Usted está aquí: viernes 29 de abril de 2005 Sociedad y Justicia Las guerras del siglo XXI no serán por petróleo, sino por agua: peritos

México y Canadá deben redoblar su vigilancia, pues a EU se le acaban sus fuentes del líquido

Las guerras del siglo XXI no serán por petróleo, sino por agua: peritos

Investigadores aseguran en el libro Oro azul que AL tiene 20 por ciento del total del recurso natural, lo cual es una gran tentación para las trasnacionales y las potencias mundiales

ANGELICA ENCISO L.

Ampliar la imagen El investigador Tony Clarke advirti�e la sed de Estados Unidos se tratar�e saciar con agua de M�co y Canad�OTO Yazmin Ortega Cortes

Si en el siglo XX la pugna de los gobiernos fue por el denominado oro negro -el petróleo-, en el siglo XXI la lucha será por el agua: el oro azul. Esto se ha comenzado a reflejar en la tendencia privatizadora del recurso natural y en que las empresas dedicadas a la comercialización del líquido lo ofrecen con precios hasta 10 mil veces más altos que los servicios estatales.

Lo anterior fue asegurado por los autores del libro Oro azul, que el miércoles se presentó en Ciudad Universitaria y en el cual se expone la forma en que el agua dulce se ha convertido "en un gigantesco negocio y en coto cerrado para los ricos".

Maude Barlow y Tony Clarke, especialistas canadienses que han dedicado años al análisis del tema, plantearon que han visto en las experiencias de los países de América Latina e incluso Canadá y Estados Unidos, la forma en que los planteamientos de su libro pasaron a la realidad.

La expansión del control privado de los servicios de agua, de la "producción" del recurso y de su distribución se ha convertido en el gran negocio de un puñado de industrias. Entre ellas Suez, Vivendi, RWE-Thames y Veolia, además de las embotelladoras Coca Cola, Pepsi y Nestlé, indicó en su intervención Andrés Barreda, del Centro de Análisis Social, Información y Formación Popular (Casifop).

Agregó que en México ese proceso comenzó desde el gobierno de Miguel de la Madrid y se afinó con Carlos Salinas de Gortari, en 1992, cuando los cambios constitucionales sentaron las bases para el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, "y se remató con los cambios a la Ley de Aguas Nacionales en marzo de 2004".

Detalló que el libro analiza la crisis que ocurre en el mundo, ligada al cambio climático y el agotamiento del líquido con un patrón de consumo que saquea y agota los recursos. "Las ciudades se han convertido en máquinas de defecar agua".

Por su parte, Luis Hernández Navarro, coordinador de opinión de La Jornada, presentó un ejemplo del proceso privatizador de agua en México. Detalló que en la región de La Laguna, Durango, en medio del desierto la empresa Lala promueve la siembra de alfalfa, la cual requiere grandes cantidades de agua, y se estima que por cada litro de leche que se produce se requieren alrededor de mil litros de agua.

Indicó que cada año se extraen mil 200 millones de metros cúbicos de 3 mil pozos, los cuales no vuelven a recargarse, "es claro que entre las primeras víctimas del agua en esa zona están los campesinos". Precisó que en esa región se producen uno de cada dos vasos del líquido que se consumen en el país: ahí "el agua que les sobra a las vacas la toma la gente".

Aseveró que los autores de Oro azul postulan la necesidad de luchar por una modernidad alternativa con el planteamiento de diez pasos para alcanzar la seguridad en el tema del agua. Entre esos puntos están promover constituciones que garanticen un mínimo vital de agua gratuita para todos; luchar por una legislación nacional que proteja el agua; oponerse a la explotación comercial del agua; hacer frente al FMI y al Banco Mundial, y promover la propuesta de un tratado de defensa del agua como bien común.

En su intervención, Maude Barlow dijo que América Latina tiene 20 por ciento del agua dulce disponible en la tierra. "Ustedes deberían tener más agua de la que tienen. Cada latinoamericano debería contar con 110 mil metros cúbicos y actualmente tiene apenas uno por ciento de esa cantidad. Son ricos en agua y al mismo tiempo son pobres".

Destacó que un problema serio es la contaminación, porque la mayor parte del agua que utiliza la industria vuelve a los cauces de ríos y al suelo sin tratamiento y de esa forma ensucia los mantos freáticos; además, una de cada seis personas en la zona no tiene servicios sanitarios adecuados. "Frente a esta injusticia del agua, la respuesta es una gran revolución del líquido", puntualizó.

Tony Clarke aseveró que en México y Canadá existe preocupación porque a Estados Unidos se le acaban las fuentes de agua dulce, lo cual es un llamado de atención para estos países por la riqueza acuífera que aún poseen. "Veo que los problemas que se examinaron en el libro, ya tomaron vida", concluyó.

Oscar Olivera, de Bolivia, luchador social que participó en las protestas en contra de la privatización del agua en Cochabamba, dijo que el triunfo de ese movimiento fue "una victoria sobre el Banco Mundial y los intereses de los empresarios que armaron una trampa para imponer la privatización. Nadie va a poder frenar un proceso de saqueo y despojo, no sólo en lo material, sino en lo social".

 
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