Usted está aquí: miércoles 18 de mayo de 2005 Opinión Los Dardenne y Jarmusch aportan lo más fuerte de la competencia

Leonardo García Tsao

Los Dardenne y Jarmusch aportan lo más fuerte de la competencia

Ampliar la imagen Pell James, Stacey Smith, Jim Jarmush, Tilda Swinton, Bill Murray y Julie Delpy al llegar a la proyecci�e Flores rotas FOTO Afp

58 Festival de Cannes

Cannes, 17 de mayo. Hoy ha sido el día más satisfactorio de la competencia y nuevamente ha corrido a cargo de unos veteranos de Cannes. Con Broken flowers (Flores rotas), el estadunidense Jim Jarmusch ha dejado la revisión genérica de Hombre muerto (1995) y Ghost Dog (1999) para volver a la comedia lacónica en que se desenvuelve con naturalidad. En este caso, Don Johnston (Bill Murray), solitario magnate de las computadoras, recibe una carta anónima de quien profesa ser una de sus múltiples ex parejas y le confiesa haber tenido un hijo suyo, ahora de 19 años. Su vecino (Jeffrey Wright), detective amateur, le da todas las pistas para localizar y entrevistarse con todas las mujeres con quienes tuvo relaciones en cierto periodo, para conocer la identidad de la madre de su hijo.

Por supuesto, el viaje emprendido por Johnston le permite hacer una revisión introspectiva de su pasado y las conclusiones no son agradables. Jarmusch aprovecha además para lanzar dardos satíricos hacia cierto modo de vida gringa -entre sus ex novias, figuran una consejera de cómo organizar closets y armarios, madre de una Lolita literal, y una experta comunicadora/ terapeuta de mascotas. El estilo parco del director es perfectamente complementado por la actuación de Murray, quien ha elevado la ironía de sus expresiones a una especie de arte minimalista.

En un registro opuesto, aunque también referido a un proceso de maduración, se encuentra L'enfant (El niño), sexto largometraje de los hermanos belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, anteriormente ganadores de la Palma de Oro por Rosetta (1999). La trama gira en torno a Bruno (Jerémie Renier), joven ladronzuelo que se rencuentra con la joven madre que acaba de dar luz a su hijo. Acostumbrado a hacer trueque con todo, Bruno decide vender a su bebé y ese acto irreflexivo tendrá consecuencias dramáticas.

Por suerte, los Dardenne han dejado su estilo de seguir a sus personajes con una constante y vertiginosa cámara en mano. Su enfoque sigue siendo directo y naturalista, pero de una forma precisa. No hay espacio aquí para las fiorituras formales. Ni tampoco para las nociones de falsa trascendencia espiritual, o reflexiones sobre el significado del tiempo muerto, ni tantas otras poses que nos han torturado en los últimos días. L'enfant se remite a contar una historia con el peso del verismo, y gracias a esa ejemplar sencillez consigue conmover, sin caer en el lado discursivo de un Ken Loach, digamos, ni tampoco en el melodrama que podría haber resultado con los mismos elementos. La convicción de la película también reside en la interpretación de Renier, quien había encarnado a un personaje similar, cuando niño, en La promesa, realizada por los mismos cineastas en 1996.

Aunque ya con esos títulos nos daríamos por bien servidos hubo una tercera concursante, la china Sueños de Shangai, de Wang Xiaoshuai. De inspiración autobiográfica, la película se sitúa a principios de los 80 cuando el gobierno chino dispuso la descentralización, obligando a muchos trabajadores a abandonar Beijing y Shangai para trasladarse con sus familias a pueblos rabones de la provincia. El sobrio drama se centra en los hijos adolescentes que sufren de opresión -se les prohíbe usar tacones o pantalones acampanados- y aislamiento social. Wang se reveló con su opera prima, la independiente Los días (1993, exhibida en el Canal 22 del sexenio pasado), que mostraba por vez primera que los chinos jóvenes también se deprimían y sufrían crisis existenciales. Sueños de Shangai abunda en ese tema con una mayor elaboración estética.

Hasta ahora la mexicana Batalla en el cielo, de Carlos Reygadas, ha dividido a la crítica internacional, encontrando el mayor número de elogios entre la francesa (bien sur), la italiana y la gringa. El periódico Libération inclusive ya la propuso como candidata a la Palma de Oro. En cambio, los colegas españoles, ingleses y latinoamericanos no se han dejado llevar por el engaño.

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