Usted está aquí: martes 3 de mayo de 2005 Sociedad y Justicia La CEM realizará su 79 asamblea plenaria del 4 al 8 de julio próximo

Fue pospuesta por la muerte de Juan Pablo II

La CEM realizará su 79 asamblea plenaria del 4 al 8 de julio próximo

JOSE ANTONIO ROMAN

La 79 asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que debido a la muerte del papa Juan Pablo II fue suspendida el pasado abril, se realizará del 4 al 8 de julio próximo. En la reunión los más de 100 obispos católicos del país continuarán los trabajos de restructuración del organismo episcopal, tarea que emprendieron hace casi dos años.

La asamblea estaba originalmente programada para realizarse del 4 al 8 de abril en la sede episcopal de Lago de Guadalupe, en Atizapán de Zaragoza, estado de México, pero en los días previos la salud de Juan Pablo II entró en franco deterioro y agonía, por lo que la presidencia y la secretaría general del Episcopado decidieron el viernes primero suspender la asamblea. Juan Pablo II murió el 2 de abril, con lo que la sede apostólica quedaba vacante.

Tras la elección del nuevo pontífice, Benedicto XVI, la directiva episcopal determinó que la asamblea número 79 -ordinariamente se realizan dos por año: la primera 15 días después de Semana Santa y la segunda entre octubre y noviembre- se verificará en julio próximo con el tema que ya tenían previsto y que se ha venido tratando a lo largo de las reuniones plenarias más recientes, que es el análisis de la estructura y funcionamiento del Episcopado como organismo de ayuda pastoral a los obispos.

Desde la pasada asamblea, el presidente del Episcopado y obispo de la diócesis de León, José Guadalupe Martín Rábago, insistía en la conveniencia de revisar el organismo, con el propósito de sugerir actitudes y acciones más eficaces en servicio de los fieles.

Inclusive citó algunas frases del entonces papa Juan Pablo II, dirigidas en noviembre de 2003 al Episcopado francés, en las que señala: "Los obispos son conscientes de que los cambios que se producen en la sociedad y en la Iglesia requieren nuevos modos de colaboración y de funcionamiento, para que las estructuras estén verdaderamente a su servicio y al servicio de la misión en todas sus formas. La renovación de las estructuras, aunque a veces sea dolorosa para algunas personas, resulta necesaria periódicamente, con el propósito de evitar formas de esclerosis y eventuales bloqueos en el dinamismo pastoral y en la búsqueda eclesial".

 
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