Usted está aquí: sábado 14 de mayo de 2005 Opinión TUMBANDO CAÑA

TUMBANDO CAÑA

Ernesto Márquez

Cita con Silvio en el Zócalo

IR AL ENCUENTRO con Silvio Rodríguez es para muchos una manera de refrescar los viejos ideales y poner al día su gusto por la trova. Sobre todo porque este hombre de 58 años de edad ha sabido equilibrar su pensamiento y postura política con la apuesta por una forma de hacer que parte de la tradición musical de Cuba, misma que ha permeado a todo el continente y que a él le ha servido para dar a conocer su realidad circundante y concientizar al respecto de los valores del hombre.

SILVIO, LO HEMOS dicho en reiteradas ocasiones, es un soberbio compositor y un poeta de largo alcance el cual siempre ha sido congruente con su vivir y su pensar y al que en México se le conoce prácticamente desde sus inicios, cuando agazapado tras su guitarra se presentaba en la vieja librería Gandhi como punta de lanza de un movimiento, el de la Nueva Trova Cubana, que a partir de la guitarra como herramienta sonora, había detonado las viejas estructuras de la canción para hacerla más libre y participativa.

HIJO LEGITIMO DE la trova, Silvio la dotó de un sello personalísimo al enriquecerla con una suerte de poesía y música que se alimentaba de los más variados ejes temáticos. Basta tan sólo con echar una mirada a las canciones publicadas en ese momento para entresacar un catálogo de temas que eran eje de sus preocupaciones fundamentales: problemas de la construcción de la nueva sociedad cubana (Canción de la nueva escuela, Cuba va), el internacionalismo (Santiago de Chile, Canción urgente para Nicaragua), la solidaridad (Si tengo un hermano, Fusil contra fusil), el amor (Con 10 años menos, En el claro de la luna), autobiográficas (El papalote, El rey de las flores); reflexiones sobre la vida y la muerte (Al final de este viaje en la vida quedará, Días y flores), sobre la historia reciente o pasada (Girón preludio, El mayor), acerca del oficio de cantar y sus problemas creativos (Playa Girón, Testamento)...

CANCIONES QUE PARTIAN de una idea personal o colectiva, de un personaje o una situación, para acercarse al sentido de la existencia, tanto en sus aspectos más profundos, intangibles o filosóficos, como diarios y cotidianos que va desarrollando y afinando en el transcurso del tiempo.

POR ESO, SI alguien quisiera encasillar estos trabajos, y los más recientes, en algún esquema estético, conceptual o en etiquetas contenedistas, le resultaría muy difícil por el vasto y diverso abanico de temas, emociones y sensaciones arropados con diversos recursos musicales que van desde la guitarra sola hasta el de una orquesta sinfónica, pasando por agrupaciones de son, rock o jazz.

AHORA, CON 58 años de edad, embarnecido del cuerpo, un poco calvo y con una voz titilante Silvio se nos presenta como el observador minucioso, el cronista puntual de lo humano, que pese a todos los pesares no ha perdido su capacidad de hacer bellas y profundas canciones que quizá para los lerdos resulten "raras" o tristes pero que para muchos (y muchos son muchísimos) signifiquen todo lo contrario. Su más reciente propuesta musical, Cita con ángeles, es muestra fehaciente de ese buen hacer.

EL FONOGRAMA, LANZADO el 14 de noviembre de 2003 y aparecido sigilosamente en México a mediados del año pasado, consta de 11 canciones que según nos ha dicho el trovador: "Han sido influidas por los desastres que ha vivido el mundo en los pasados tres años: el atentado a las Torres Gemelas, las invasiones a Afganistán e Irak y la circunstancia que vive la Revolución Cubana". Aunque también está contenido por otras emociones como el amor ("que nunca falte"), el nacimiento de su hija Malva, el de su primer nieto, Diego y la muerte de sus amigos Vicente Garrido y Marcos Huerta a quienes dedica la canción Pedacito de papel al viento.

EN ESTE TRABAJO Silvio denota madurez conceptual y de ejercicio lírico en el tratamiento de las canciones, así como unos desarrollos musicales sencillos pero elegantes, ajustados al propósito de la canción y muy apegados a las raíces trovadorescas de antaño; esto quizás por carecer del acompañamiento sinfónico de Expedición, su producción anterior, o por aquello de que el juglar siempre vuelve a la guitarra.

LA TEMATICA DE las actuales canciones viene a ser la misma que el compositor ha vindicado a lo largo de su fructífera carrera, destacando la variedad de sensaciones sentimentales que le provoca la experiencia de ser padre y abuelo a la vez. Así en el primer corte, Mi casa ha sido tomada por las flores, Silvio manifiesta el enorme contento que le invade por el arribo de su hija Malva y de su nieto Diego. Mientras que en el tema siguiente, Cita con ángeles nos monta en una sucesión de hechos y circunstancias desafortunadas y trágicas que develan lo inhumano del ser humano.

En otras, como Camelot y Alabanzas nos lleva desde la denuncia más rotunda hasta la introspección más emotiva.

De este material musical, más algunas canciones inéditas y otras ya clásicas, es de lo que se armará el trovador para su concierto de este sábado a las 20:30 horas en el Zócalo capitalino. Actividad organizada por DFiesta a petición de los miles y miles de trovadictos.

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