Usted está aquí: martes 7 de junio de 2005 Política Reconoce EU a Aguilar Zinser como férreo defensor de la democracia en el hemisferio

"Sirvió a su país con dedicación e independencia de espíritu", asegura Kofi Annan

Reconoce EU a Aguilar Zinser como férreo defensor de la democracia en el hemisferio

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Nueva York, 6 de junio. Aunque Adolfo Aguilar Zinser fue recordado hoy por su contribución y su amistad por el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, y la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, entre otras figuras de la cúpula política y diplomática aquí, no hace mucho buscaban suprimir su voz y limitar su participación en los foros internacionales, en particular el bilateral entre México y Estados Unidos.

Hoy, Annan emitió una declaración señalando que Aguilar Zinser "sirvió a su país con dedicación, ingenio e independencia de espíritu en un momento crucial para el sistema multilateral, y será recordado con respeto y afecto por muchos colegas alrededor del mundo".

Por su parte, la secretaria Rice pidió un minuto de silencio en la reunión de cancilleres de la OEA en Florida, y lo caracterizó como un embajador distinguido, "un férreo defensor de los derechos humanos y la democracia en el hemisferio, y un buen amigo para muchos de los que estamos reunidos en este salón".

Aguilar Zinser se atrevió a desafiar a algunas de las fuerzas más poderosas de su tiempo tanto en México como en Estados Unidos, desde Carlos y Raúl Salinas hasta el gobierno de George W. Bush en Washington, y al final hasta el gobierno al que ayudó a llevar al poder. Pero, entre sus múltiples logros y hazañas, su contribución a la relación bilateral estuvo entre las más importantes.

Muchos conocen su trayectoria en el ámbito del análisis político y, más tarde, como legislador, estratega de campañas políticas y como funcionario y embajador. Pero una de sus contribuciones fundamentales a la relación bilateral es tal vez menos conocida.

Pocos saben que fue coautor de la primera propuesta política alternativa al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); fue uno de los primeros intelectuales mexicanos que reconocieron que Estados Unidos era más que Washington, y participó durante más de una década impulsando un intercambio entre sectores sociales de ambos países.

Tal vez es más sabido que al final de su periodo como embajador de México ante la ONU enfrentó una decisión entre defender los intereses del gobierno de Vicente Fox y defender los principios diplomáticos históricos de México enmarcados en la Carta de la ONU, y con gran costo personal optó por lo segundo, provocando la creciente ira del gobierno de George W. Bush contra él en lo personal, y concluyendo con el rompimiento del gobierno de Vicente Fox con él (todavía está a debate si esto fue por y/o para Estados Unidos o no).

Durante toda su trayectoria política e intelectual, Aguilar Zinser provocó críticas por sus decisiones, tanto de sectores progresistas como de sectores ligados a las cúpulas del poder. Asumía los costos, nunca buscó escapar de ellos. Se proclamaba independiente, a veces en momentos inoportunos para los que colaboraban con él, partidos, instituciones y personas, pero jamás lo hacía como maniobra, sino según sus convicciones.

Por medio de sus estancias en Estados Unidos, como profesor y catedrático visitante en el Carnegie Endowment for International Peace, en la Universidad de Chicago, en la Universidad de California en Berkeley, y su participación en incontables foros académicos y de análisis político en las principales instituciones, y hasta ante el Congreso de Estados Unidos, logró romper una y otra vez la versión oficial de México y de la relación bilateral y con ello amplió el espacio político e intelectual para un diálogo más franco y real sobre su país y la relación bilateral.

Hazaña valiente

Una de sus hazañas más valientes fue atreverse a ser uno de los voceros de más alto perfil de la oposición a la propuesta oficial del Tratado de Libre Comercio, junto con un reducido grupo de líderes sociales y un par de intelectuales más. Fue acusado de "traidor" a la patria por Carlos Salinas de Gortari, junto con unos cuantos colegas, por presentarse en el primer foro de oposición al TLCAN celebrado en el Congreso de Estados Unidos. Así, estuvo entre los primeros en inaugurar un amplio frente trinacional (con contrapartes de Canadá) de líderes nacionales de sectores sociales, académicos y políticos que ofrecieron una crítica a fondo de la formulación de una de las piezas claves del proyecto neoliberal en América del Norte.

Pero no estaba satisfecho con sólo decir no: Aguilar Zinser y sus colegas formularon lo que sería una contrapropuesta al TLCAN, la llamada Iniciativa Continental de Desarrollo, presentada por Cuauhtémoc Cárdenas en Estados Unidos y Canadá antes de la conclusión de la negociación del TLC. Fue la primera propuesta desde América Latina que incorporaba los intereses de trabajadores, pequeños granjeros, consumidores y ambientalistas estadunidenses a un proyecto alternativo de desarrollo para las Américas. Fue fruto de una iniciativa de diálogo intenso con representantes de sectores sociales y fuerzas políticas estadunidenses y canadienses, donde se llegó a un consenso inusitado en la historia de las relaciones bilaterales. O sea, no fue la idea de un grupo más de intelectuales aislados, sino fruto de un proceso intenso de intercambio con los actores directamente afectados por la integración económica.

En la propuesta se planteaba que el comercio no es un fin en sí, sino un medio para el desarrollo, y que primero se tenía que definir qué tipo de desarrollo se deseaba antes de determinar qué tipo de acuerdo comercial se necesitaba para cumplir con ese fin. Dentro de esta propuesta, vale señalar en el contexto actual, se incorporaba de manera prioritaria el asunto de la migración como parte de cualquier acuerdo. Además se ofrecía un esquema para un desarrollo que beneficiara a la mayoría de los trabajadores de los tres países, el desarrollo rural y la protección del medio ambiente de los tres países, no como asuntos secundarios sino como ejes de cualquier tratado.

Partiendo de esto, se proponía que un tratado que incorporara los intereses de las mayorías de los tres países era la mejor garantía para la estabilidad y el desarrollo a largo plazo.

Aguilar Zinser fue uno de los primeros intelectuales que reconocieron que con el acelerado proceso de integración económica había surgido lo que él llamaba "un nuevo interlocutor en la relación bilateral, el actor social".

No fue sorprendente, por lo tanto, que junto con los pesares expresados durante las horas recientes por políticos, académicos y diplomáticos en este país, también haya líderes sindicales, ambientalistas, activistas de derechos humanos y otros que se han comunicado para expresar sus condolencias a la familia y a los amigos de Aguilar Zinser. Hoy algunos recordaron su participación, junto con un entonces amigo, ante una asamblea de trabajadores en el sur de Estados Unidos, o ante dirigentes sindicales en Nueva York, o con líderes sociales de México, Estados Unidos y Canadá en un club de blues en Chicago.

A la vez, Aguilar Zinser fue una fuente obligada de referencia para los medios estadunidenses durante los pasados 20 años, además de ayudar a dirigir proyectos de investigación y de análisis bilaterales a varios niveles. Estaba igualmente dispuesto a participar en un pequeño y modesto foro de grupos sociales que a entablar conversaciones con estudiantes en una de las grandes universidades del país, o con figuras famosas en las instituciones políticas de mayor prestigio, o en los pasillos del poder en Washington, y hasta en el propio Consejo de Seguridad de la ONU durante uno de los momentos más críticos de su historia.

Nunca se confundió con su puesto ni con su figura pública; no le importaban las pretensiones ni las decoraciones del poder en sí. Por ello, famosos y poderosos, junto con amigos y cuates de ninguna importancia en las matemáticas del poder, lo consideraban su amigo. Directo, y sin cuidado sobre la impresión que dejaba, siempre accesible a los reporteros, Aguilar Zinser fue, como él mismo se definió, "un diplomático poco diplomático".

Sus contrapartes lo admiraban justo por eso, por no engañar sobre quién era, a pesar de los costos de a veces no guardar las formas, o de declarar lo que pensaba en una coyuntura donde hacerlo no era lo más "pragmático" o aconsejable. Por eso contaba entre sus amigos a funcionarios, diplomáticos, políticos, dirigentes sociales, académicos y estudiantes, algunos "importantes", otros desconocidos.

Ser víctima de su humor cortante, o de sus juegos retóricos y bromas, era una manera en que se confirmaba si uno era amigo o enemigo.

México pierde a un destacado interlocutor en el ámbito bilateral. Estados Unidos pierde a un intérprete independiente y destacado de México y la relación bilateral. Este corresponsal pierde a un amigo.

 
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