Usted está aquí: martes 24 de mayo de 2005 Economía Aerolíneas y televisoras de México, ¿imposible competencia?

Aerolíneas y televisoras de México, ¿imposible competencia?

A 20 años de lanzar el programa de privatización, el gobierno trata de revertir sus desastrosos efectos

En algunos casos, sobre todo en la manufactura sujeta a competencia, la privatización resultó un éxito. Pero otras liquidaciones dejaron problemas duraderos

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Antena de transmisi�e Televisa Chapultepec. Senadores de diferentes partidos han lanzado una campa�ara modificar las reglas aplicables a la televisi� fin de permitir la creaci�e una tercera cadena televisiva FOTO Francisco Olvera

A casi 20 años del lanzamiento de un intensivo programa de privatización, México trata de revertir sus desastrosos efectos. El gobierno planea una nueva liquidación de las dos más grandes aerolíneas del país, las cuales volvieron a manos del Estado tras la bancarrota que sufrieron a mediados de la década de 1990, poco después de su privatización.

Mientras tanto, un grupo de senadores de diferentes partidos ha lanzado una campaña para modificar las reglas aplicables a la televisión a fin de permitir la creación de una tercera cadena televisiva, y así superar al duopolio que surgió en 1993, tras la privatización de la cadena estatal Imevisión.

''La mayor parte de las reformas que empezaron a mediados de los ochentas fueron aprobadas siempre y cuando no alteraran el orden político de México'', afirma Luis Rubio, jefe del organismo mexicano independiente Centro de Investigación para el Desarrollo (Cidac). Esto significa que se rompieron algunas reglas a favor de los buenos contactos de negocios, mientras el gobierno retuvo el control sobre las más importantes industrias estratégicas.

En algunos casos, sobre todo en la manufactura sujeta a competencia, la privatización resultó un éxito. Pero otras liquidaciones dejaron problemas duraderos.

El sistema bancario se fue a la bancarrota y fue vendido a extranjeros tras un rescate de 65 mil millones de dólares. Las radiodifusoras y las aerolíneas están controladas por duopolios, mientras el país se agobia bajo el peso de los servicios de telecomunicación más caros del mundo.

El reto de reprivatizar las aerolíneas ilustra las dificultades de enmendar errores a la hora de la venta. Mexicana y Aeroméxico dominan las principales rutas internas de México, con excepción de vuelos hacia algunos lugares turísticos de playa, donde juegan su parte algunas aerolíneas pequeñas, pertenecientes a los estados, entre ellas AeroCaribe y Aerolitoral.

Cintra, la compañía controladora gubernamental que maneja las cuatro aerolíneas, abandonó el plan de vender Mexicana y Aeroméxico fusionadas en una sola unidad.

La Comisión Federal de Competencia lo había aceptado de manera provisional, siempre y cuando a la empresa resultante de la fusión de Aerolitoral y AeroCaribe -también en vías de privatización- se le dieran suficientes rutas y recursos para competir.

La razón que se adujo para el cambio de opinión fue que a dicha empresa le llevaría años prepararse para la competencia contra un rival más grande.

El dilema de Telmex

El incidente tiene paralelo con el dilema que México enfrentó hace más de una década, cuando privatizó Teléfonos de México (Telmex), el monopolio de telecomunicaciones.

A Roller Noll, economista de la Universidad de Stanford que asesoró a México en la venta de Telmex en 1990, le desecharon la propuesta de privatizar por separado los servicios de telefonía local y de larga distancia, después de instituir una entidad reguladora independiente.

La alternativa elegida por el gobierno generó mucho más dinero para la hacienda pública, pero su efecto a largo plazo fue crear una extraordinaria gallina de los huevos de oro para los inversionistas que adquirieron la empresa. Carlos Slim, quien encabezó el grupo de inversionistas que compró Telmex, es ahora el cuarto entre los hombres más ricos del mundo.

El dilema, dice Noll, es entre decidir si el principal objetivo de la privatización es ''generar mucho dinero para el gobierno'' o mejorar el desempeño de la industria.

''La forma de generar la mayor cantidad de dinero es privatizar el monopolio con un mínimo de regulaciones. Si el objetivo es mejorar el desempeño, primero se establece una entidad reguladora, luego los competidores, y después se privatiza la competencia''.

Aparte de un sistema regulatorio descrito por Noll como ''inviable desde el inicio'', México enfrentó el consejo contradictorio del Banco Mundial que recomendó vender Telmex como un monopolio.

''En el momento en que la privatización se efectuó en México, en el Banco Mundial dijeron que era una industria muy frágil y que no habría incentivos para la inversión. Fue un completo error'', explica Noll.

Precios que responden a razones políticas

Otro embrollo es la privatización de Tv Azteca, la segunda televisora del país, creada mediante la venta de estaciones en 1993 con la finalidad de constituir una competencia para Televisa, el monopolio anterior. Después de la privatización resultó que Ricardo Salinas Pliego, quien compró la compañía, había obtenido un préstamo de 30 mdd de Raúl Salinas de Gortari, hermano del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari. La adquisición contribuyó a convertirlo en uno de los hombres de negocios más poderosos de Latinoamérica.

''En los casos en los que no hubo competencia extranjera, como en los bancos y la televisión, los precios se abrieron a la negociación y hubo poca transparencia. En consecuencia, los precios fueron muy altos y se fijaron por razones políticas'', dice Rubio, de Cidac.

Los senadores que presionan para la reforma del sector argumentan que Tv Azteca y Televisa funcionan como un duopolio, y los dos consorcios han batallado duro contra una ley que pretenda crear una tercera emisora.

Una cobertura negativa de ambos consorcios televisivos es una terrible amenaza para cualquier político, lo cual no pasaría si hubiera más competencia. Pero, como muestra la experiencia contundente de la privatización mexicana, una vez que una industria ha sido privatizada sin competencia, ésta es casi imposible de implantar más tarde.

FUENTE: EIU/INFO-E

 
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