Usted está aquí: martes 12 de abril de 2005 Espectáculos LA MUESTRA

LA MUESTRA

Carlos Bonfil

Pinceladas de fuego

Ampliar la imagen La cinta es una vigorosa mirada a la creaci�rt�ica FOTO Cortes�Cineteca Nacional

PARA RECREAR LA biografía de Jang Sung-ub, pintor coreano del siglo XIX, el realizador Im Kwon-Taek elige una perspectiva original: entremezcla la vida íntima del personaje, en torno de la cual se ha creado una mitología de escándalo, y su creación artística, reconocida por el vigor y la delicadeza de su trazo. A esto añade las alusiones a sucesos históricos finiseculares en Corea, como el hostigamiento anticatólico, las revueltas del campesinado y el auge del autoritarismo. A medida que combina así biografía, reflexión artística y turbulencias políticas, comienza a precisarse la naturaleza rebelde de Jang Sung-ub, conocido también como Ohwon.

RESCATADO DE UNA trifulca callejera por quien se convertirá en su protector y mecenas, el joven da muy temprano muestras de un espíritu libertario, de su gusto por el alcohol, la desinhibición sexual, y su pasión por la pintura. Im Kwon-Taek, sin duda el cineasta más celebrado en Corea del Sur, dueño de una vasta filmografía que incluye múltiples filmes de género y de serie B, busca dar aquí un giro a sus películas más recientes, fábulas tradicionales con un componente épico (como Chunhyang, de 2000), para elaborar por medio de esta biografía una reflexión sobre la creación artística capturada en el proceso de su formulación y su faena. Algo similar a lo realizado en España por Víctor Erice en El sol del membrillo, o por el francés Jacques Rivette en La bella latosa.

AL ALCANZAR LA celebridad como artista, Ohwon se permite enfrentar con desenfado a los tiranos políticos y a algunos maestros de la pintura local, mansamente venerados. Un episodio lo muestra desafiando, sin proponérselo realmente, la autoridad de un maestro de pintura a quien por protocolo debía cederle el primer lugar en la creación colectiva de un largo lienzo. Este pretendido desafío es muestra de una actitud original y muy libre, desembarazada de solemnidad académica, con la que Jang Sung-ub se afirmará inequívocamente. De igual modo, cuando exclama "No puedo pintar sin tener una erección", manifiesta sin ambages la relación que establece entre su trabajo cotidiano y sus placeres sensuales, tan obsesivos y absorbentes.

EBRIO DE MUJERES y de pintura, este título de la distribución francesa del filme es el calificativo más exacto de la naturaleza real de Ohwon, personaje muy marginal en su culto a una libertad sin freno, en su procuración de un placer que no admite objetivo distinto que la satisfacción personal e inmediata; personaje caótico e inasible que sorprende a todos por la facilidad y maestría de su arte, y su manera de capturar y reinterpretar la naturaleza.

EL CINEASTA MUESTRA esta transición del paisaje a la tela al observar en el firmamento los trazos caprichosos, y a la vez coordinados, de miles de aves migratorias, y pasar luego a su recreación en uno de los lienzos más famosos de Ohwon. Hay otros ejemplos de este proceso creador. El modo en que los presenta Im Kwon-Taek es paralelamente ilustración de su arte como cineasta y de su apuesta formal muy depurada, siempre tributaria, en su música y en sus composiciones cromáticas, del modelo biográfico elegido. Algo que parece fascinar al director es la aparente contradicción entre la perfección estética (la forma muy trabajada de los lienzos de Ohwon, y también la facilidad casi providencial del trazo), y el caos vital que preside a dicha creación y que pareciera ser su sustento. ¿Cómo puede la armonía ser fruto del desorden? Para explorar esta paradoja, Im Kwon-Taek describe las experiencias gozosas de su protagonista, la ebriedad de su inspiración mesiánica, y el modo en que la sociedad de su tiempo lo respeta, teme y finalmente relega a un ostracismo de profeta delirante. Una vigorosa mirada a la creación artística.

PINCELADAS DE FUEGO. Cineteca Nacional. Martes 12: 12, 16, 18:30 y 21; miércoles 13: 13, 16:30, 19 y 21:30.

 
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