Usted está aquí: domingo 3 de abril de 2005 Economía Cuidando el patio trasero

Laura Alicia Garza Galindo

Cuidando el patio trasero

En la anterior colaboración, informé sobre el grupo denominado "Fuerza de tarea independiente", encabezado por Pedro Aspe, cuya encomienda, al lado de grupos similares de Canadá y Estados Unidos, era delinear un Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) Plus para abrir a la inversión extranjera los sectores aún vedados por mandato constitucional, como el energético. Pero al conocer los resultados de la reunión trilateral en Waco, Texas, reconozco que mi apreciación se quedó corta, con mucho.

Se trata en realidad de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad, cuyos antecedentes se han ido construyendo desde 2001, si atendemos a las diversas señales que se fueron dando a lo largo de estos años y que el gobierno de Vicente Fox ocultó cuidadosamente. Tiene razón Eduardo Sojo, si atendemos a su confirmación de que el alcance de esta Alianza es de una dimensión desconocida para los mexicanos.

Lo que ahora sabemos es que las prioridades no se concretaron a los temas económicos y comerciales, ya de suyo jugosos, sino que se concluye una estrategia largamente tejida para extender la seguridad de Estados Unidos hacia prácticamente todo el territorio mexicano, incluyendo sus plataformas marítimas y el espacio aéreo.

Waco sólo fue el escenario en el que el presidente George W. Bush impuso su agenda y Vicente Fox admitió su incapacidad para garantizar la seguridad interna en y de México, aceptando, como lo señaló el jefe de la CIA, Porter Goss, que sea Estados Unidos el que pongan orden en lo que consideran su "patio trasero" y no nuestra nación soberana.

El gran interés estadunidense está en nuestros energéticos, amén de otros apetecibles sectores, como el transporte, el automotriz, siderurgia y textiles y se suma ahora el gran yacimiento a cielo abierto de titanio, recién descubierto en Baja California.

Las evidencias de la voracidad existen: la primera parte de la estrategia se mostró en 2001 con la aplicación del Plan Cheney en el que se asienta que nuestros recursos naturales no renovables se consideran prioritarios para la seguridad nacional de Estados Unidos; es en ese Plan que establece, que es menester ser amigo de los países poseedores de energéticos y si no.... hay que volverlos amigos. Ahí está el caso de sus nuevos amigos de Irak.

El diseño de la estrategia continúa y en 2002, las autoridades mexicanas firmaron un acuerdo con Estados Unidos denominado "Fronteras Inteligentes", en donde se iniciaba la táctica de la militarización de México -para cuidar nuestra seguridad-, cuyo círculo se cierra con la Alianza que ahora nos ocupa. En diversas ocasiones se ha solicitado al gobierno federal desde el Senado de la República, explicaciones sobre la subordinación de México a estas políticas estadunidenses, pero nunca hemos obtenido una respuesta. Al respecto, cabe recordar que es en este contexto que se negó el permiso al presidente Fox para viajar a Estados Unidos y Canadá, del 15 al 18 de abril de 2002.

En octubre de 2002 entró en operación el denominado Comando Norte (Northcom), responsable de la defensa interna de Estados Unidos ante lo que consideran las nuevas amenazas -terrorismo, narcotráfico, tráfico ilegal de personas, o sea, la migración- en el que de facto, México es incluido como zona a ser protegida. Al respecto la Secretaría de la Defensa Nacional, mediante comunicado de prensa, se deslindó de inmediato, advirtiendo que la creación y existencia de ese Comando era una decisión soberana y unilateral del gobierno de Estados Unidos, que tenía como objetivo y responsabilidad defender el área geográfica de los tres países del norte, de acuerdo con sus intereses y en cuya estrategia y operaciones, la Defensa mexicana, no tenía nada que ver.

Imposible evadir, que en esta concatenación de hechos, la suscripción de México a la Alianza de Waco, nuestro país -sus autoridades federales- asume formalmente la protección del Comando Norte. Es decir, que el gobierno de Fox, sin consultar al pueblo ni al Senado, como debió hacerlo de acuerdo con las facultades constitucionales de este último, ha llevado a México a ser considerado un blanco bélico y a que forme parte del perímetro defensivo de Estados Unidos, con lo que logran así la conquista del espacio territorial, de los recursos naturales renovables y de los bienes necesarios para su bienestar.

Esta es sin duda la más grave manifestación de la incompetencia del "gobierno del cambio". Ante las embestidas de Bush y de Paul Martin, primer ministro canadiense, con claridad lo reseñan los medios, Fox -con Creel, su secretario de Gobernación que le contemplaba sonriente- sólo atinó a decir que México busca ser socio para sumar a la ahora famosa Alianza los recursos energéticos -aunque otorgó más que eso- y que éstos sean protegidos por Estados Unidos.

A fin de conocer lo comprometido por Fox, presenté un punto de acuerdo en el Senado para que comparecieran los secretarios de Gobernación, Relaciones Exteriores y Defensa Nacional. La votación se perdió por un voto: los legisladores del Partido Acción Nacional, protegiendo sus intereses y no los de la Nación, votaron en contra, para que todo se mantenga en lo oscurito, sobre todo el hecho cierto de que ante su incapacidad de gobernar, han preferido entregar el mando y control de México a los Estados Unidos de Norteamérica.

 
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