro años y cerca de 40% entre cinco y 11 años. A través del programa Oportunidades, el gobierno distribuye papillas con hierro para niños menores de cinco años y mujeres embarazadas y lactantes. Las últimas evaluaciones, empero, detectaron nulo avance en el desarrollo cognitivo de los niños. ¿A qué se debe? Los estudios revelan que el hierro de la papilla no está siendo absorbido por el organismo pues se trata de un hierro diluido. Ahora, los investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) trabajan en una nueva fórmula que permita subsanar la deficiencia. Eliminar la anemia, empero, no significa acabar con la desnutrición. * INFORME A DESTIEMPO
En junio de 1990, el Senado ratificó la adhesión de México a la Convención de los Derechos del Niño, adoptada por la ONU en 1989. En su artículo 24, la Convención señala que los "Estados parte" se comprometen a "combatir las enfermedades y la malnutrición en el marco de la atención primaria de la salud mediante, entre otras cosas, la aplicación de la tecnología disponible y el suministro de alimentos nutritivos adecuados". También se comprometen a informar periódicamente sobre los avances logrados. El gobierno mexicano envió su primer informe en 1993 y el segundo en 1998, aunque la presentación ante el Comité de los Derechos del Niño fue en 1994 y 1999, respectivamente. El tercer reporte debía presentarse en 2003, pero apenas se envió este año y la presentación ante el Comité está agendada "entre mayo y junio" de 2006. * AMARANTO: CULTIVO OLVIDADO EN LA ESTRATEGIA GUBERNAMENTAL Premio Nacional de Investigación en Alimentos y Premio Nacional de Ciencias y Artes, Alfredo Sánchez Marroquín fue director técnico de San Miguel de Proyectos Agropecuarios hasta 2000, año de su muerte. Esta empresa desarrolló investigaciones sobre el amaranto que le significaron el reconocimiento internacional (uno de los trabajos más importantes fue la producción de dos fracciones de harina integral de amaranto ricas en proteínas y almidón que contribuyen al mejoramiento del valor nutricional de la alimentación basada en la harina de maíz). Para 1984, Sánchez Marroquín escribía que el amaranto "es un grano extraordinario con un rol importante en el enriquecimiento de los nutrientes básicos de la dieta mexicana, con un buen balance de aminoácidos y una harina de buena calidad y altas posibilidades de preparación". Un proyecto piloto de la Secretaría de Salud en Mextiquic, San Luis Potosí, de reintroducción del amaranto a razón de 20 gramos por niño-día durante un año, recuperó 68% de niños desnutridos en 1996. Pero después, la propuesta desapareció de los programas gubernamentales. "Por miopía" sentencia Benito Manrique de Lara, para quien "la papilla de Oportunidades es una fórmula básicamente integrada por carbohidratos, leche en polvo que traen de Nueva Zelanda, una premezcla vitamínica del laboratorio Roche, sabores japoneses y 4% de azúcares de componente nacional. Es decir, están fortaleciendo la produccción de otros países cuando nuestra desnutrición es rural. Y no hay, en México, ninguna otra estrategia de fomento al cultivo para el autoconsumo." |