Usted está aquí: viernes 20 de mayo de 2005 Mundo Habrían muerto unas mil personas por la represión en Uzbekistán, afirman 40 ONG

Vaticina la Sociedad de Derechos Humanos uzbeka una revuelta en el país asiático

Habrían muerto unas mil personas por la represión en Uzbekistán, afirman 40 ONG

La violencia ha provocado la radicalización de los sectores islámicos: dirigente opositor

AFP, REUTERS Y DPA

Ampliar la imagen J�es se manifiestan contra la represi�esatada por el r�men del presidente Islam Karimov en Uzbekist� ayer frente a la embajada uzbeka en Bishkek, la capital de Kirguist�FOTO Ap

Helsinki, 19 de mayo. La Federación Internacional de Helsinki (FIH) para los derechos humanos, que agrupa a unas 40 organizaciones no gubernamentales (ONG), dijo hoy que unas mil personas podrían haber muerto en la represión contra manifestaciones opositoras la semana pasada en Uzbekistán.

A su vez, el presidente de la Sociedad de Derechos Humanos de Uzbekistán, Talik Yabukov, señaló que 700 personas murieron en Andizhán, 200 en Pahkta y otras cien cerca de la frontera con Kirguistán.

Además, predijo que "habrá una revuelta en Uzbekistán" contra el régimen del presidente Islam Karimov, aliado de Estados Unidos, país al que presta bases militares en la frontera con Afganistán.

Por lo pronto, las fuerzas uzbekas retomaron el control de Karasuu, en la frontera con Kirguistán, donde los manifestantes uzbekos prendieron fuego a edificios oficiales hace algunos días e hicieron huir a las autoridades locales.

Los guardias fronterizos y la policía regresaron a esta ciudad de 30 mil habitantes, separada del país vecino por un puente que ha sido cerrado por Karimov, quien pretende impedir el comercio fronterizo.

Tres dirigentes del movimiento de protesta local, entre ellos Bajtiar Rajimov, presentado como jefe de los radicales islámicos de la localidad, fueron detenidos por las tropas, según testigos.

"Dicen que son fanáticos. Pero no es verdad", declaró Alim un vendedor de la parte uzbeka de la ciudad.

Un dirigente de la oposición uzbeka en el exilio, Mukhammad Salij, afirmó que un Islam moderado es una de las características de Uzbekistán, pero que la represión ha provocado una radicalización.

Desde hace años, los defensores de los derechos humanos denuncian al gobierno de Tashkent que, con el pretexto de luchar contra los radicales, ataca a todos los movimientos religiosos y a la oposición.

El gobierno organizó la víspera una visita relámpago a Andizhán para diplomáticos y periodistas extranjeros, aunque no los llevó a la plaza donde ocurrió la matanza, y volvió a insistir en que la mayoría de los "169 muertos" eran rebeldes armados.

En tanto, la presión internacional se acentuó sobre Uzbekistán: la Unión Europea pidió a Karimov "dar muestra de moderación", y autorizar "inmediatamente una investigación internacional independiente de los eventos en Andizhán. Esperamos que se conceda acceso sin trabas al Comité Internacional de la Cruza Roja, al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados y a otras organizaciones internacionales".

El Departamento de Estado estadunidense reconoció a su vez que "se está haciendo notorio que cifras muy elevadas de civiles fueron ultimados por el uso indiscriminado de la fuerza por las autoridades uzbekas".

 
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