La Jornada Semanal,   domingo 8 de mayo  de 2005        núm. 531
 
      A LAPIZ       

ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

NACOS


Ahora ocurre —como consecuencia de las divisiones sociales auspiciadas y fomentadas en México por el grupo que llegó al poder en 2000 con la bandera del "cambio"— que se han intensificado ciertos usos verbales cuya finalidad sólo es la de injuriar y descalificar a los adversarios políticos, a quienes profesan una ideología distinta, a los simpatizantes de una causa que no sea la propia, a quienes pertenecen a un grupo social diferente, o tienen otro color de piel —todo lo cual se asesta desde un grupo pretendidamente hegemónico por la ubicación social, racial, cultural o económica. No es que el lenguaje descalificatorio sea raro en un país tan racista como el nuestro, sino que sobreviva una palabra así de desafortunada, hija de pelado, lépero y payo: naco; tampoco es que los "niños bien" empleen exclusivamente esa palabra como adjetivo para referirse despectivamente a Los Otros, pues la emplean para calificar, entre ellos mismos, a quienes consideran transgresores de normas o reglas sociales no escritas, inciertas y volubles como las modas pretenciosas de quienes pertenecen a dicho grupo.

Para Francisco J. Santamaría, la forma como la palabra naco se ha divulgado en México después de los años cincuenta tiene dos vertientes: la proveniente de Tlaxcala, entidad donde significa ‘indio de calzones blancos’; y la de Guerrero, donde significa ‘indígena nativo’ y, por extensión, ‘torpe, ignorante e iletrado’. Agrega el autor que, igualmente, la palabra se usa en forma despectiva para referirse a los impreparados, pues también se dice ‘tú eres naco’, "dando a entender impreparado, tonto". Visto así el significado de la palabra naco, ésta pareciera poder emitirse sólo desde grupos occidentales, blancos y cristianos (Rafael Videla dixit mediante la televisión, urbi et orbi, el día inaugural del Mundial de Futbol en Argentina, el año 1978). Sin embargo, el uso de esa palabra no implica la necesidad de ser blanco ni cristiano… ni siquiera occidental. Basta con pertenecer a la clase "dominante", aunque la dominación no deje de tener sus contradictio in adjecto: si toda la "gente bonita" fuera preparada, diestra, sabia, letrada y lista, nadie entre esa gente se diría "naca", lo cual indica que el uso del término despectivo se encuentra sujeto a márgenes discrecionales muy amplios.

¿Por qué ciertos grupos desprecian a López Obrador y lo reducen a "López"? Porque si el uso de los apellidos compuestos se considera "socialmente correcto", el uso de sólo uno de ellos es señalar que tal persona no cuenta con elementos aristocratizantes. ¿Por qué se tilda de "nacos" a sus seguidores? Por una extensión de lo mismo: estos son la "indiada", no la "gente bonita", no obstante que el señor López se relacione igualmente con intelectuales, empresarios y la gente común.

Es notorio, lingüísticamente hablando, que cuando se emplea un significante injurioso como güey, éste difícilmente se traduce como ‘cornudo, castrado y dejado’: sólo se percibe la condición agresiva de la palabra. Si se pasa a la estructura significativa de naco: ¿la gente bonita y sus ídolos resultan paradigmas de preparación, destreza, sabiduría, cultura y avispamiento? Qué curioso: claro que no. Si a color y apariencia fuéramos, el procurador general y el señor Vega Memije son indisputablemente nacos; si a preparación, destreza y cultura, el jefe del Ejecutivo en turno es fundamentalistamente lo mismo; si a sabiduría y avispamiento, los actuales secretarios de Gobernación y del pan no quedan a la zaga… No se pase al análisis de la manera de hablar de cada uno de ellos, pues si "el estilo es el hombre", sus atrocidades verbales ofrecen radiografías caricaturescamente antológicas.

Muchos vociferan, pero muchos más callan. Resulta naco quien no es güero, ni está colocado a la derecha política, ni bebe champagne (aunque muchos no alineados a esa derecha ignorante son güeros y beben champagne). Tal vez, la conclusión es que pensar libre, democrática y personalmente sea naco: escuchar a Shostakovich y Madredeus, leer a Cervantes y Calvino, tomar decisiones independientes y no amar la Patria de manera rapiñosa, condenar a quienes han violentado el país e indignarse ante la corrupción, no prestarse a besamanos indignos…

Si no ser como Ellos es ser naco, asumirlo con orgullo, pues en un lugar tan mestizo como éste ya no caben tales excesos discriminatorios, indicio de otros muchos —peores— que se cometen cotidianamente contra todos Nosotros.

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