Usted está aquí: jueves 5 de mayo de 2005 Mundo Atentado suicida en la ciudad kurda de Erbil; 60 muertos y 200 heridos

El Ejército de Ansa al Sunna se atribuye el ataque y acusa a kurdos de rendirse ante EU

Atentado suicida en la ciudad kurda de Erbil; 60 muertos y 200 heridos

Irak se parece cada día más a Bosnia; el gobierno no existe, sostiene un comentarista iraquí

PATRICK COCKBURN THE INDEPENDENT

Ampliar la imagen Aspecto de la estaci�e polic�de la ciudad kurda de Erbil -norte de Irak- luego que un atacante suicida provoc� muerte de al menos 60 j�es que hac� fila para obtener empleo FOTO Afp

Bagdad, 4 de mayo. Un hombre que llevaba explosivos atados al cuerpo mató al menos a 60 personas e hirió a unas 200 al hacerse estallar en medio de una multitud de jóvenes que hacían fila para solicitar empleo en la policía de la ciudad kurda de Erbil, en el norte de Irak.

Los cuerpos ennegrecidos de los muertos estaban regados en medio de charcos de sangre frente al centro de reclutamiento, al tiempo que ambulancias y vehículos privados circulaban velozmente por las calles llevando a los heridos graves a los hospitales.

Mientras médicos asistían a los lesionados, familias angustiadas se arremolinaban en los sanatorios buscando a sus seres queridos. El personal de los hospitales tuvo que usar altavoces para dar los nombres de las víctimas e informar las habitaciones en que se encontraban.

Ahmed Mohammed, de 37 años, acababa de llegar al centro de reclutamiento para solicitar empleo. Su hermano Hawra, quien lo llevó en su auto, apenas se alejaba del lugar cuando la bomba estalló. Al escuchar la explosión Hawra regresó y encontró a Ahmed tirado en la calle, inconsicente y cubierto de sangre. "Cargué a mi hermano sobre mis hombros y lo llevé al hospital más cercano", dijo Hawra. La sangre en mi camisa es de mi hermano".

La ola de ataques con bomba en todo Irak que comenzó desde la semana pasada ha traído consigo un ánimo de terror y desesperación. Al menos 200 personas han muerto. Mucha gente en Bagdad se niega a salir de sus casas, salvo por lo estrictamente necesario, pues consideran que caminar o conducir por las calles es demasiado peligroso.

El sentimiento de desesperanza se ha profundizado a medida que se disipó el optimismo que siguió a las elecciones del 30 de enero, en estos tres meses en que las triunfantes coaliciones chiítas y kurdas no lograron formar un gobierno. Aunque finalmente esta semana se confirmó a Ibrahim Jaafari como primer ministro, aún falta por nombrar a muchos miembros del gabinete.

Existe una creciente atmósfera de anarquía en el país. Ghassan Attiyah, comentarista iraquí, afirmó en Bagdad el miércoles: "Irak se parece cada día más a Bosnia. El centro se debilita. Oficialmente, se conservará la fachada de un Estado unitario, pero en la práctica, el gobierno no existe".

Con frecuencia son ignoradas las órdenes provenientes de la capital sobre nombramientos de funcionarios, explicó el analista. El gobierno despidió al jefe de la policía de Najar, pero éste continúa en su puesto.

Las divisiones sectarias entre chiítas, sunitas y kurdos se profundizan. Attiyah afirmó que "esta situación es tan grave que si un ministerio contrata a un portero chiíta, los kurdos y sunitas exigen que haya otros dos porteros de sus respectivas comunidades, haciendo guardia junto a él".

El último ataque en Erbil, la más grande ciudad kurda con un millón de habitantes, ocurrió el 1º de febrero de 2004, cuando dos atacantes suicidas; uno saudita y otro sirio, aprovecharon un festival para hacerse estallar y matar a 117 personas, incluidos varios líderes kurdos.

Al preguntársele, la semana pasada, si era posible otro ataque suicida con bomba en Arbil, Karim Sinjari, el ministro del Interior kurdo, afirmó que no podía descartar algo así, pues "es muy difícil detener a los atacantes suicida".

Dijo creer que los autores de un eventual atentado provendrían de ciudades cercanas como Mosul o Kirkuk, donde existe una guerra de baja intensidad entre árabes y kurdos porque "aquí no cuentan con células". La seguridad alrededor de los edificios públicos de Erbil es muy débil, comparada con la que hay en Bagdad.

El Ejército de Ansa al Sunna, uno de los grupos de resistencia más peligrosos y mejor organizados, se adjudicó el ataque la noche del miércoles. En un comunicado en Internet, el grupo aseguró: "Esta operación es una respuesta a nuestros hermanos que están siendo torturados en sus prisiones, y una represalia a las infieles fuerzas peshmerga (kurdas) que se rindieron ante los cruzados y que se han convertido en una púa clavada en el costado de los musulmanes".

Los grupos de resistencia islámica hablan de "los cruzados" cuando se refieren a Estados Unidos y sus aliados.

También hay un ánimo pesimista en Bagdad que proviene de la euforia exagerada, sobre todo de la comunidad chiíta, después de las elecciones de enero, cuando los votantes asistieron a las urnas pese a los atentados con bomba. También se creyó que el hecho de que en la televisión aparecieran insurgentes capturados confesando sus culpas implicaba que la violencia disminuiría. En vez de eso, empeoró.

Después de las elecciones, el suministro de energía eléctrica cayó a seis horas diarias, aunque recientemente volvió a incrementarse a 12 horas diarias. En marzo, inundaciones provocaron que numerosos hogares resultaran anegados con una mezcla de agua de lluvia y aguas negras debido al drenaje defectuoso.

La política parece cada vez más envenenada. En la pared de una tienda de refacciones para vehículos, el dueño, Karim Abdul Rahman Obeidi, ha colocado un cartel que simplemente pide: "Es usted bienvenido, pero por favor no hable de la situación política". El propietario afirma que esto sólo lleva a enfrentamientos.

Obeidi sostiene que el principal cambio que hubo en su vida tras el derrocamiento de Saddam Hussein ha sido la falta de seguridad. Instaló una cámara de televisión de circuito cerrado en su casa para poder identificar a los visitantes antes de abrir la puerta.

Sobre los grupos de resistencia afirma: "Si el gobierno no puede acabar con ellos, entonces debe hablarles".

Muchos iraquíes opinan que es legítimo atacar a los soldados estadunidenses, pero no a la policía o el ejército iraquíes. Estos normalmente recutan a hombres jóvenes desempleados. Desesperados por conseguir trabajo están dispuestos, como ocurrió en Erbil, a esperar durante horas afuera de una estación de policía pese a que saben que pueden resultar heridos o muertos en un atententado suicida.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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