Usted está aquí: miércoles 22 de junio de 2005 Opinión Unión Europea: la guerra del presupuesto

Alejandro Nadal

Unión Europea: la guerra del presupuesto

El 18 de junio se cumplieron 190 años de la batalla de Waterloo. Dos días antes, en Ligny, el mariscal Blücher tuvo que retirarse frente al ejército de Napoleón, reorganizado desde su regreso de la isla de Elba. Inglaterra, Prusia y otras potencias buscaban invadir Francia y destruir al nuevo ejército. En Waterloo Napoleón pensaba que sólo enfrentaría las fuerzas del duque de Wellington. Le fallaron los cálculos, porque Blücher regresó a tiempo y al final de reñida batalla, Napoleón se quedó con la derrota, abdicó por segunda vez, Luis XVIII fue restaurado en el trono y comenzó la paz de cien años en Europa.

Hace 190 años la rivalidad francesa y británica se resolvía en los campos de batalla. Hoy parece dirimirse en las salas de juntas en Bruselas, donde hace una semana estalló la crisis político-administrativa más grave de la Unión Europea (UE). Hoy como ayer, la rivalidad franco-británica busca contar con Alemania para determinar el desenlace.

La rivalidad entre Blair-Chirac está en los orígenes de esta nueva crisis. Encarnan concepciones distintas del proyecto europeo. El primero busca una mayor liberalización comercial y financiera. El segundo apoya más un contrapeso a la hegemonía declinante del dólar estadunidense. En el proyecto neoliberal de Blair se pasea el fantasma de Margaret Thatcher. En el de Chirac, los sueños de grandeza de De Gaulle.

El próximo mes Blair asume la presidencia rotativa de la UE; para discutir sus planes y el presupuesto 2007-2013 se realizó una reunión de rutina en Bruselas la semana pasada. Ese fue el escenario de la confrontación con Chirac y Schröder. El presupuesto de la UE es de aproximadamente 100 mil millones de euros anuales. El pretexto de la ofensiva franco-alemana fue el reembolso (de 7.5 millones de euros anuales) sobre las asignaciones presupuestales que la Unión Europea proporciona a Inglaterra y que fue negociado por Margaret Thatcher en 1984.

El presupuesto sigue vigente hasta fines de 2006, pero era urgente evitar una aprobación tardía que podría causar un subejercicio en los fondos de compensación estructural que benefician a los diez países más pobres. El escenario estaba entonces preparado; se discutiría el presupuesto y se replantearía el tema del reembolso. Pero Blair hábilmente condicionó la renegociación de dichos reembolsos a replantear el tema de los subsidios a la agricultura, cuyo principal beneficiario es el sector agropecuario francés. Eso equivalía a vetar el proyecto de presupuesto.

La campaña de Blair está basada en un discurso sobre la ''Europa moderna'' y gira alrededor de las prioridades presupuestarias. En la actualidad, aproximadamente 35 por ciento del presupuesto de la UE es destinado al campo, donde vive 5 por ciento de los europeos. Ese monto es cinco veces superior al destinado para proyectos relacionados con el desarrollo científico, la educación y la infraestructura. Pero ese discurso oculta el hecho de que Inglaterra no es un beneficiario importante del arreglo por el tamaño de su sector agropecuario. El principal beneficiario es Francia. Además, es absurdo manipular el discurso político alrededor de una supuesta opción ''moderna'' y el modelo de la ''Europa vieja''. A pesar de su lento crecimiento y alto desempleo, Francia y Alemania contribuyen tanto como Inglaterra al despliegue de nuevas tecnologías. Es el ciclo económico por el que atraviesan las economías capitalistas lo que explica las bajas tasas de difusión y adopción de nuevas tecnologías.

El desenlace de la crisis europea estará marcado por las diferencias entre Francia y Alemania. Mientras en Francia el referéndum rechazó la Constitución europea, Alemania la ratificó en mayo. Además, hay fricciones por la sucesión de Noel Forgeard, el director general del consorcio Airbus, promovido como jefe de la Compañía Aeroespacial y de Defensa (EADS), la casa matriz de Airbus. Schröder quiere que lo suceda un alemán y Chirac no está interesado. Puede parecer un punto de discordia pequeño, pero las ramificaciones industriales del consorcio implican asignaciones de contratos multimillonarios.

Blair explota hoy las debilidades electorales de Chirac y Schröder. La de Chirac después del referéndum sólo es superada por la de Schröder que enfrenta a Angela Merkel, de centroderecha, en las elecciones generales del 18 de septiembre. Pero las debilidades de Chirac y Schröder no deberían animar demasiado a Blair. El veto sobre el presupuesto europeo terminará por afectar más a los países pobres que acaban de ingresar a la UE, es la ''nueva Europa'' que tanto dice amar Blair. Este puede ser el peor boomerang político para su presidencia en la UE.

Europa es un proyecto económico y político. El proyecto político puede regresar a la escala que tenía en el Tratado de Niza aprobado en 2003. No es indispensable contar con una Constitución europea. El proyecto económico puede y debe rediscutirse, pero eso no debe poner en cuestión al euro.

Hace 190 años quedaron tendidos en el campo de batalla de Waterloo unos 62 mil soldados. Hoy las rivalidades en Europa no acarrean esos costos, pero el resultado sí es determinante para la economía mundial.

 
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