Usted está aquí: jueves 21 de abril de 2005 Estados Impiden a indígenas cucapás pescar en la reserva del Alto Golfo de California

Es un "derecho ancestral", reclaman; habrá tolerancia cero, advierte Profepa

Impiden a indígenas cucapás pescar en la reserva del Alto Golfo de California

ANTONIO HERAS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen La pesca es la principal actividad de los ind�nas cucap�FOTO Alejandro S�hez

Mexicali, BC, 20 de abril. Indígenas cucapás, herederos de los primeros habitantes de la región peninsular, acusaron al gobierno del presidente Vicente Fox de no respetar sus ancestrales derechos de pesca en la reserva de la biosfera del Alto Golfo de California, pese a que dicha actividad es la principal de al menos 32 familias de ese grupo étnico.

En días pasados han ocurrido varios incidentes entre los indígenas y personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). El más reciente se presentó anoche, cuando inspectores de la dependencia incautaron una panga y chinchorros a indígenas que pretendieron ingresar a la zona de pesca. Los cucapás se organizaron y acudieron más tarde al campamento de la Profepa y rescataron sus pertenencias. Efectivos de la Armada de México, que custodian el alojamiento, cortaron cartucho contra los nativos, pero todo quedó en amago.

Otra disputa sucedió en días pasados, cuando una inspectora de la Profepa, tras amenazar a un cucapá con levantar un acta administrativa y decomisarle una red, le arrebató el permiso de pesca. Minutos después, el indígena regresó con varios de sus compañeros, los cuales recobraron el documento y la red.

Desde 1993 -cuando fue declarada zona protegida- la Ley General de Equilibrio Ecológico les prohíbe capturar especies marinas en una región que se funde con el mar de Cortés. Cuando se emitió el decreto nadie reparó en que la medida afectaba a un grupo de indígenas.

La situación se agrava aún más justo en la temporada de captura de la curvina golfina, especie que únicamente se encuentra en esta zona del noroeste mexicano. Inclusive, los indígenas aseguran que el hostigamiento de las autoridades es tal que personal del Centro de Investigación y Seguridad Nacional está en la región.

Los indígenas acusan también al gobierno federal de realizar otras maniobras, como retrasar las guías de arribo y traslado para documentar la producción y comercialización que obtienen con sus 25 pangas (lanchas), cada una de las cuales cuenta con un permiso y un amparo -que les permite pescar- girado por el juez tercero del Poder Judicial de la Federación.

La veda a los cucapás es todo el año, pero un amparo les permite pescar la especie curvina golfina de febrero a abril, cuando se presentan las "mareas" y es la mejor temporada. La captura permite a los cucapás comercializar gran parte del producto.

En esta época los indígenas venden hasta en ocho pesos el kilogramo de curvina golfina. Ante un mercado local saturado por los pescadores sonorenses -la especie pasa primero por aguas del golfo de Santa Clara-, los cucapás tramitaron ante la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) guías de traslado para la venta de su pescado en las ciudades de México, Culiacán, Sinaloa, y Guadalajara, Jalisco, lo que, señalan, merma sus ganancias.

Inclusive acusaron a funcionarios de la Profepa y de la Sagarpa de dar preferencia y beneficiar a los pescadores del golfo de Santa Clara, Sonora, quienes a pesar del operativo de vigilancia en la región realizan sus actividades libremente en la zona núcleo de la reserva.

Mónica González, líder indígena, reveló que la comisionada nacional de desarrollo para las comunidades indígenas, Xóchitl Gálvez, les ofreció dinero para que dejen de pescar en la zona y sugirió que cambien esa actividad por otros proyectos impulsados por esa instancia presidencial. Como nos hemos negado, acota, la funcionaria ha señalado que Baja California está fuera de su control.

El grupo denuncia también que el director de la reserva, José Campoy Favela, es propietario de 20 pangas y privilegia a los pescadores sonorenses, los cuales cuentan con cerca de mil embarcaciones y llegan a extraer hasta 30 mil toneladas del producto contra las 500 que, en promedio, capturan los cucapás por temporada.

El delegado de la Profepa, Ricardo Castellanos, advirtió que con los indígenas se mantendrá un programa de tolerancia cero para evitar que pesquen en la zona de la reserva de la biosfera. La dependencia no dejará de efectuar operativos de vigilancia, advirtió.

"No estamos contra la pesca de la curvina golfina, estamos en contra de que se haga antes de que concluya su ciclo reproductivo. Inconscientemente, hay pescadores que la capturan sin que se haya reproducido, mermando la reproducción de la especie", argumentó.

"Es un tema muy complejo. Es una problemática muy seria que data desde 1993. Los cucapás enfrentan un fenómeno global por la falta de empleo, de actividad productiva que les permita quedarse en la comunidad para continuar con su cultura, su lengua y la posibilidad de ser una comunidad indígena, lo cual es muy importante", opina la investigadora francesa Stéphanie Rodríguez, quien desde hace cuatro años recorre la entidad para conocer la situación de las etnias de Baja California.

El abogado de los cucapás, Ricardo Rivera, estableció que no existe voluntad del gobierno de la República para reconocer un derecho ancestral a los cucapás, cuya actividad principal es la pesca en su hábitat.

Este miércoles, el jefe de esta etnia original de Baja California, Onésimo González, ratificó la ampliación de la demanda de amparo contra actos de la Profepa, del delegado y funcionarios de la dependencia federal, así como el incidente de suspensión temporal que se encuentra en el juzgado primero del Poder Judicial de la Federación.

Durante los primeros días de marzo pasado, el presidente Vicente Fox realizó su sexta visita a la entidad en lo que va de su mandato. Conversó con Onésimo González, jefe de la etnia, sobre las dificultades para pescar en la reserva de la biosfera.

El mandatario explicó que funcionarios a su cargo analizan el asunto, pero la obligación de su gobierno es cuidar la zona protegida, sobre todo "para que no se extingan los animalitos".

-¿Y quién cuida de nosotros? También nos estamos extinguiendo -inquirió González.

-Ora sí que me ganaste -respondió el Presidente y se despidió.

 
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