Usted está aquí: miércoles 15 de junio de 2005 Política Dos ejecuciones más en el supervigilado Nuevo Laredo

El operativo México Seguro, insuficiente hasta ahora

Dos ejecuciones más en el supervigilado Nuevo Laredo

Una de las víctimas fue abatida a 400 metros de un cuartel

ALBERTO NAJAR ENVIADO

Nuevo Laredo, Tamps., 14 de junio. Horas después de que Nuevo Laredo se convirtió en una de las ciudades más vigiladas del país, dos personas fueron ejecutadas, una de ellas a 400 metros del cuartel donde fueron arraigados los elementos de la policía municipal bajo la vigilancia del Grupo Aerotransportado de Fuerzas Especiales (Gafes). El cuerpo de la otra víctima, la número 67 en lo que va del año, fue cremado.

Los asesinatos ocurrieron no sólo durante la fase más intensa del programa México Seguro, que trajo a Nuevo Laredo a más de mil elementos de corporaciones federales, sino que sucedieron el mismo día en que el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández Flores, presentó un plan especial de seguridad para la localidad.

El funcionario reconoció que, de acuerdo con los primeros informes de la Procuraduría General de la República (PGR), la policía municipal fue infiltrada por las bandas de delincuencia organizada que se disputan el control de la plaza. Por esta razón, dijo, todos los elementos serán sometidos de forma permanente a pruebas antidopaje y de polígrafo; de hecho, en las primeras revisiones al menos seis elementos dieron positivo en los exámenes de consumo de drogas.

El llamado Plan Integral de Seguridad Pública, cuyo eje central es la creación de una nueva policía municipal, se recibió con reservas por los empresarios, a quienes fue presentado, y que virtualmente se declararon en estado de emergencia por la inseguridad.

Según el presidente del Comité de Desarrollo Industrial, Tomás Valdez Dávila, los gerentes de las maquiladoras instaladas en Tamaulipas han empezado a contratar escolta especial al viajar a Nuevo Laredo, además de que varios empresarios dejaron de promover inversiones en esta región.

''Sabemos que el problema es por el control de la ciudad por parte de dos bandas dedicadas al narcotráfico, con mucho dinero para comprar autoridades; tienen armas y entrenamiento para matar'', dijo Valdez Dávila. ''Es un asunto muy complicado para el gobierno, los comprendemos y apoyamos, pero no hay otra solución que aplicar la ley.''

Por lo pronto, la mañana de este martes fueron liberados los policías municipales que estaban acuartelados en su base central, aunque no han regresado a patrullar las calles, pues el Ejército mantiene aseguradas sus armas. Se espera que este miércoles se defina la situación jurídica de los 41 agentes locales laredenses, hasta este momento investigados en la ciudad de México, de los cuales se ha descubierto que casi la mitad cuentan con antecedentes de haber participado en distintas corporaciones y haber sido dados de baja por presuntas irregularidades.

Fuentes oficiales de la PGR informaron que si bien unos diez policías podrán abandonar las instalaciones de la Subprocuraduría de Investigación Especializada contra la Delincuencia Organizada (SIEDO), bajo reservas de ley, la mayoría serán arraigados en las próximas horas.

hasta ahora, soldados y agentes de las policías Federal Preventiva (PFP) y estatal vigilan Nuevo Laredo, lo que devolvió la calma a la población local, pero fue insuficiente para tranquilizar al gobierno de Estados Unidos, que estrechó las revisiones a peatones y vehículos que cruzan por los puentes internacionales de la región. Los elementos del Departamento de Aduanas utilizan, desde el domingo, chalecos antibalas y armas de grueso calibre.

No se sabe cuánto tiempo dure este operativo. El cónsul estadunidense, Michael Yoder, reconoció que, ''como todos los residentes de Laredo'', Texas, lo único que tienen es esperanza de que la situación mejore en este lado de la frontera.

Por su parte, el gobernador Hernández Flores dijo que la visita de este martes a Nuevo Laredo fue para efectuar ''actividades amables'', como la firma de un convenio con el Infonavit. Pocas, sin embargo, fueron las amabilidades encontradas.

La medianoche del lunes, José Dolores Jiménez Santiago, de 29 años, fue ejecutado con cinco disparos. El homicidio ocurrió a tres calles del cuartel central de la policía municipal, donde permanecían encerrados los 700 elementos de la corporación y el Ejército había montado un cerco especial de vigilancia.

Horas después, en un parque conocido como El Laguito, apareció el cuerpo de un desconocido, a quien sus asesinos prendieron fuego en medio de llantas de automóvil. Un grupo de bomberos rescató el cadáver.

En su encuentro con líderes empresariales, el gobernador se enfrentó a la crudeza de los números que revelan el virtual derrumbe de la economía en Nuevo Laredo por el clima de inseguridad. Y el vocero fue el empresario Valdez Dávila. Hoteles y comercios tienen caída de 30 por ciento en ventas; los médicos y dentistas, cuya clientela era de estadunidenses, redujeron sus consultas al mínimo. Familias enteras de alto consumo, añadió, se han ido a vivir a Texas y tienen a la venta sus casas de México.

La respuesta fue el Plan Integral de Seguridad que abarca, en términos generales, exámenes permanentes a policías municipales para depurar en forma constante la corporación; compra de armas, municiones, patrullas, equipo de radicomunicación y un sistema especial de monitoreo con cámaras de televisión en las zonas de alta delincuencia.

Más tecnología, pues. Una estrategia que, hasta ahora, ha rendido pocos frutos: en Nuevo Laredo, como en el resto de las poblaciones de la frontera tamaulipeca, la banda Los Zetas suele utilizar la frecuencia radial de las policías municipales para lanzar amenazas, intercambiar órdenes y hasta cerrar sus propios negocios.

En tanto, la procuraduría estatal concentró en Ciudad Victoria a 52 policías ministeriales que estaban adscritos a Nuevo Laredo, así como en Camargo y Río Bravo. El mismo procedimiento se aplicará a los agentes de Miguel Alemán, Reynosa, Matamoros, Río Bravo y Valle Hermoso, informó el titular de la corporación, Fernando Vallejo García.

Con información de Gustavo Castillo García y los corresponsales Martín Sánchez y Carlos Figueroa

 
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