Usted está aquí: sábado 4 de junio de 2005 Política Chiapas, entidad piloto para instaurar el ecoturismo dictado por el Banco Mundial

Según la Conadepi, es una alternativa económica sostenible sin destruir el ambiente

Chiapas, entidad piloto para instaurar el ecoturismo dictado por el Banco Mundial

Los indígenas pueden ofrecer "servicios que tienen que ver con su forma de vivir", señala

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Ampliar la imagen En el �a lacandona las autoridades han encontrado m�oportunidades que en ning�ro lado para el llamado ecoturismo FOTO La Jornada

San Cristobal de las Casas, Chis., 3 de junio. Chiapas se ha vuelto la entidad piloto del país para experimentar un modelo de desarrollo ecoturístico que se propone combatir la pobreza, generar empleos, proteger el ambiente, y demás "mantras" de la política social neoliberal que sigue los dictados del Banco Mundial (BM), con "buenas intenciones" impermeables al riesgo que representan como instrumentos de contrainsurgencia o de mera descomposición social.

La filosofía oficial ha decidido que lo mejor para que los indios se desarrollen es llenarles sus pueblos, ríos y lagunas con turistas. Y en ninguna parte esta idea ha prendido más que en el gobierno de Chiapas. Aquí se desarrollan actualmente 52 proyectos ecoturísticos, proclama una y otra vez la propaganda oficial, como si fuera la inversión ideal en medio de la gran militarización, la injusticia imperante y la rebelión en curso de las comunidades zapatistas que se han conformado en la autonomía. ¿Resultará aquí el turismo la mejor manera de "preservar las culturas y las riquezas culturales"? Sería novedoso; generalmente, el turismo descampesiniza, expropia y destruye culturas, tradiciones y riquezas.

Ya es, por lo pronto, "el sector de mayor crecimiento económico, así como un importante medio potencial de desarrollo para las poblaciones marginadas", según reiteró este miércoles el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía en la ciudad de México, en reunión con el embajador de Francia, Richard Duqué, y la titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (Conadepi), Xóchitl Gálvez. Los funcionarios constituyeron, con numerosas dependencias federales, el comité organizador del Segundo Foro Internacional de Turismo Solidario (FITS) 2006, a celebrarse en Chiapas el año próximo.

Según reporta la prensa, el gobernador chiapaneco "destacó que su gobierno desarrolla el programa más ambicioso de infraestructura que se ha realizado en Chiapas, mediante la construcción de caminos rurales y carreteras de la red nacional de autopistas, hospitales, y un programa de electrificación de la zona lacandona, lo cual está generando un clima ideal para el turismo social en la entidad" (El Heraldo de Chiapas, 2 de junio).

Se trata de una política federal, y en esta entidad las autoridades han encontrado más oportunidades que en ningún otro lado. Tantas aguas, selvas, wildlife, ruinas, culturas aún fotogénicas. No es casual que la mayor parte de los proyectos ecoturísticos en Chiapas broten alrededor y dentro de la selva Lacandona, y hasta de Montes Azules. Es decir, la cuenca del Usumacinta en la frontera con Guatemala, y por el norte las aguas hermosas los ríos Tulijá, Chacamax, Chancalá y Bascán.

En estos días que el BM es acusado por sus críticos de ser "arma de empobrecimiento masivo" (medio en chiste por aquello de la guerra de Irak y la llegada de su artífice, Paul Wolfowitz, a presidir el organismo), no pueden minimizarse los efectos de los entusiasmos gubernamentales (así en Chiapas como en Perú, Ecuador, Brasil, República Democrática del Congo, Sudáfrica, Madagascar, etcétera) por seguir esa ruta del BM, central en la doctrina social de gobiernos como el de Vicente Fox.

El ecoturismo en regiones indígenas, según documentos públicos de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, es considerado una alternativa para el "desarrollo sustentable" de las comunidades. Conadepi promueve tal actividad en los siguientes términos: "El ecoturismo es hoy uno de los sectores de la industria turística en más rápido crecimiento, puede ser una alternativa de utilización del territorio que constituye una fuente importante de ingresos para las comunidades organizadas, a partir del manejo del patrimonio natural y cultural".

Y puntualiza: "Muchos destinos atractivos para el ecoturismo en el mundo se sitúan en zonas habitadas por pueblos indígenas, que son el hábitat de comunidades del que dependen para obtener sus alimentos, materiales de construcción y medicinas, actividades íntimamente relacionadas con las unidades productivas primarias". De allí, la Conadepi da un salto conceptual y determina que "una comunidad bien organizada puede beneficiarse económicamente por la llegada de turistas, a los cuales pueden ofrecer una gama de servicios que tiene que ver con su propia forma de vivir".

Con una lógica menos impenetrable, al menos en términos del posible beneficio económico por esta reconversión turística, la Conadepi agrega: "El ecoturismo puede significar para los pobladores de esas regiones creación de puestos de trabajo, aumento de los ingresos y un nuevo impulso a la manufactura artesanal". Aunque queda todavía por determinar lo que es una "gestión idónea" (sic), el ecoturismo ofrece una alternativa económica sostenible y una posibilidad de generar ingresos sin destruir el ambiente.

"Para que el ecoturismo sea efectivamente viable, las comunidades deben participar en la ordenación de esta actividad y obtener de ella un beneficio colectivo", añade la Conadepi.

De acuerdo con el "modelo conceptual" que promueve el gobierno federal, "las actividades de las pequeñas empresas turísticas de ejidos y comunidades pretenden revertir la tendencia del turismo masivo, poco respetuoso de la naturaleza" (pero que tampoco acude, y menos "masivamente", a estas regiones indígenas, salvo cuando el Estado y los empresarios pavimentan alguna para "desarrollarla"). La Conadepi considera que estas metas se alcanzarán "mediante la promoción de las actividades culturales cotidianas de los pueblos y sus costumbres, motivo de interés para el visitante y de recuperación y revaloración de su propia tradición para la comunidad".

Está por demostrarse si el nuevo ecoturismo (carreteras, hoteles y balnearios incluidos) en verdad ayuda a preservar la diversidad cultural y natural. Pero es ante las provocaciones que significan para las comunidades los proyectos ecoturísticos en lugares como laguna de Miramar, Roberto Barrios, Jerusalén, la zona norte o ciertas partes de Montes Azules, así como los problemas ecológicos y comunitarios que han causado muchos proyectos ya instaurados alrededor de la selva Lacandona, que cabe preguntarse si no debería revisarse el "modelo" de los neoliberales. ¿O de eso se trata: de reventar los lazos comunitarios, desactivar la agricultura, expulsar mano de obra y abrir camino para las trasnacionales en la codiciada selva de Chiapas? De ser así, van bien.

 
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