Usted está aquí: sábado 4 de junio de 2005 Opinión Las UMAE: racionando la atención médica

Gustavo Leal F.*

Las UMAE: racionando la atención médica

Además de casi expulsar de la cobertura del IMSS a los jornaleros, apremiar las guarderías e intentar hundir las prestaciones del contrato colectivo de trabajo, Santiago Levy -con la complicidad del director de Prestaciones Médicas, Onofre Muñoz- pagó 20 millones de dólares al Consorcio Hospitalario de Cataluña para que las unidades médicas de alta especialidad (UMAE) sigan racionando la atención médica.

En su Informe 2004, Levy refirió que -establecidas en el Reglamento de Organización Interna del IMSS- las UMAE se encontraban en "fase de implantación, contándose con 20 autorizadas por el Consejo Técnico" y que ellas se "conceptualizan como unidades que resuelven con efectividad problemas de salud de alta complejidad diagnóstico-terapéutica, forman personal con alto nivel académico y promueven investigación en un marco de autonomía operativa".

¿"Autonomía operativa"? En realidad, las recomendaciones del consorcio catalán -asumidas directamente por Levy y Beatriz Zurita, coordinadora de Planeación y Desarrollo (Reorganización de los servicios de atención a la salud. Política de desconcentración en el IMSS)- para esa "autonomía operativa" se reducen a entregar el mismo presupuesto histórico del hospital (ahora UMAE) a un director y su equipo -pagados varias veces por encima de los salarios actuales- para que a través de la "nueva" figura del médico "gestor", los que son de base "adquieran el compromiso y la responsabilidad para el buen uso de los recursos" de la UMAE. ¿Cómo?: vía la "disminución en la variabilidad de la práctica clínica" o, lo que es lo mismo, "gestionando" o racionando la atención médica (Fundamentos de gestión clínica, IMSS, Dirección de Prestaciones Médicas, núm. 1, abril 2004, p. 17).

Así, Levy no enfrentó nunca -en todo el sexenio- los determinantes que pesan sobre el estado de la atención médica institucional que le legara su ex jefe Ernesto Zedillo -en mucho, gracias a la "reforma" de 1995, que le amputó el sistema de pensiones-, y dándole la vuelta al mismo presupuesto histórico -con el pobre "argumento" de la "autonomía operativa"- ahora descarga sobre los médicos y enfermeras una nueva obligación "gerencial" para que atiendan -sin infraestructura- una demanda acrecentada, con los mismos salarios y acusándolos, de paso, de ser los trabajadores "privilegiados" que tanto le irritan al "historiador" Enrique Krauze. ¡Un director "financiero" muy eficaz!

La prueba del fracaso de esta singular revolución "gerencial" se palpa en la operación cotidiana de las UMAE. Por ejemplo, en el Hospital de Especialidades (UMAE) Bernardo Sepúlveda del Centro Médico Nacional Siglo XXI se suspenden cirugías porque no hay guantes ni medicamentos en los quirófanos, soluciones y casi todo el material quirúrgico. Además, los monitores de signos vitales operan "a medias" o están descompuestos. Las sillas de ruedas son hechizas. Tras seis meses de desabasto y corrupción -gracias al modelo UMAE- los equipos de atención han roto el silencio y explican sus penosas condiciones de trabajo a los derechohabientes, así como la "brillante" estrategia "gerencial" de Levy. Lo hacen con cuidado porque, saltando por sobre la bilateralidad que establece el contracto colectivo de trabajo, el director de la UMAE tiene facultades para despedirlos. Sin embargo, los pacientes privados -introducidos clandestinamente- son bienvenidos: para ellos sobran los recursos que les niegan a los derechohabientes. Sonó la hora de las mafias: los pagos de los privados no ingresan a la UMAE y, ahora, los servicios "se venden" (Imagen Médica, 9/3/05).

Mientras tanto, Levy, aún cobrando 213 mil pesos mensuales -por encima del salario del Presidente de la República-, ha sido incapaz de ubicar 3 mil 179 equipos e instrumental médico nuevo que permanece (seis años en promedio) en las bodegas del IMSS. Según la Auditoría Superior de la Federación (ASF), hay "deficiencias en 86 por ciento de los hospitales, lo cual afecta la calidad de los servicios". La ASF ha documentado también que bajo Levy, el instituto "opera con sólo una tercera parte de los quirófanos y consultorios de especialidades que requiere para brindar un servicio de calidad, sirviéndose de alrededor de 65 por ciento de las enfermeras que necesita".

Levy tampoco ha hecho nada por los 377 inmuebles (282 unidades médicas) expuestos a riesgos -según un diagnóstico de la Dirección de Planeación del IMSS- ni por los 11 hospitales inconclusos (algunos suspendidos desde ¡1982!) y 51 que operan con "mala calidad", pero sí amenaza con condicionar las urgentísimas contrataciones de médicos y enfermeras hasta que los trabajadores "renegocien" su régimen de jubilaciones y pensiones (obsesión que lo desvela inútilmente desde que empezó el sexenio).

No obstante lo cual -nuevamente según la ASF-, bajo su "dirección" el IMSS autorizó en 2003 donativos por 146 millones de pesos a tres instituciones que no se encontraban legalmente constituidas cuando se autorizaron los pagos: Fundación IMSS, Movimiento Unificador Nacional de Jubilados y Asociación de Promotoras Sociales Voluntarias, a más de que el IMSS se niega a proporcionar la información de cuatro fideicomisos a su cargo.

¿Por dónde empezará el nuevo gobierno a poner orden? ¿Por las nefandas UMAE? ¿O llamando por fin a rendir cuentas al primer director "financiero" capaz de rentar un lujoso jet Falcon 50 para sus viajes, desembolsando -con cargo al IMSS- entre 5 mil y 6 mil dólares por hora?

* Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco

 
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