Les exige trabajar dobles turnos, aun los domingos, su único día de descanso, aseguran
Zacatecas: empleados acusan a filial cervecera de orillarlos a renunciar
En enero debieron renunciar a muchas prestaciones con el argumento de una restructuración
Zacatecas, Zac., 21 de junio. A seis meses de que fueron obligados a renunciar a la mayor parte de sus prestaciones laborales -tras la firma de un nuevo contrato de trabajo, que no contempla, por ejemplo, el pago de utilidades-, decenas de trabajadores de la Compañía Cervecera de Zacatecas, filial del Grupo Modelo, son orillados a renunciar a su empleo.
Ingenieros electromecánicos denunciaron lo anterior a La Jornada, único medio que publicó en el país la "restructuración administrativa" que la cervecera realizó en diciembre pasado por su reciente inclusión en las bolsas de valores de Nueva York y Madrid, confirmó en esa fecha Rafael Sescosse Soto, secretario de Desarrollo Económico estatal.
A seis meses del primer cambio en la razón social para la cual trabajan más de 3 mil empleados de la cervecera más grande de América Latina -cuya producción anual rebasa 21 millones de hectolitros de cerveza-, a los trabajadores se les exige trabajar dobles turnos, aun los domingos, su único día de descanso, con el argumento de que ese día "se paga".
Rigoberto, José Luis, Francisco, Alex, Jaime y Edgar no soportaron más la presión y determinaron no regresar más a la factoría, ubicada en el municipio de Calera, 25 kilómetros al noroeste de esta capital.
Durante la entrevista con este diario surgieron la indignación e inconformidad. La casi nula existencia de otras industrias en Zacatecas obligará a muchos ingenieros electromecánicos o industriales, junto con sus familias, a buscar empleo en Aguascalientes, Saltillo o Monterrey.
Contrariamente a lo que opinó Sescosse Soto, cuando para defender la postura de la empresa declaró que "esto obedece básicamente a una estrategia del Grupo Modelo, desde el punto de vista fiscal, comercial, pero no implica mayor riesgo" para los trabajadores, los entrevistados advirtieron que desde enero pasado empezó a cambiar la situación interna de la cervecera.
Las nuevas disposiciones administrativas exigen a los directivos de esta planta producir más con menos recursos. Se preveía la reducción de la nómina de empleados, para "bajar costos", pero no despidiéndolos -para no indemnizarlos conforme a la ley-, sino obligándolos a renunciar.
"Ellos -los directivos- comenzaron a mover gente de un área a otra: tanto a ingenieros eléctricos y electromecánicos como vigilantes nos pasaron de una sección a otra totalmente diferente, donde no tenemos ninguna experiencia.
"Pero además nos asignaron ritmos de trabajo insoportables, de esclavos: entrábamos a las 6 de la madrugada para salir a las 14 horas, pero en ese momento nos informaban que debíamos doblar turno, hasta las 11 de la noche. Además teníamos que llenar nuestros reportes de gráficos y de sistemas, salíamos de la planta casi a la una de la madrugada... y a las 6 de la madrugada ya debíamos estar de regreso. Así toda la semana".
Pero esto no es todo: "lo peor comenzó cuando decidieron dejarnos sin nuestro día de descanso (obligatorio por ley), porque un día antes nos avisaban: mañana vienes a trabajar, te vamos a pagar tu día de descanso". Si no se presentaban, simplemente los sancionaban por "falta injustificada" y con la elaboración del respectivo "reporte".
Tras el acoso laboral, la renuncia. Algunos con más de cinco años de antigüedad prefirieron "aventar la toalla".
-Pero si sabían que no iban a aguantar, ¿por qué no hicieron algo para que los despidieran, pero con indemnización? -se les preguntó.
-Un compañero sí lo intentó, pero a final de cuentas lo único que logró fue que le levantaran 20 reportes por indisciplina, y finalmente lo obligaron a firmar su renuncia, tampoco le dieron un solo centavo.
-¿Pero al menos a los que han renunciado les han dado su carta de recomendación?
-No, ni madres, nada. No nos dan nada, nada más nos dicen: firme aquí, y ya, que porque no queremos trabajar. Pues no, así con esos ritmos no, ¡no somos esclavos!
Agregaron que los "presionan hasta que huye la gente por el ritmo de trabajo tan pesado. No quieren a la gente con experiencia y antigüedad; quieren contratar nuevo personal, que puedan amoldar a su modo".
En las últimas semanas la presión se ha tornado absurda, señalaron los entrevistados, ya que distintos jefes de turno han adoptado actitudes extremas con los trabajadores que se atreven a exigir el cobro de horas extras:
"Cuando uno les pide el pago respectivo, algunos jefes de turno nos responden, como si la Corona (la empresa) fuera de ellos: '¿Nos va a cobrar el horario extra? ¿Qué nosotros le cobramos cada envase roto? ¿Cada cerveza quebrada?'".
Así las cosas, varios tomaron la difícil determinación de renunciar. Reflexivos, tristes y a la vez indignados, ahora preparan en una destartalada computadora su currículum, para enviarlo por Internet a otras empresas y compañías fuera del estado, con la esperanza de encontrar un nuevo empleo "seguro". Incluso a más de uno les pasa por la cabeza la idea de irse de mojarras (indocumentados), al "otro lado", a Chicago o Los Angeles, "a ser lavaplatos estudiado". Ante esta frase todos guardaron silencio.