Usted está aquí: lunes 28 de marzo de 2005 Opinión De las pirámides a los dobles pisos

Jorge Legorreta/I

De las pirámides a los dobles pisos

Ampliar la imagen La ciudadela de El Cairo, la residencia del Pash�dibujo de David Roberts. Siglo XIX

Memorias entrelazadas entre México y Egipto

En México es muy común pensar que el Oriente Medio no guarda ninguna relación histórica con nuestras culturas precolombinas, e incluso con las ciudades de nuestros tiempos. Desde pequeños aprendemos que los moros, esto es, los habitantes de procedencia árabe e islámica, son "enemigos de los cristianos" y por eso hay que combatirlos con proeza; cuando en realidad tenemos mucho en común. Pueblos como Egipto y otros del Cercano Oriente guardan, a pesar de nuestras creencias históricas y religiosas, memorias entrelazadas que deberían ser consideradas como un simple recordatorio de la globalidad por la que atraviesan los actuales conflictos entre oriente y occidente. La inauguración hoy, en el Museo de Antropología, de la espléndida exposición de Egipto nos permite abordar algunas de las similitudes, los acontecimientos y las coincidencias históricas existentes entre estas dos grandes culturas del mundo: México y Egipto.

Geografías paralelas y rutas del comercio

Por razones que sólo la naturaleza o la cosmología podrían explicar, México y Egipto se encuentran situados en la misma longitud de la Tierra. Se unen y se vinculan geográficamente por el Trópico de Cáncer, cuya línea pasa en México por el Bajío y en Egipto por el Lago Násser y los monumentos de Abu Simbel. Pero lo sorprendente es que, sus dos más grandes ciudades distan al Trópico de Cáncer, una, la mitad que la otra pero en sentido contrario. Es decir, la ciudad de México se encuentra 600 kilómetros al sur de dicha línea y El Cairo, al norte, mil 200.

A lo largo de su historia milenaria, las ciudades de México y El Cairo han sido grandes centros de comercio y unieron durante siglos oriente con occidente, y viceversa. Desde la antigüedad y hasta el siglo XIX, las mercancías con destino a Europa procedentes de Asia pasaban por Egipto desde el Mar Rojo; de ahí se transportaban por un canal o por el mismo desierto hasta El Cairo y por el Nilo se llevaban a Alejandría; para finalmente atravesar el Mediterráneo hacia Europa. El caso de la ciudad de México es similar, pero en sentido contrario; a partir el siglo XVI, con la conquista española, los productos de Oriente con destino a Europa Occidental, llegaban por el Pacífico a Acapulco; de ahí a la ciudad de México para continuar hacia el puerto de Veracruz y posteriormente atravesar el Atlántico para llegar a su destino occidental. Se trata de una ruta comercial que durante siglos estuvo entrelazada dando la vuelta al mundo a través de dos grandes ciudades: México y El Cairo. Esta privilegiada posición geográfica explica el esplendor comercial y multicultural que mantuvieron durante largo periodo de la historia, disminuido hasta fines del siglo XIX y principios del XX. El Cairo, con la inauguración en 1869 del Canal de Suez y la ciudad de México, con la apertura del canal de Panamá en 1914.

Ciudades nación, ciudades pirámide

Ambas ciudades tienen dos nombres. Uno antiguo, significa el país o la nación; el otro nace con la aparición de un pueblo conquistador. A la actual El Cairo se le llama también Masr, un antiguo nombre faraónico que significa Egipto y alude a un concepto de renovación, es decir, que se destruye y se construye; significa además "la madre del mundo" (au-mmedonia). El segundo proviene originalmente de Al-Qahera, nombre con el que bautizaron los musulmanes fatímidas la ciudad a partir de su conquista en el siglo X y significa "La victoriosa". El paralelismo del nombre con la ciudad de México es notable. Al igual que El Cairo, su nombre antiguo es Me-xico, que alude al país y significa "ombligo de la luna"; es decir, el centro del universo. El segundo nombre, Tenochtitlán, es sobrepuesto por las tribus mexicas a partir del siglo XV, cuando conquistan todos los pueblos de la cuenca. México es también una ciudad donde toda destrucción ha significado construcción. En ambos casos, los segundos nombres derivados de una conquista por pueblos provenientes de lejanas tierras no logró desaparecer los nombres originales que sostienen el concepto de nación. Ello no explica pero sí expresa la diversidad de culturas nacionales que conforman la identidad de ambas ciudades. Son en realidad, representaciones de la nación entera; todo pasa ahí, nada ocurre afuera. Un ejemplo: en Egipto, cuando la gente va hacia El Cairo, es común decir "voy a Masr". En México cuando vamos hacia la capital se dice igualmente: "voy a México".

México, las otras pirámides

De entre todas las regiones del mundo sólo en El Cairo y en México (y una parte de Guatemala y Honduras) existen pirámides en forma triangular rectilínea. Esta circunstancia ha originado diversas hipótesis no comprobadas hasta ahora sobre la vinculación histórica entre las civilizacines egipcia y la prehispánica de México muchos siglos antes de que Cristóbal Colón descubriera América a fines del siglo XV. Tal posibilidad tiene cabida en dos periodos. Uno, alrededor del año 1500 antes de Cristo, cuando se desarrolla en las costas mexicanas la cultura olmeca, con sus gigantescas cabezas de piedra similares por sus formas a pobladores del norte y centro de Africa. Dos, durante los siglos X al XV, cuando la cultura islámica ocupa España y con ello sus experimentados navegantes podrían haber llegado al continente americano durante estos siglos de esplendor islámico; algunas ideas hipotéticas, que muchos historiadores creían insostenibles hace años, apuntan hacia el descubrimiento de similitudes míticas entre los dioses egipcios y los existentes en México durante la ultima etapa de la cultura maya y mexica, precisamente durante este último periodo.

En Egipto, las pirámides se circunscriben a la región metropolitana de El Cairo. En orden cronológico destacan siete: Médium, Dahshur, Romboidal y Saqqara (Saqqara); y Keops, Kefrén y Micerinos (Giza). En México se encuentran localizadas en casi todo el país, particularmente en los antiguos territorios mesoamericanos. Destacan 15: Tajín (Veracruz); Xochicalco (Morelos); Monte Albán (Oaxaca); Edzna (Campeche); Templo de las Inscripciones, Pirámide del Sol (Palenque); El Adivino (Uxmal); El Castillo (Chichen Itzá); Pirámide de la Luna y Pirámide del Sol (Teotihuacán); Santa Cecilia, Tenayuca, Tlaltelolco, Cuicuilco y Templo Mayor (ciudad de México). Dos más se encuentran en Centro América, Tikal (Guatemala) y Copán (Honduras). En total, son 17 las pirámides más significativas construidas en territorios americanos antes de la conquista.

Aunque en ambos casos, las pirámides guardan similitudes en su forma triangular geométrica, sus funciones eran distintas. Las de Egipto fueron edificadas como tumbas de gobernantes y en su mayoría rematan en vértice; las de México, en cambio, fueron construidas para ceremonias teocráticas y por tanto, rematan con un templo sobre una base truncada. Sólo en algunas excepciones son tumbas-mausoleos; por ejemplo, en el Templo de las inscripciones de Palenque, Chiapas, donde a mediados del siglo XX se encontraron restos y osamentas de gobernantes; y en la Pirámide de la Luna en Teotihuacán, en donde, a partir de excavaciones recientes, en su base se hallaron esculturas de piedra verde. Todos estos descubrimientos recientes de ofrendas, incluyendo los que se preparan en la pirámide del Adivino en Uxmal, estarían aportando nuevos elementos para encontrar más similitudes entre las pirámides de México con las de Egipto.

Entre la pirámide de Saqqara y las del Sol y la Luna de Teotihuacán (construidas con una diferencia de 3 mil años) existen similitudes geométricas, estéticas y proporciones comunes. La de Saqqara y la del Sol tienen 60 metros de altura y 6 cuerpos, denominados mastabas en Egipto y taludes en México; y aunque en Teotihuacán, las dimensiones de la base (225 metros por 222) son mayores a la de Saqqara (123 metros por 107), existen aproximaciones y hasta coincidencias con otras pirámides. La de Teotihuacán tiene una base cuadrada casi idéntica a la de Keops (230 metros por 230). Y las bases de Saqqara y la pirámide de la Luna, ambas rectangulares, tienen con dimensiones distintas, una idéntica proporción. Saqqara 107/ 123 = 0.8; igual a la pirámide de la Luna, 120/150 = 0.8. La fachada principal de la Pirámide del Sol se orienta al poniente y se encuentra alineada con el eje de la Calzada de los Muertos trazada 17 grados (hacia el este) del eje norte-sur. Cada 19 de mayo y 25 de julio a las 12 horas en punto, el cenit solar (el Sol) se encuentra exactamente sobre el vértice de la pirámide. En cambio, las pirámides de Giza están construidas en perfecta alineación con los puntos cardinales, norte, sur, este y oeste. Aquí hay por tanto, mucho más por conocer y descubrir entre dos de las grandes culturas del mundo: México y Egipto.

Megaciudades de segundos pisos

México y El Cairo son ciudades que albergan cada una, alrededor de 22 millones de habitantes y más de 3 millones de autos; y ambas gozan por ese motivo, de un hermanamiento común: sus segundos pisos; esto es, vialidades confinadas y elevadas que a principios del siglo XX se convirtieron en la panacea para enfrentar los agudos conflictos viales en las grandes urbes. Actualmente, El Cairo experimenta uno de los más acelerados procesos de urbanización del mundo. Las elevadas tasas de natalidad y las migraciones del campo han provocado desmedidas expansiones urbanas en pleno desierto, incluyendo la edificación de pequeñas ciudades planificadas unidas por una vialidad perimetral de alta velocidad denominada ring road, mismas que en poco tiempo quedarán unidas a la ciudad. El área central no ha logrado descentralizarse; por ahí transitan al día 700 mil vehículos y cientos de carretas transportando millones de personas y mercancías; las saturadas vialidades no podían más y se han requerido edificar grandes pistas elevadas. Entre las primeras inaugurada en el año 2000, destaca un impresionante "segundo piso" que mide 14 kilómetros de largo y su altura alcanza en su parte más elevada 32 metros (nueve pisos de un edificio); cuenta con sólo una entrada y salida intermedia y une en 18 minutos zonas habitacionales aledañas al aeropuerto (Heliopolis y Nasser City) con otras al norte (Doki y Mohandiseen) pasando por el Centro Histórico y atravesando gigantescos puentes sobre el Río Nilo.

Otra vialidad elevada que destaca es la que atraviesa, en dos kilómetros a 18 metros de altura, la zona comercial más congestionada del Centro Histórico (Gamayliya); además de otras de menor dimensión diseñadas para resolver el paso de vehículos en los cruces más congestionados. Pero aunque estas primeras vialidades aéreas han dado resultados positivos, la valoración crítica por su funcionamiento a largo plazo ha obligado a los cairotas a experimentar también la opción subterránea: en el año 2002 fue inaugurado un primer túnel de 4 carriles y 3 kilómetros de longitud que ha resuelto eficazmente y a un menor costo, el paso entre varias zonas habitacionales con el corazón de la ciudad. En forma similar, en la ciudad de México, se ha puesto en funcionamiento a partir de 2003 el llamado distribuidor vial y la primera parte del segundo piso y que más allá de las posturas ideológicas que ha suscitado, expresa la memoria entrelazada entre dos de las más grandes y paradigmáticas ciudades del mundo: México y El Cairo.

 
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