Usted está aquí: lunes 13 de junio de 2005 Economía Contraria a intereses nacionales, la apertura de la energía a la IP

Un estudio sobre el caso de Petróleos de Venezuela muestra bajos rendimientos

Contraria a intereses nacionales, la apertura de la energía a la IP

El gobierno venezolano obtuvo escasas ganancias porque debió reducir la tasa impositiva para atraer a multinacionales, pero aumentó el costo de producción para la petrolera nacional

ISRAEL RODRIGUEZ

Ampliar la imagen Vista parcial de la refiner�de Pemex en Tula, Hidalgo FOTO Alfredo Dom�uez

La estrategia del gobierno mexicano, que busca la entrada de capital privado al sector energético con el argumento de que los recursos públicos son insuficientes, ha demostrado en otros países ser contraria a los intereses de las naciones dueñas de los hidrocarburos.

Lo anterior se desprende de un estudio realizado sobre el caso de apertura de Petróleos de Venezuela (PDVSA), a partir de 1992, país en el que se aplicaron los contratos de servicios, mediante los cuales las multinacionales actuaban como contratistas pero con la obligación de hacer las inversiones necesarias.

Además, se formaron ''asociaciones estratégicas'' con trasnacionales petroleras para la explotación de crudo pesado, lo cual representó importantes ingresos para las multinacionales en detrimento de PDVSA. Para hacerlos atractivos a las petroleras internacionales también se les redujo la tasa impositiva, pero aumentó el costo de producción para la empresa petrolera nacional.

En México desde finales de 2003 se establecieron los llamados contratos de servicios múltiples (CSM) que permiten a las empresas privadas, principalmente extranjeras, la exploración y explotación de gas natural en la Cuenca de Burgos, localizada entre los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.

Esta apertura, severamente cuestionada en términos jurídicos, no ha tenido el éxito previsto por Petróleos Mexicanos (Pemex) y de acuerdo con las prospectivas oficiales del mercado del gas natural, México continuará siendo importador neto del energético por lo menos hasta 2013.

Aun así, las autoridades insisten en realizar asociaciones estratégicas con las petroleras internacionales para incursionar en aguas profundas del Golfo de México, con el fin de incrementar la producción de crudo y aumentar la tasa de restitución de reservas petroleras.

En el caso de Venezuela, en un análisis realizado por Oliver L. Campbell, ex coordinador de finanzas de PDVSA, intitulado La apertura ha sido un gran éxito: ¿pero para quién?, el especialista recordó que en aquel país la apertura comenzó con 33 campos marginales. Se creó la modalidad de ''contratos de servicio'' mediante la cual las multinacionales actuaban como contratistas pero con la obligación de hacer las inversiones necesarias.

Todo el petróleo producido pertenecía a PDVSA, y las multinacionales recibían una remuneración para cubrir el costo de producción, recuperación de su inversión y un elemento de ganancia.

Luego le siguió la segunda fase de la apertura, con la explotación de los crudos extrapesados de la faja del Orinoco, situada en la parte del sur de la cuenca oriental de Venezuela, al norte del río Orinoco, cubriendo un área de 700 kilómetros de largo por 50 a 100 de ancho en los estados Monagas, Anzoátegui y Guarico.

Se formaron ''asociaciones estratégicas'' con las multinacionales. Se acordó la proporción del capital que cada socio pondría, pero en todos los casos la contribución de PDVSA era menos de 50 por ciento. Bajo esta modalidad, las multinacionales hacían las inversiones, operaban los campos y luego facturaban a PDVSA su tanto por ciento. A cada empresa le tocaba su proporción del petróleo producido en conjunto.

Según Oliver L. Campbell, quien durante varios años trabajó para la petrolera anglo-holandesa Shell, tanto los contratos de servicio como las alianzas estratégicas tuvieron éxito en cuanto a los volúmenes producidos. Se ha estimado que se producen casi 500 mil barriles por día de los campos marginales y casi 400 mil barriles diarios de la faja del Orinoco.

Sin embargo, ''si se analiza el margen por barril obtenido, la realidad es que el rendimiento ha sido decepcionante''. En el caso de los campos marginales, esto se debe a que el costo de producción es de 12 dólares por barril contra tres dólares en los campos normales.

En cuanto a la faja del Orinoco, el rendimiento para el gobierno ha sido bajo porque fue necesario reducir la tasa de impuesto sobre la renta a 34 por ciento, y la tasa del impuesto de producción, hasta uno por ciento en algunos casos, para atraer a las multinacionales.

Como conclusión el análisis advierte: ''Al invitar a las multinacionales a que desarrollen nuevos campos petroleros, hay que recordar que si la rentabilidad para ellas depende de una serie de incentivos especiales, esto quiere decir que la rentabilidad del negocio para el país sufrirá. El puro hecho de tener que hacer concesiones en cuanto a los impuestos, indica que no es un negocio redondo''.

 
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