Usted está aquí: martes 19 de abril de 2005 Mundo Concluye con humo negro la primera jornada del cónclave

Duras críticas al relativismo, el marxismo y el liberalismo en la homilía de Ratzinger

Concluye con humo negro la primera jornada del cónclave

Descarta el Colegio Cardenalicio una elección prolongada; podría haber Papa esta semana

AFP, DPA Y REUTERS

Ampliar la imagen Humo negro tras las primeras rondas de votaci�ara elegir nuevo Papa FOTO Ap

Ciudad del Vaticano, 18 de abril. La primera jornada del cónclave para elegir al nuevo Papa concluyó hoy con una fumata negra, señal de que los 115 cardenales de la Iglesia católica no consiguieron ponerse de acuerdo en la primera ronda de votación celebrada en la Capilla Sixtina.

La jornada comenzó con una misa presidida por el cardenal Joseph Ratzinger, el coarquitecto de la línea tradicionalista del pontificado de Juan Pablo II, y uno de los candidatos que según la prensa reuniría la mayor cantidad de votos, una cincuentena, pero sin alcanzar la mayoría necesaria.

El alemán Ratzinger aprovechó la homilía para emitir una dura condena a la "la dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y su voluntad", y también atacó a corrientes como el marxismo y el liberalismo.

Las miradas de cerca de las 20 mil personas congregadas en la plaza de San Pedro se dirigían en la tarde a la pequeña chimenea del tejado de la Capilla Sixtina. La fumata, prevista para las 19 horas locales, se hizo esperar 60 minutos. Poco antes de caer la noche, un humo de color indefinido comenzó a salir, entre los gritos de la multitud.

"¡Es blanco, es blanco!", exclamaron muchos, irrumpiendo en aplausos, antes de que en pocos segundos la nube grisácea se transformara claramente en una humareda negra, símbolo de que los cardenales no han llegado a un acuerdo tras su primera votación del Cónclave iniciado este lunes.

"Puede parecer estúpido estar aquí mirando una chimenea diminuta pero en un signo tan sencillo como este humo se va a representar la acción de Dios en su Iglesia", afirmó el sacerdote chileno Juan Carlos Cortez, quien esperaba con la multitud la primera fumata.

Minutos después de salir ésta, la gente abandonó rápidamente la plaza de San Pedro, hasta mañana martes al mediodía, cuando se registre la primera fumata, resultado de las dos votaciones matutinas. Si el humo es blanco, será por primera vez acompañado por el repique de las campanas de San Pedro, para anunciar que hay Papa. Si no hay elegido, habrá otra fumata en la tarde, tras otras dos rondas de votaciones.

El jerarca de los mil 100 millones de católicos del mundo será elegido por una mayoría de dos tercios de los electores, es decir, 77 votos de 115, pero a partir de 34 votaciones sin ganador, el cónclave puede recurrir a otros sistemas más rápidos.

Sin embargo, pese a que no hay un claro favorito, fuentes del Colegio Cardenalicio no prevén que se prolongue demasiado, y estiman que el nombre del nuevo Papa se conocerá a mediados de esta semana. Después de tres días de votaciones sin éxito, las normas electivas establecen una jornada de reflexión, lo que alargaría el cónclave y daría la impresión de que la Iglesia está dividida, señalan observadores.

Los ritos iniciales del cónclave fueron televisados por primera vez en la historia de la Iglesia católica: los cardenales desfilaron con sus vestimentas color púrpura y blanco desde el Aula de las Bendiciones hasta la Capilla, al ritmo de una letanía en la que se encomendaron a todos los santos para que les iluminen. Ratzinger, decano del colegio cardenalicio, cerró la procesión tras la cual los cardenales juraron guardar secreto absoluto sobre la elección.

Al término del juramento, se pronunció la ancestral fórmula Extra Omnes (fuera todos) y las puertas de la capilla se cerraron hasta que los 115 purpurados elijan al sucesor del polaco Karol Wojtyla, muerto el 2 de abril tras un largo pontificado de casi 27 años.

A partir de ahora, la única comunicación de los cardenales con el exterior es a través del humo que saldrá de la chimenea de la capilla.

La jornada comenzó conforme al ritual, con la misa matutina "Pro eligendo Pontifice" en San Pedro, concelebrada por los cardenales electores de 52 países de los cinco continentes.

Ratzinger abrió la ceremonia pidiéndole a Dios que conceda a los católicos "un pontífice enteramente dedicado al servicio de su pueblo".

En la homilía, que algunos expertos interpretaron como un claro mensaje electoral, el alemán, jefe de la filas de los conservadores, pidió al futuro Papa que defienda la doctrina de la Iglesia contra la "dictadura del relativismo".

"Tener una fe clara, según el credo de la Iglesia, es con frecuencia etiquetado de fundamentalismo. Mientras el relativismo, es decir, el dejarse llevar de aquí para allá por cualquier viento de doctrina, aparece como la única actitud a la altura de los tiempos modernos", sostuvo. "Una fe adulta no es una que sigue corrientes de tendencias y las últimas modas. Para ser adulto y maduro la fe debe estar profundamente enraizada en la amistad con Cristo", añadió.

La fe de muchos cristianos se ha visto sacudida "por muchas corrientes, ideologías y formas diferentes de pensar", entre las que citó al marxismo, el liberalismo, el libertinaje, el colectivismo, el individualismo radical, el agnosticismo y el sincretismo, y -prosiguió Ratzinger, de 78 años- la Iglesia católica se enfrenta a un futuro incierto amenazado por el alza de sectas cristianas en todo el mundo.

Ratzinger, prefecto durante el último pontificado de la Congregación para la Doctrina de la Fe (la antigua Inquisición), es uno de los dos únicos cardenales que ya participaron en la elección del difunto Papa, y se presenta ahora como uno de los candidatos con más apoyos, aunque también tiene numerosos detractores.

Otro favorito es el arzobispo de Milán, Dionigi Tettamanzi, respaldado por el bloque "reformista" que lidera el purpurado italiano Carlo Maria Martini, descartado de los papables por el empeoramiento de su estado de salud, que lo llevó a retirarse hace tres años a Jerusalén.

El único papable africano, el nigeriano Francis Arinze, aseguró en vísperas del cónclave que "Dios no tiene ninguna duda sobre el nuevo Papa. Las dudas las tenemos nosotros. Oremos por tanto para que los cardenales puedan identificar la voluntad de Dios". Arinze sigue a Ratzinguer como los favoritos, pero en las casas de apuestas británicas.

Si Ratzinger ni Tettamanzi no logran reunir los votos necesarios, podría significar la oportunidad para algún latinoamericano, con una elección inesperada como ocurrió en 1978 con el entonces desconocido cardenal polaco Wojtyla.

Para el teólogo brasileño Lenoardo Boff, referente de la Teología de la Liberación tan combatida por Juan Pablo II, los papables latinoamericanos como el mexicano Noberto Rivera Carrera, el argentino Jorge Bergoglio, y el colombiano Dario Castrillión Hoyos, serían "más de lo mismo" en caso de llegar a Papa. "La Iglesia no aguanta otro Papa conservador", dijo recientemente a la publicación brasileña Carta Mayor, a la que recordó las sospechas que pesan sobre Bergoglio por su vinculación con la última dictadura militar argentina.

En cambio, otro de los papables, el brasileño Caludio Hummes, "es doctrinariamente conservador igual que Juan Pablo II", pero "más avanzado en términos sociales", y apoyó la lucha de los sindicalistas metalúrgicos bajo la dictadura militar brasileña.

 
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