Irá juez británico a Cuba por litigio sobre boleros y sones
Londres, 25 de mayo . La batalla legal por viejos ritmos cubanos, empezada el 10 de mayo en Londres, se deplazará a La Habana, decidió el miércoles el juez británico encargado de dirimir la disputa entre dos compañías musicales, una estadunidense y otra cubana. El sello Peer International Corporation y la Editora Musical de Cuba (EMC) se disputan los derechos por boleros y sones de antaño, que se volvieron populares en el mundo tras el éxito del disco Buena Vista Social Club, en 1997, y luego la película del mismo nombre, de Wim Wenders. El juez, sir John Edmund Frederic Lindsay, quien cumplirá 70 años en octubre, dictaminó el miércoles que, ante la mala calidad de los testimonios por video, él mismo viajaría a Cuba en septiembre próximo para escucharlos. La firma estadunidense Peer tiene los derechos de muchos de los temas de Buena Vista Social Club. EMC reclama para los herederos pagos por canciones que, alega, nunca les aportaron un centavo a sus compositores. Peer asegura que pagó derechos a los compositores hasta la revolución cubana, en 1959. Después de eso, el embargo impuesto por Estados Unidos impidió hacer pagos a Cuba, aseguró en la corte el representante del sello, Pushpinder Saini. Sostuvo también en la corte que el gobierno cubano se ha apropiado ilegalmente de los derechos sobre esa música, que asegura le corresponden a Peer desde los años 1930. El sello cubano alega por su parte que los contratos originales no son válidos, porque fueron "ofertas inescrupulosas" que no están reconocidas por la ley. La decisión del juez de viajar a Cuba es "muy inusual", reconoció el abogado Graham Shear, del equipo legal de EMC. "El juez estima que es importante escuchar a esos testigos, que en su mayor parte son herederos de los compositores, muchos de los cuales tienen edad avanzada, y algunos están enfermos", dijo el abogado, que se congratuló de la decisión adoptada por Lindsay. Las audiencias sobre este pleito legal deberán reanudarse en septiembre en La Habana, tras la decisión del juez británico.
Afp