Usted está aquí: domingo 22 de mayo de 2005 Cultura Un Hamlet para la chaviza de hoy, pero fiel a la idea shakespeariana

Me llevó tres años hacer una versión entendible, considera el director Juan José Gurrola

Un Hamlet para la chaviza de hoy, pero fiel a la idea shakespeariana

Divertir a la gente con un texto de hace 400 años, propósito de mi montaje, expone

ARTURO JIMENEZ

Ampliar la imagen La obra, con una duraci�e casi cuatro horas, se representa hasta mediados de junio en el teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura de la UNAM FOTO Mar�Luisa Severiano

Al parecer, luego de tres años de búsqueda, el director Juan José Gurrola ha encontrado un Hamlet que ''le quede'' a México, a Latinoamérica y a la chaviza, pero que, a la vez, retome los planteamientos más profundos de William Shakespeare en una versión dramatúrgica y escenográfica muy personal y para el siglo XXI.

Con un anecdotario a cuestas, como el retardo de su estreno, la salida de Ignacio López Tarso y la entrada emergente de Rogelio Guerra como el rey Claudio, el también dramaturgo estrenó hace unos días su puesta al día de Hamlet. Príncipe de Dinamarca, un reflejo de su creatividad y naturaleza explosiva y caótica.

Gurrola, quien aparte intervino en la escenografía, confiesa que lo más difícil de ese proceso creativo y de exploración de la obra, que se presenta en el teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura, fue poder llegar a decir: "Este es mi Hamlet".

Pero al parecer le funcionó, pues durante las casi cuatro horas que dura la obra, la huella de Gurrola se percibe en la de Shakespeare para regocijo de los espectadores, que la noche del estreno llenaron el teatro universitario y aplaudieron a Daniel Giménez Cacho (Hamlet), Rogelio Guerra (rey Claudio tío de Hamlet), Farnesio de Bernal (ministro Polonio), Edwarda Gurrola (Ofelia) y a todo el elenco y equipo de trabajo, en el que destaca un posmoderno vestuario de harapos.

El director y dramaturgo, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2004, abunda sobre su Hamlet:

"Afortunadamente tenía yo la línea recta de Daniel, que fue firme, y entonces pude hacer varios cambios en la puesta en escena. Buscaba concebir el Hamlet que le quedara a México y a la chaviza, que fuera divertido y cabrón, no el Hamlet poderoso, inteligente u homosexual. La intención era divertir a la gente durante tres horas y media, que fueran felices con un texto de hace 400 años."

Gurrola hizo una investigación del tiempo en que Shakespeare escribió su obra. "Fue una investigación detectivesca de por qué los piratas o por qué se odia a la madre, y comencé a darme a cuenta de varias cosas. En ese momento a Shakespeare se le está cayendo el teatro El Globo, su mujer lo abandona".

Comenta que hubo un momento muy importante en el que el equipo de trabajo se dio cuenta de que lo presentado era el original de Shakespeare. Como "se lo pirateaban un chingo", Shakespeare le entregó al editor la versión definitiva, la cual nunca vio puesta.

"Como se le había ido su vieja y quizá tenía unos amoríos con su mecenas, 'HW', empezó a escribir en la soledad más de 10 mil versos de lo que era el original. Y ahí mismo Shakespeare se dio cuenta que todas sus obras eran una mierda: que si los celos, que si el amor.

"Y en Hamlet no. Aquí comienza a hacer un juego, una adivinanza, un proyecto de rompecabezas más alto que toda la dramaturgia contemporánea. Por eso está ahorita vigente. Y por eso Hamlet está entre el columpio de no saber y la incertidumbre, la teoría cuántica y todo eso. Y sobre todo, cómo enfrentar al poder corrupto.

"Hamlet no lo enfrenta con 'te voy a meter un puñal', sino que empieza a planear una venganza más elaborada. No puede caer en el crimen aunque se le haya aparecido el fantasma de su padre asesinado. Entonces comienza a hacerse amigo de su madre, después de que le había dicho que era una prostituta."

Guiños recíprocos

Pero todo eso "es menor", dice Gurrola, y retoma y plantea que en ese momento William Shakespeare ya "está harto" de las posibilidades del teatro y de las pasiones de las gentes.

''Por eso se puso a hacer un crucigrama, un columpio que se va para acá o para allá, y que el público disfruta de uno u otro extremo y no puede determinar que todo sea causa y efecto. Esta es una obra acausal.

''No funcionan las analogías, sino que es una anagogía (una especie de elevación mística o algo sublime) mucho más profunda donde no se puede descansar el pensamiento para decir '¡ah, la venganza de Hamlet es porque mataron a su papá!', porque todas las muertes ahí son casualidades."

-¿Qué diría Shakespeare de esta puesta de Gurrola?

-Nos guiñaríamos el ojo. Shakespeare y yo somos hombres de teatro. Lo que quiero es que la obra se entienda totalmente. Latinoamérica ahora tiene una traducción -que viene de mi experiencia con Alfonso Reyes, Pedro Enríquez Ureña, Octavio Paz, José Gorostiza- y que pone el español en contra del inglés en escena.

''Todos los que habían traducido a Shakespeare son unos malabaristas poéticos que quieren presentarse como iguales de poetas. No, Shakespeare es escena. En eso hemos triunfado. Ahora, aparte de la puesta en escena, tenemos un Hamlet y un Shakespeare entendibles. Y eso me costó tres años.''

 
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