La Jornada Semanal,   domingo 5 de junio  de 2005        núm. 535
 

Felipe Garrido

Mentiras transparentes

-No, no, no. ¡Eso es un disparate! —dijo don Atanasio palmeando en el escritorio, pues a veces sus alumnos lo impacientaban.

—Yo vi el dibujo —dijo alguien con acento de chilango y hubo voces de aprobación.

—¡Cuál dibujo! Eso lo pintó Brueghel el Viejo, en 1563, cientos, miles de años después de Babel. Nunca hubo una sola lengua.

—La Biblia dice —dijo Frida, que se colaba a veces, con el libro en las manos; los hombros desnudos y dorados a la luz de la mañana...

—No importa lo que diga la Biblia —dijo el viejo con una caricia de voz—. Babel se repite todos los días. Cuando se trabaja con una misma voluntad, aunque se hablen idiomas distintos, volvemos a levantar la torre —la muchacha sonrió; sentía que el maestro le hablaba sólo a ella—. Pero si tenemos la voluntad dividida, si no queremos ponernos de acuerdo, entonces, aunque usemos las mismas palabras...

—¡Ahi viene el chingadazo! —dijo alguien en el fondo y salieron todos corriendo, gritando, empujándose, como acostumbraban, porque había sonado la campana.