Usted está aquí: sábado 30 de abril de 2005 Opinión OEA: un abandono resultante de otro abandono

Editorial

OEA: un abandono resultante de otro abandono

Desde hacía una semana el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Luis Ernesto Derbez, recorría los pasillos de Tlatelolco asegurando que su candidatura para secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) tenía muy buenas probabilidades de éxito y que no renunciaría a ella a no ser que también lo hiciese su contendiente, el chileno José Miguel Insulza. Pues Derbez abandonó la lid mientras Insulza se presenta ahora como candidato único, ya que desde comienzos de la semana se sabía que Paraguay, que antes había apoyado la candidatura de nuestro canciller, había cambiado su voto, rompiendo así los sucesivos empates de 17 votos que habían obligado a convocar una segunda rueda de votación para el lunes próximo.

Este resultado poco glorioso para la diplomacia mexicana (y para el Departamento de Estado de nuestro vecino del norte, que patrocinaba la candidatura de Derbez) es el resultado de una serie de errores y de actitudes fuera de lugar. Pero el abandono del secretario de Relaciones Exteriores a sus pretensiones es, sobre todo, el resultado de otro abandono anterior, es decir, de la actitud del gobierno mexicano que mira obsequiosamente hacia Estados Unidos mientras presta muy escasa atención a América Latina y, en particular, a los cambios que se están produciendo en América del Sur.

Derbez y el gobierno olvidaron, en efecto, que la SRE es mucho más importante que la secretaría general de la OEA, la cual está muy desprestigiada por los problemas judiciales de algunos de sus anteriores ocupantes y, sobre todo, muy desgastada como instrumento de Estados Unidos ­se la calificaba de "Ministerio de Colonias" de ese país­ en nuestro continente. La extensión política del Mercosur mediante un acuerdo cada vez más amplio entre Argentina. Uruguay, Brasil y Venezuela influyó sobre Paraguay y otros países suramericanos y caribeños, todos los cuales respaldaron la candidatura de Chile para marcar su independencia de Washington. Tlatelolco creyó que con la arrogancia de su canciller y el respaldo del Big Brother podría bastar para conquistar ese puesto menor y ganar puntos ante Washington al reforzar el dispositivo de éste en su declarado "patio trasero". No fue así: en el mismo momento en que la titular del Departamento de Estado, Condoleezza Rice, visita la región para juntar fuerzas contra Venezuela y Cuba, las movilizaciones populares derriban a un presidente fiel a Estados Unidos ­el de Ecuador­ y ponen en jaque a otro en Nicaragua, y los gobiernos suramericanos y caribeños resuelven tomar sana distancia de la candidatura de Derbez, entre otras cosas porque estaba respaldada por Estados Unidos.

Es notable la incapacidad gubernamental para ver la realidad social, en México y en América Latina. En nuestro país se necesitó una manifestación de más de un millón de personas para obligar al gobierno a abandonar una política electoral antidemocrática y cargada de peligros, y la costumbre de referirse al país del norte como "América" y a sus ciudadanos como "americanos" le hizo olvidar que somos latinoamericanos y que América Latina tiene con nosotros no sólo una historia y una cultura comunes, sino también problemas y objetivos económicos, políticos y sociales compartidos.

Por eso, Luis Ernesto Derbez estaba ya derrotado desde hacía rato: su abandono sólo toma nota de los resultados del injustificable ninguneo que ha aplicado Tlatelolco frente a nuestros hermanos.

 
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