Usted está aquí: martes 24 de mayo de 2005 Opinión Clonación terapéutica: ¿dónde estamos?

Javier Flores

Clonación terapéutica: ¿dónde estamos?

Algunas enfermedades y condiciones de incapacidad en los humanos son resultado de defectos de un tipo particular de células. Por ejemplo, la diabetes es resultado de la deficiencia de las células del páncreas productoras de insulina; la enfermedad de Parkinson es consecuencia de defectos en células nerviosas productoras de dopamina y la parálisis que resulta de las lesiones de la médula espinal implica la destrucción de neuronas motoras. La clonación terapéutica tiene como objetivo la obtención de células sanas que pudieran remplazar, mediante trasplante, a las que han perdido sus funciones.

Pero todavía estamos lejos de la aplicación clínica de la clonación. No obstante, es una esperanza fundada en sólidas bases científicas. Por ejemplo, actualmente es posible obtener células primordiales (llamadas troncales o madres), a partir de las cuales se pueden derivar células especializadas, como neuronas, células del páncreas o de otros tipos. También se han logrado avances importantes en modelos animales, como la corrección del Parkinson y de algunos tipos de inmunodeficiencia, así como el restablecimiento de la actividad motora en lesiones medulares.

Pero a pesar de estos adelantos, es muy importante saber dónde estamos. Ha pasado todavía muy poco tiempo desde que se produjo el primer reporte de clonación en humanos. Esto ocurrió en marzo de 2004, cuando el grupo de Woo Suk Hwang, de la Universidad Nacional de Seúl, en Corea del Sur, informó la creación de una línea de células troncales, mediante la transferencia del núcleo de células humanas no sexuales en óvulos de la misma persona. Al probarse hace apenas un año que esto es posible en nuestra especie, podría pensarse que se inicia un largo recorrido, pues para llegar a una aplicación clínica es necesario contar previamente con pruebas de que el trasplante de estas células es efectivo, seguro y tolerado.

Este es precisamente el terreno en el que se sitúa el nuevo reporte de Hwang y sus colaboradores, aparecido el jueves pasado en la versión electrónica de la revista Science, del que se dio cuenta oportunamente en estas páginas. Este trabajo se dirige a explorar condiciones que pueden permitir acelerar las aplicaciones clínicas de la clonación. Es interesante detenerse en algunos de sus resultados:

1. En este trabajo se han creado 11 líneas celulares. Estas células son pluripotenciales, es decir, son células troncales que pueden dar lugar a las diferentes variedades celulares en la especie humana. En el trabajo previo de Hwang y sus colaboradores, se había creado sólo una línea celular. Así, la eficiencia en este procedimiento se ha incrementado notablemente en el lapso de tan sólo un año.

Cada una de las 11 líneas creadas puede dar lugar a células de las tres capas embrionarias. Por ejemplo, células de la piel, retina y células nerviosas (ectodermo); células musculares, cartílago, células renales y hueso (mesodermo) y células gastrointestinales y respiratorias (endodermo).

2. Estas células troncales se obtuvieron por la transferencia de núcleos de células de la piel de personas que sufren algunas enfermedades o lesiones. Estos núcleos se introducen dentro de óvulos de donadoras voluntarias a los que previamente se eliminan los núcleos. Así se construyen células con la información genética de la persona de la que se obtuvo el núcleo, es decir, del propio enfermo. Las líneas celulares obtenidas tienen cromosomas normales, que son análogos a los de los donadores del núcleo. Muestran además compatibilidad inmunológica con el paciente, lo que elimina las posibilidades de rechazo posterior a un trasplante, lo que constituye uno de los resultados más importantes.

3. Las células de la piel de las que se toman los núcleos son células sanas. Por ejemplo, si una persona sufre una lesión en la médula espinal por un accidente automovilístico, no hay por qué esperar que las células de su piel tengan alguna alteración. Por otra parte, si la persona padece alguna patología genética, en la que además de las células sanas hubiera otras que puedan desplegar características de la enfermedad, éstas pueden ser empleadas, no para trasplante, sino para entender mejor las características del mal, su evolución y ensayar en el laboratorio diferentes formas de tratamiento.

4. En el trabajo previo de Hwang, los núcleos se obtenían de la misma mujer que donaba los óvulos (lo que tiene gran importancia, además de biológica, desde un punto de vista sociocultural y filosófico), pero no se sabía si podían derivarse nuevas líneas celulares cuando las donantes fueran mujeres diferentes, o si éstas podían ser prepúberes, encontrarse en edad reproductiva o en la etapa posmenopáusica; también se ignoraba qué ocurría si el donador era hombre, ya fuera niño o adulto. En el trabajo que se discute se obtuvieron resultados exitosos en todas estas condiciones, lo que revela que este procedimiento terapéutico podría ser usado en personas, independientemente de su sexo o edad.

5. Las células se cultivan en un medio formado por elementos biológicos del propio donante, es decir, materiales de origen humano, por lo que se eliminan componentes de origen animal que habitualmente forman parte de los medios de cultivo y que son un contaminante cuyos efectos, al provenir de otras especies, pueden ser indeseables.

No es casual que este trabajo haya producido reacciones tan rápidas y diversas en el mundo, y me refiero no sólo al medio científico, sino también a otros ámbitos como el político, el económico y el religioso, pues muestra que en tiempos muy breves pueden acelerarse las condiciones que permitan la aplicación clínica de la clonación humana. Cada día estamos más cerca.

 
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