Usted está aquí: martes 3 de mayo de 2005 Sociedad y Justicia Víctimas de Marcial Maciel temen que Ratzinger sólo cubra las apariencias

Tengo mis razones para ser escéptico, sostuvo José Barba, uno de los denunciantes

Víctimas de Marcial Maciel temen que Ratzinger sólo cubra las apariencias

Calculan que el fundador de los Legionarios de Cristo abusó de 200 niños y jóvenes

AFP

Ampliar la imagen Jos�arba (izquierda) asegur�la prensa que no es ingenuo para pensar que todo va a salir bien en las denuncias que han presentado contra el padre Marcial Maciel, quien aparece a la derecha en una fotograf�de 1958 FOTO Afp

El papa Benedicto XVI enfrenta una de sus primeras pruebas de "moralidad eclesiástica" con las denuncias de abuso sexual cometido por un sacerdote mexicano contra novicios, un caso que él mismo mantuvo detenido en el Vaticano durante años, según recuerdan los denunciantes.

El padre Marcial Maciel, de 85 años de edad, fundador de la congregación ultracatólica mexicana Legionarios de Cristo, fue acusado ante el Vaticano en 1999 de sodomizar y haber pedido por lo menos a ocho estudiantes que lo masturbaran.

La Jornada fue el primer medio en difundir las acusaciones de abusos sexuales cometidos por el religioso originario de Michoacán.

Los hechos se prolongaron entre las décadas de 1940 a 1960, y las posibles víctimas podrían ser en realidad cientos.

"En esto yo tengo mis razones de escepticismo, no por completo, pero tampoco soy ingenuo para creer que todo va a salir muy bien (...) Puede ser una apariencia de justicia", dijo José Barba, uno de los denunciantes.

En 1999 el entonces padre Alberto Athié le envió a Joseph Ratzinger, en ese tiempo prefecto de la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe, una carta exponiéndole las denuncias.

"La carta la envié con el obispo (mexicano) Carlos Talavera y él personalmente se la entregó a Ratzinger", y en ella se narraban algunos testimonios contra Maciel, entre ellos el que presentó Juan Manuel Fernández Amenábar, una de las presuntas víctimas de abusos sexuales.

El sacerdote Fernández Amenábar hizo esas confesiones a Athié antes de morir, en 1995. Alberto Athié se convirtió desde entonces en abanderado de esa causa, lo que provocó presiones de autoridades eclesiásticas que lo orillaron a renunciar a la Iglesia en 2003.

De acuerdo con Athié, al recibir la carta Ratzinger le dijo a Talavera que "era un caso delicado que no se podía tratar porque Marcial Maciel era un buen amigo de Juan Pablo II, que había llevado muchas vocaciones y bienes a la Iglesia".

Los denunciantes acudieron a una abogada del Vaticano, quien en diciembre de 2004 les notificó que el caso había sido reabierto.

En abril un investigador del Vaticano interrogó en México a los denunciantes.

"Lo importante es qué va a hacer (Ratzinger) con el resultado de esa investigación; si se inicia el juicio, Marcial Maciel no tiene posibilidad", añadió José Barba, presuntamente víctima del padre mexicano en la adolescencia, durante su noviciado en Roma en la década de los 50.

Al ser interrogados por qué Ratzinger ha decidido reabrir el caso en 2004, ambos coinciden en que en principio es un asunto de imagen.

Ratzinger sabía que era un papable y no podía darse el lujo de llegar al cónclave como el responsable de que Karol Wojtyla, y la Iglesia en general, no hubieran prestado atención a las denuncias de los ex legionarios, sobre todo porque hizo un reconocimiento público a Maciel por sus 60 años de sacerdocio también el año pasado.

"Lo más importante de todo es que se haga un reconocimiento a la honorabilidad de los denunciantes, que han sido descalificados de diferentes formas", considera Alberto Athié.

Barba Martin se dice uno de los "afortunados", porque Maciel sólo logró masturbarlo, en comparación con otros denunciantes que fueron presuntamente sodomizados por el padre michoacano.

Barba cree que las víctimas del sacerdote pueden ascender a "unos 200 muchachos".

Explica el silencio de él y del resto de las víctimas por la imagen santificada que de Marcial se inculca a los menores, entregados por sus familias a la congregación para que lleguen a ser padres.

"Le hacen a uno creer que al entregar nuestra vida a Dios ya no somos dueños de nada, ni de nuestra alma ni de nuestro cuerpo", expone.

En enero, Marcial Maciel fue sustituido por el mexicano Alvaro Corcuera, que recibió un mensaje de felicitación de Wojtyla.

Hasta el momento la congregación Legionarios de Cristo cuenta con cerca de 500 sacerdotes y 2 mil 500 seminaristas. Recibe fondos privados y estatales, está presente en 20 países, la mayoría en América Latina, y administra 12 universidades, dos de las cuales se encuentran en Roma y Madrid.

 
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