Usted está aquí: viernes 1 de abril de 2005 Economía Un halcón frente a un ejército de 10 mil profesionales

Un halcón frente a un ejército de 10 mil profesionales

Ampliar la imagen Miembros de una organizaci�ocial ofrecen una conferencia de prensa frente a la sede del Banco Mundial, donde protestaron por la designaci�e Paul Wolfowitz como presidente del organismo FOTO AFP

Washington, 31 de marzo. Considerado uno de los mayores halcones y la personificación de los neoconservadores en el gobierno de George W. Bush, Paul D. Wolfowitz cambiará desde hoy su casco militar de los últimos cuatro años por uno de constructor.

Como presidente del Banco Mundial, Wolfowitz dirigirá un ejército de 10 mil profesionales, distribuidos en su sede en esta capital y oficinas en 109 países, para trabajar en la promoción del desarrollo, en particular en las naciones pobres.

El ascenso de Wolfowitz a la ''organización hermana'' del Fondo Monetario Internacional (FMI) no ha sido vista con agrado por grupos opositores al banco, que ven en su llegada un intento de Washington por ampliar la influencia de la doctrina Bush.

Aunque la elección del hombre que aseguró que los iraquíes recibirían con flores a los estadunidenses, tras el derrocamiento del presidente Saddam Hussein, no enfrentó mayores obstáculos, su camino a la dirigencia del Banco Mundial no fue del todo fácil.

La aprobación de por lo menos 24 miembros de la junta de gobierno de la institución, dominada por los países más ricos, quedó allanada sólo después de que Wolfowitz visitara Bruselas la víspera. El corto viaje a la capital de Bélgica, donde apareció ante los gobernadores de los bancos centrales europeos, tuvo como objetivo disipar las preocupaciones generadas tras su nominación.

Graham Watson, miembro del Parlamento Europeo, dijo en una carta al periódico Financial Times que las dudas sobre la nominación de Wolfowitz ''podrían estar marcando el fin del consenso'' dentro del banco.

Nunca antes la nominación del presidente del banco, posición reservada siempre a un estadunidense, había despertado tantas dudas como en el caso de Wolfowitz.

El periódico The Washington Post -crítico usual de Wolfowitz- sugirió que ello no sólo fue resultado de su visible y controversial gestión en el Pentágono, sino de la ausencia de referencias sobre la capacidad de Wolfowitz como administrador.

Sin embargo, cuando semanas atrás anunció la candidatura, el presidente Bush calificó a Wolfowitz como ''un hombre de mucha experiencia. Ha manejado grandes organizaciones. El Departamento de Defensa es una gran organización, como lo es el Banco Mundial''. Quizás por ello el rotativo, en un sorpresivo editorial, demandó a sus críticos darle una tregua hasta que el sucesor de James Wolfensohn presente su agenda de trabajo. En sus 10 años al frente del banco, Wolfensohn, australiano naturalizado estadunidense, hizo de la reducción de la pobreza la pieza central de su gestión, durante la cual chocó con frecuencia con el Congreso de ese país.

De 61 años, Wolfowitz se graduó con una especialidad en Matemáticas en la Universidad de Cornell y es doctor en Ciencias Políticas por la Universidad de Chicago. En el ámbito académico, fue decano de la Escuela para Estudios Avanzados Internacionales de la Universidad Johns Hopkins en esta capital.

Divorciado y padre de dos hijos, Wolfowitz mantiene en la actualidad una relación con Shaha Riza, quien se ha venido desempeñando como consejera de comunicaciones para el Banco Mundial.

Notimex

 
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