Usted está aquí: miércoles 4 de mayo de 2005 Opinión BAJO LA LUPA

BAJO LA LUPA

Alfredo Jalife-Rahme

EU vs. China: la batalla por Taiwán

EL EJE DE LA DECADENCIA financiera EU-Gran Bretaña-Japón parece haber perdido irremisiblemente a Sudcorea, mientras China propina un severo golpe estratégico a EU en el noreste asiático mediante su acercamiento espectacular con sus hermanos raciales de Taiwán, secuestrados por los proyectos balcanizadores del minotauro anglosajón.

HU JINTAO, LIDER del Partido Comunista Chino (PCC), y Lien Chan, su homólogo del partido nacionalista (el histórico Kuomintang, KMT) de Taiwán (ahora en la oposición, pero con el control legislativo), hicieron las paces 60 años después de la guerra civil para impedir la balcanización de Taiwán de su madre patria continental. La histórica reconciliación que prometió "cesar las hostilidades" fue transmitida por las televisoras china y taiwanesa, conmoviendo a los mil 300 millones de chinos continentales y a los 23 millones de sus hermanos raciales isleños, sin contar el orgullo emotivo del restante "circuito étnico chino" en Hong Kong, Macao y Singapur (con 70 por ciento de chinos).

LOS HEREDEROS IDEOLOGICOS de Mao Zedong y Chiang Kai-shek aíslan así al presidente de Taiwán, el belicoso Chen Shui-bian, quien ha ganado dos veces las elecciones basado en la secesión alentada por el eje anglosajón-nipón. Pero, más que Chen Shui-bian, es el unilateralismo bushiano el que puede quedar aislado en el estrecho de Taiwán, una de las zonas más candentes del planeta. Lo que la geopolítica del eje anglosajón-nipón deseaba fracturar puede ser cohesionado por la geoeconomía: en forma hábil, el líder chino Hu, quien recibió a su homólogo Lien Chan en forma superior a cualquier jefe de Estado, ofreció disminuir las tarifas arancelarias, abrir el diálogo militar y mejorar el estatuto diplomático de Taiwán, que serían realizables con el retorno a la presidencia del KMT de Taiwán en las elecciones de 2008.

HAY QUE SER muy precavidos con las interpretaciones sesgadas para no decir balcanizadoras, de la prensa del eje anglosajón-nipón que pone en exagerado relieve la reciente ley china para imponer "métodos no pacíficos" en caso de que Taiwán declarase su independencia, lo que ha "creado abruptas tensiones (sic) en la región" -como si no hubieran existido antes- y que llegaron a provocar el arrepentimiento de la Unión Europea para levantar el embargo de venta de armas a China. Para un asunto tan trascendental y multidimensional, Joseph Kahn, reportero de The New York Times (29/4/05), opta por el simplismo lineal: "la apertura a los dos lados del estrecho tienen por objetivo disminuir el efecto negativo de la ley antisecesión que tuvo en Taiwán y en el mundo" (sic). El sesgado Kahn oculta que la ley antisecesión fue reactiva a la serie de afrentas del unilateralismo bushiano que jaló a Japón a participar contra China en caso de la proclamación de independencia de Taiwán, cuya seguridad es considerada "objetivo estratégico común" por el belicismo anglosajón-nipón.

EL ACERCAMIENTO ENTRE los dos partidos otrora antagónicos, el PCC y el KMT, no es nuevo y se había gestado desde 1992 (el célebre Consenso de 92) y que la llegada al poder del belicoso Chen, dócil instrumento de la política balcanizadora del eje anglosajón-nipón, envió a las calendas griegas. El líder chino Hu ha invitado ya a otro líder opositor taiwanés, James Soong, del Partido Primero el Pueblo y aliado del partido gobernante en Taiwán, quien, según el reportero Keith Bradsher (NYT, 2/5/05), llevará un "mensaje secreto" (sic) del presidente taiwanés Chen Shui-bian a su homólogo chino con el fin de instalar comunicaciones militares que aminoren los riesgos de confrontación a los dos lados del estrecho. Si es tan "secreto" el mensaje de Chen, ¿cómo lo sabe entonces el reportero estadunidense?

AL MENOS QUE EXISTA un arreglo bidimensional tras bambalinas entre China y EU para revaluar el yuan (divisa china), la reconciliación histórica entre el PCC y el partido nacionalista taiwanés, KMT, ha puesto a la defensiva al presidente Chen, quien en un inicio tuvo una reacción furibunda contra el acuerdo histórico. Pero, más que nadie, EU ha quedado aislado y no tiene de otra que comentar en forma hipócrita que el acuerdo no debe dejar de lado a su aliado, el presidente Chen, quien luego diluyó su vino bélico durante una visita a las islas Marshall al proponer "mecanismos de construcción de confianza en seguridad y asuntos militares en el estrecho de Taiwán, lo más pronto (sic) posible", según la agencia estatal CNA (3/5/05).

THE CHRISTIAN SCIENCE Monitor (2/5/05) afirma que el presidente Chen "ofreció realizar charlas de paz con Pekín". Es notorio el aislamiento del belicoso presidente Chen, que puede ser sacrificado en el altar expiatorio de la geopolítica por su "aliado" estadunidense que busca salvar su alma de los infiernos financieros quizá mediante la revaluación del yuan (tesis añeja de Bajo la Lupa).

EN FORMA MUY PRIMITIVA el rotativo británico balcanizador The Daily Telegraph (27/4/05), vinculado al Partido Likud y a los neoconservadores straussianos, afirma que la visita del líder del KMT a China alentó las protestas en Taiwán contra su "traición" (sic), mientras el Diario del Pueblo chino (30/4/05) imprimía a la espectacular reconciliación su distintivo histórico, sin soslayar la "mentalidad provinciana secesionista" del gobierno de Taiwán que fomentó durante una generación la des-sinificación de la isla al grado que pocos se atrevían a pronunciar "soy chino". De manera aberrante, el eje anglosajón-nipón y sus aliados isleños secesionistas pretendieron inventar la nueva raza "taiwanesa" alejada y, peor aún, confrontada, de sus hermanos raciales continentales con el fin de avanzar su agenda balcanizadora y vulcanizadora en el noreste asiático con el fin de "contener" a China.

CHINA JUEGA ESTUPENDAMENTE tanto al deterioro de la política interna de Taiwán -en las elecciones legislativas del pasado diciembre, el debilitado presidente Chen y su menguado Partido Democrático Progresista no pudieron obtener la mayoría- como a la degradación de la hegemonía del unilateralismo bushiano que no puede controlar siquiera su patio trasero latinoamericano, como exhibió su triste derrota en la elección de la Secretaría de la OEA.

EL BELICISMO DEL unilateralismo bushiano no funcionó en el estrecho de Taiwán como tampoco puede operar en el caso de Corea del Norte, donde también cosechó un rotundo fracaso (Bruce Klingner; Asia Times, 30/4/05) al haber arrojado por la borda los notables logros de los presidentes Carter y Clinton sobre la unificación peninsular desnuclearizada. El director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, el egipcio Muhamed Al-Baradei, nos comentó en privado durante su viaje a México, que era muy probable que Corea del Norte poseyera armas nucleares, lo que trastocaría la correlación de fuerzas en el noreste asiático.

LA BATALLA POR EL ALMA de Taiwán entre EU y China se desarrolla, a nuestro juicio, en dos círculos concéntricos con sus respectivos vasos comunicantes nucleares y misilísticos: el primero, que asienta la composición de los participantes en las fallidas negociaciones hexapartitas (las dos Corea, China, EU, Rusia y Japón), y el segundo, que engloba a India, Pakistán e Irán. De hecho, son nueve los actores que juegan en el teatro del absurdo nuclear dentro de los dos círculos concéntricos del noreste asiático y del subcontinente asiático -este último conectado todavía más ominosamente a Centro Asia y al Medio Oriente-, que ha asentado sus reales desde el meridiano 50 hasta el 140. Tal es el legado pernicioso del bélico unilateralismo bushiano que juega su última carta, la militar, al haber derrochado sus otras cartas, en particular, la financiera. Se congela el frente creado por el eje anglosajón-nipón en el estrecho de Taiwán, mientras se calientan dos frentes nucleares en los dos círculos concéntricos asiáticos en el marco de la reunión anual de la ONU para evaluar el Tratado de No Proliferación Nuclear: en Corea del Norte, que parece irremediablemente perdido para EU, y en Irán, donde, a nuestro juicio, más allá del epifenómeno de las apariencias engañosas en la geometría hipercompleja de Medio Oriente, se oculta con una espesa cortina de humo desinformativa el verdadero objetivo que sería el derrocamiento de la casa real saudita para elevar el precio del barril del petróleo y así hipotecar los dólares peregrinos que poseen los bancos centrales asiáticos tan necesitados energéticos.

AHORA EL UNILATERALISMO bushiano intenta crear un Osama Bin Laden nuclear en la persona del físico pakistaní Abdul Kadir Khan y sus presuntas vinculaciones con "países canalla" (sic) (como si EU fuese un país angelical) y a quienes chantajea en forma selectiva dejando de lado las atrocidades de sus aliados del supuesto "eje del bien". Quedan más diáfanos tanto la política balcanizadora del unilateralismo bushiano (y sus aliados británicos y nipones), con dedicatoria para los países que no pueden controlar, como el muy aburrido montaje hollywoodense desde Osama Bin Laden (¿donde andará?), pasando por el jordano Zarqawi (que Red Voltaire asegura que no existe), hasta el físico nuclear paquistaní de carne y hueso Abdul Khadir Khan, personaje muy extraño, cuyos "hallazgos" y "alcances" son manipulados a destiempo y selectivamente por Baby Bush. Las mentes lúcidas de los hermanos raciales, tanto de China y Taiwán como de Corea del Norte y Sudcorea, parecen demostrar que son capaces de impedir los designios balcanizadores del eje anglosajón-nipón.

EN LA BOCA DE los mendaces servicios de inteligencia de EU y del mitómano Baby Bush, el tema nuclear se vuelve muy peligroso para la seguridad planetaria que debe ser de la incumbencia de los cerebros profesionales favorables al bienestar universal para que la tan anhelada desnuclearización recupere su significado protector de la biosfera, a fortiori, en el noreste asiático.

 
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