Usted está aquí: jueves 12 de mayo de 2005 Política En riesgo, la estabilidad del Magreb, advierte Mohamed Abdelaziz

REPORTAJE / EL LATENTE CONFLICTO DEL SAHARA OCCIDENTAL

En riesgo, la estabilidad del Magreb, advierte Mohamed Abdelaziz

Ampliar la imagen Mohamed Abdelaziz, presidente de la Rep�a Arabe Saharaui Democr�ca, durante la entrevista con La Jornada FOTO Blanche Petrich

Rabuni, Campamentos de Refugiados Saharauis. Un día, "¡solamente un día! para que el pueblo saharaui acuda a las urnas y decida si desea acceder a la autodeterminación o anexarse a Marruecos". Eso es todo lo que el presidente de la República Arabe Saharaui Democrática, Mohamed Abdelaziz, pide al mundo. "No es mucho, ¿verdad?", sonríe.

Casi con terquedad, el mandatario cita las resoluciones de la ONU y el derecho internacional que reconocen este derecho como las "armas que vencen las pretensiones expansionistas de las potencias". Su firme convicción en las posibilidades de la diplomacia, aun a contracorriente de una situación mundial que parece haber perdido el interés en una solución pacífica para el Sáhara occidental, le ha valido que en algunos medios le llamen el "Gerry Adams" del desierto, en alusión al líder del Sinn Fein irlandés que logró el acuerdo de paz con Londres, algo que parecía misión imposible... hasta que sucedió.

No es fácil averiguar la edad de este jefe de Estado, que se muestra tímido; ni saber de dónde viene o cualquier otro dato de su biografía. Sistemáticamente rechaza hablar de sí mismo. Lo que importa, insiste, es hablar de la causa saharaui, de su derecho a la autodeterminación y la independencia. Sólo falta este último paso para que Africa cierre la oscura etapa del colonialismo; para que un cuarto de millón de personas que viven en campamentos en el desierto argelino puedan regresar a sus propias tierras, a sus ciudades y aldeas.

Ronda los 50 años. Casi siempre viste uniforme del Ejército de Liberación Popular Saharaui, al que pertenece desde que era joven. Vive con su esposa, Hadija -quien preside la Unión de Mujeres-, en una jaima idéntica a las miles de tiendas de lona donde viven los refugiados, en el campamento "27 de enero". Pero despacha en ésta, la capital administrativa, en una casa presidencial austera, como todas las demás edificaciones.

Desde luego, Abdelaziz -que ofreció una entrevista a La Jornada- ha estado al tanto de las fluctuaciones de la política exterior mexicana, que a partir de una alianza comercial con el gobierno de Marruecos, entablada apenas en febrero de este año, se ha manifestado por un "nuevo gran acuerdo" en el diferendo del Magreb, en lugar de pronunciarse claramente por la solución dictada por el Consejo de Seguridad de la ONU, que establece la realización de un referéndum para la autonomía.

-¿Qué riesgos ve usted en esta ambigüedad en la posición de México, que parece tomar distancia del Plan Baker II e inclinarse en favor de la idea de reabrir el proceso de negociaciones?

-Si me permite, no quiero dejar pasar esta ocasión para reconocer el apoyo de México en la Asamblea General y en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero creemos que México puede hacer más esfuerzo por la causa saharaui. Puede encabezar un grupo de estados que están luchando a escala internacional, como Sudáfrica, Argelia y Nigeria, para poner fin al sufrimiento de nuestro pueblo, que lleva 30 años en el exilio exigiendo su derecho a la autodeterminación.

-También España y otros países que antes suscribieron las resoluciones de la ONU en favor de este plan de paz tratan ahora de zafarse de ese compromiso. En algunas capitales europeas se empieza hablar de reabrir el proceso de negociaciones, cuyo acuerdo anterior fue desconocido de manera unilateral por el rey marroquí Mohamed VI.

-Es muy peligrosa esa posición que Rabat asumió en abril del año pasado. Pero para nosotros no es algo nuevo. Es la posición típica de las potencias colonialistas. No hace mucho tiempo esa era la posición del gobierno de Indonesia respecto a Timor Oriental (que ya accedió a su independencia). Anteriormente también era la posición de la Sudáfrica racista respecto a Namibia. Son apenas dos casos que demuestran que al final gana la resistencia de los pueblos.

-En el entorno mundial actual, ¿qué correlación de fuerzas ve usted en torno a la causa de la autodeterminación del Sáhara?

-Lo que está en juego no solamente son los derechos y los intereses del pueblo saharaui, sino prácticamente la estabilidad del Magreb y la credibilidad de Naciones Unidas. Creemos que la ONU está obligada a organizar el referéndum de la autodeterminación para el pueblo saharaui. Desde 1966 hasta hoy se repite, cada año, una resolución que determina que la cuestión del Sáhara es una cuestión de descolonización y que se solucionará dependiendo del principio de autodeterminación.

"No hay otra solución fuera de este marco. No puedo imaginar que el secretario general, Kofi Annan, ni el Consejo de Seguridad, se atrevan a pedir al pueblo saharaui hoy día que busque una alternativa que no esté basada en el principio de la autodeterminación. No creemos tampoco que ambos, después de 40 años, se atrevan a enfrentarse a la comunidad internacional diciéndole que vamos a buscar otra solución que no respete o que esté fuera de lo ya aceptado".

-¿Cómo valora usted el resultado de la reciente entrevista del canciller saharaui, Ould Salek, con el Ministro de Relaciones Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, en la que este último habló de un "nuevo gran acuerdo" entre Marruecos y la RASD?

-En cuanto a España, se sabe que es un Estado que tiene relaciones muy especiales con la causa saharaui, porque era la potencia colonial, y eso conlleva una responsabilidad sobre lo que ha pasado, pasó y sigue pasando desde hace 30 años. Porque no concluyó debidamente el proceso de descolonización en el Sáhara occidental y porque firmó un acuerdo con el gobierno colonial marroquí en ausencia del pueblo saharaui. Es decir, se implicó en una maniobra en contra de nuestro pueblo y nuestro derecho.

"Cierto es que eso ocurrió en un momento en que se acababa el régimen del dictador (Francisco Franco) y empezaba la transición. Lo que pasa es que hasta hoy día, cuando ya la democracia reina en ese país, todavía no se ha corregido ese error y es algo a lo que nosotros llamamos para que España lo haga lo antes posible".

Blanche Petrich

 
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