Usted está aquí: lunes 30 de mayo de 2005 Política Bienes de la nación y áreas protegidas

Iván Restrepo

Bienes de la nación y áreas protegidas

Hace 80 años, cuando la capital del país no se desbordaba sobre sus áreas boscosas y agrícolas, se tomó la decisión de declarar Bien de la Nación a las barrancas, manantiales, arroyos, ríos, lagos y lagunas del valle de México. La medida abarcó 14 barrancas al suroeste de la ciudad: las de los ríos Becerra, La Piedad, Tacubaya, De la Morena, Jalalpa, Del Muerto, Mixcoac, De San Clemente, Las Aguilas, La Angostura, Hueyatla, Del Moral, Tlalpizahuaya y Puerta Grande.

Aunque el tema ambiental y la contaminación no eran entonces asunto prioritario ni problema, quienes tomaron esa medida sabían que esas barrancas y corrientes de agua eran irremplazables fábricas de oxígeno y alimentadoras de los mantos freáticos de los cuales se extraía el agua para una creciente población. Además, en las horas de más calor se convertían en caminos de salida del aire caliente mientras en la noche permitían el paso de humedad proveniente de los bosques que rodean a la cuenca. Las barrancas, ríos y arroyos propiciaban los últimos reductos de una flora y fauna características de la región y servían de áreas de descanso y refugio de las aves migratorias.

El crecimiento anárquico citadino permitió que las barrancas fueran invadidas por asentamientos humanos y la mayoría convertidas en basureros y colectores de las aguas negras de las colonias que surgieron en sus alrededores. A pesar de que son propiedad federal, la corrupción, los intereses políticos y económicos permitieron que en ciertas partes de las barrancas se erigieran condominios a los que se sumó la invasión "hormiga" de los sin techo, permitida a cambio de votos para el PRI.

Hace 10 años, fraccionadores con influencia intentaron establecer un "desarrollo ecológico" en las 340 hectáreas de la barranca más extensa que se ha salvado de la depredación, la de Tarango. Los promotores de este negocio inmobiliario "moderno", con su club de golf, pretendían construir allí una zona habitacional de alto nivel y diversos negocios y servicios, aprovechando que 70 por ciento del terreno es propiedad privada.

La oposición de grupos ecologistas y de asociaciones de residentes de la delegación Alvaro Obregón obligó a las autoridades a negar los permisos requeridos y así proteger la naturaleza y la calidad de vida de la población. Mas cuando se pensaba que Tarango estaba a salvo de la invasión del asfalto, en febrero pasado vecinos de Las Aguilas, Villa Verdún, Lomas de Axomiatla, Tarango y San Bartola Ameyalco alertaron a las autoridades y a la opinión pública de la intención de urbanizar la barranca.

Además de mencionar las graves daños que se causarían al medio y a la población, los vecinos piden al gobierno de la ciudad que esa zona se mantenga como área verde y de recarga de los acuíferos, que se destinen más recursos a limpiarla de basura y aguas negras, y que el bosque sea objeto de protección y rehabilitación.

La Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) informó que, como parte de los trabajos del Eje 5 Poniente, reubicaron a 300 familias instaladas en la barranca, misma que permanecerá libre de construcciones. Adelantó la conveniencia de declararla Area Natural Protegida, para lo cual es necesario expropiar la parte en poder de particulares. Sería lo mejor para la ciudad.

Pero entre lo que se promete y lo que se cumple hay a veces abismos. Dos ejemplos: 1) la barranca donde estuvo el club hípico La Sierra, en Contadero, delegación Cuajimalpa. Nadie ha podido impedir la construcción de varias decenas de lujosas mansiones en esa área natural. Es que cuentan con la complicidad de funcionarios de la misma Seduvi, de la delegación y de otras dependencias citadinas. Los promotores son los mismos de Tarango. 2) La barranca de El Huizachal, en el municipio conurbado de Huixquilucan. Decretada hace 11 años área natural protegida, un consorcio comenzó la construcción de 52 casas. El hecho fue denunciado hace ocho meses por los vecinos. Finalmente, hace unos días la autoridad clausuró el "desarrollo inmobiliario"; sin embargo, nada garantiza que sea para siempre.

 
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