Usted está aquí: domingo 15 de mayo de 2005 Opinión La culpa colectiva y gangsters chinos elevan el nivel

Leonardo García Tsao

La culpa colectiva y gangsters chinos elevan el nivel

Ampliar la imagen La actriz francesa Talia posa para los fot�fos a su llegada a la presentaci�e la pel�la Cache, de Michael Haneke. La cinta se encuentra en competencia oficial por la Palma de Oro FOTO Afp

Cannes, 14 de mayo. Tal como lo estipula la estrategia, el nivel cualitativo de la competencia registró una mejoría iniciando el fin de semana. El director austriaco Michael Haneke ha participado en cuatro ocasiones anteriores en el certamen y esa preferencia constante se justifica en un cine, por lo general, incisivo, aún provocador y formalmente impecable. Cache (Escondido) es el título de su nueva realización y se refiere a lo que permanece oculto en la mentalidad de un ciudadano francés en apariencia liberal y bienpensante. Georges (Daniel Auteil), el conductor de un programa cultural de televisión, empieza a recibir videos y mensajes anónimos que lo perturban a él y su esposa Anne (Juliette Binoche). La investigación personal lo lleva a la figura de un argelino que, durante su infancia, fue casi adoptado por los padres de Georges. El ahora adulto argumenta su inocencia pero recuerda cómo su acusador se encargó de separarlo de la familia.

El estilo frío pero preciso de Haneke establece qué tanto los videos funcionan como la memoria, como una evocación de la mala conciencia racista, latente en el común del ciudadano europeo. Salvo un momento chocante, Cache es, además, la película menos agresiva del cineasta a la fecha. Ciertamente es el título más sólido en lo que va de la competencia.

Este día no ha habido tema común pues la otra concursante, Elección, de Johnnie To, no podría ser más diferente. Dada la nueva preferencia de la selección por cierto cine de género -muy elogiada el año pasado por Tarantino- ya no sorprende la presencia de una muestra convencional de cine de gángsteres al estilo Hong Kong. Según lo indica el título, es tiempo de elecciones en la mafia china, la legendaria tríada, y los diversos bandos discuten para colocar a su favorito como líder; un proceso en el que hay más transas, alianzas efímeras, sobornos y puñaladas traperas que en cualquier asamblea interna del PRI. Lo único notable es la elegancia formal con la que el cineasta resuelve esas complicadas maquinaciones, sobre todo la recuperación de un cetro que legitima al nuevo jefe. Curiosamente, debe tratarse de la primera película de gangsters modernos en la que no se dispara un solo tiro. Toda la violencia es de contacto personal: espadas, machetes y hasta una pesada piedra. Sin duda, el prolífico To será llamado pronto a Hollywood para unirse a otros artífices del género como John Woo y Ringo Lam.

Para mañana hay mucha expectativa por la competidora mexicana, Batalla en el cielo, de Carlos Reygadas. Ya se corrió el rumor de que contiene escenas de sexo explícito y eso es un atractivo irresistible. Incluso algunas publicaciones se han referido a ella como The mexican brown bunny, en alusión a la película escándalo de Vincent Gallo, estrenada aquí hace dos años, que concluía con una gráfica demostración de sexo oral.

Por lo pronto, el clima de Cannes cambió repentinamente el día de hoy. El Sol y el calor de los primeros días han sido sustituidos por una lluvia constante. El síntoma es inconfundible: Arturo Ripstein ya debe haber llegado a Cannes para promover su documental Los héroes y el tiempo, un testimonio sobre la guerrilla en los años 70 que también se estrena mañana, en una función especial de la Semana de la Crítica. Como se sabe, Ripstein suele llegar a cualquier festival, aunque sea en el desierto del Sahara, acompañado de nubarrones cargados de lluvia.

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