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NO BASTA CON HACER DENUNCIAS
28 de marzo de 2005
José Vargas Niello dirige la oficina de Consumers International en América Latina desde su creación en 1986. Pugna por llevar el debate sobre los derechos de los consumidores al plano de los resultados concretos. Se necesita que la protección sea efectiva, que no se limite a una serie interminable de denuncias, dice en esta entrevista.
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Eduardo Martínez Cantero

Pepe P3Para José Vargas Niello, director regional para América Latina y el Caribe de Consumers International (CI), se tiene que "lograr que las políticas del consumidor se conviertan en políticas de Estado" para hacer que los organismos de protección sean algo más que entidades de denuncia y formen parte esencial de la solución de los problemas surgidos en las transacciones que se realizan en el mercado.

En 1986 fue creada la oficinade CI para América Latina y el Caribe que desde entonces está a cargode Vargas Niello. En entrevista con La Jornada en la Economía reconoce que en América Latina (AL) "se ha avanzado rápidamente en la defensa del consumidor y en incorporar sus derechos en las políticas públicas".

¿Cuál es la importancia de que la protección del consumidor se integre al conjunto de las políticas públicas?

La defensa del consumidor tiene que ver con temas que parecerían a primera vista alejados, pero que son tan importantes como la equidad. Este asunto tiene que ver, por ejemplo con la información, con la defensa del ingreso de las familias y con la contraparte de una transacción de compraventa de productos o servicios en términos de calidad, cantidad y oportunidad que recibe quien los adquiere. El poder en el mercado no es equitativo en su distribución entre las empresas privadas y públicas que ofrecen los productos y, por otra parte, quienes los adquieren. Eso es bien conocido tanto en la teoría económica como en los estudios de mercado.

Para el director regional de CI, los consumidores deben asumir un papel más protagónico en la defensa de sus intereses. Las organizaciones de protección al consumidor se dirigen a es


tablecer en la práctica y en la ley los mecanismos para proteger su ingreso cuando lo utilizan para adquirir productos de las empresas y del gobierno. Se trata de un interés que se expresa como una reivindicación que forma parte integral del funcionamiento del mercado y que, además, se asocia con la calidad de vida de la población. De ahí emana la relevancia de la protección al consumidor y cuando esto se vuelve parte de la agenda pública se avanza en conseguir legalidad y equidad.

Ante la concentración del mercado y la economía en unas cuantas marcas o empresas, ¿en qué lugar queda el consumidor?

Ese es un aspecto significativo de lo que puede llamarse como la estructura del mercado. Cuando existe una mayor concentración, es decir, cuando una cuantas empresas proveen una parte significativa de los bienes y los servicios, el consumidor puede resultar desprotegido y sus derechos pueden ser violentados. Eso ocurre tanto con empresas nacionales como con las que operan a escala transnacional.

¿Con qué herramientas cuenta el consumidor para enfrentar tal concentración de la economía?

El consumidor debe estar unido, organizado, tener una relación fuerte con el Estado, con los gobiernos para asegurar una fuerza conjunta y contraponer una posición a los excesos que suelen cometerse en el mercado por parte de empresas que ejercen un determinado poder de monopolio, o sea, que controlan una parte relevante del mercado y que incluso pueden operar de manera monopólica. En el caso de las empresas extranjeras puede ser más complicado establecer una regulación de sus operaciones, para ello existen las entidades que regulan la competencia.

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El tema de los consumidores tiene su arista política. La más inmediata es la relación entre un ciudadano y los servicios que recibe de su gobierno o de las empresas que tienen concesiones. José Vargas recordó que este es uno de los rubros en los que más quejas se reciben en las organizaciones de consumidores. Según estudios realizados por CI, algunas empresas distribuidoras de agua potable no hacen suficientes inversiones para mejorar los servicios y, sin embrago, obtienen altas ganancias. Esto se advirtió en el conflicto reciente desatado en Bolivia. Lo mismo ocurre en casos de suministro de energía ­continúa Vargas­, en República Dominicana, por ejemplo, la gente puede pasar de 10 a 20 horas al día sin luz y son empresas privadas las que se encargan del servicio.

De tal forma, las polìticas de privatización asociadas con la desregulación de diversas actividades en las economías de AL no siempre son favorables para el consumidor y este es un aspecto básico de la protección de los derechos a los que nos hemos referido, señala Vargas. Él mismo pregunta: ¿y nosotros qué?, los que vivimos en AL no somos consumidores de segunda categoría, también queremos comer sano, tomar agua limpia, tener acceso a buenos servicios públicos, a todos los bienes esenciales y que los productos que compramos sean de buena calidad y que las empresas respondan por ello.

La fuerza de la unión

Las asociaciones de consumidores han logrado un gran avance en cuanto a la protección de sus derechos, lo cual no hubiera sido posible sin la organización de la sociedad civil. En la Unión Europea, por ejemplo, los alimentos que contienen más del 0.9 por ciento de productos transgénicos deben estar etiquetados.

¿Cuáles son las líneas de acción que deben seguir los consumidores para defenderse?

Deben organizarse y pensar muy bien las estrategias para la movilización de modo que las demandas se conviertan en causas sociales.

¿Qué recomendaciones hace CI a los consumidores para fortalecer su presencia y hacer escuchar su voz para hacer respetar sus derechos?

Lo primero es contar con una ley del consumidor para después planear la estrategia de su aplicación. En segundo lugar, planificar los programas de información y educación al consumidor, esto para armar a los consumidores y que sepan cómo ejercer sus derechos. Se necesita una estructura institucional para que la protección sea efectiva y no se limite a una serie interminable de denuncias que no acaban en la satisfacción de una inconformidad en la que está envuelta una transacción mercantil. En México desafortunadamente no existe una asociación de consumidores que tenga la suficiente fuerza para actuar, menos mal que tienen un organismo del gobierno, la Profeco, pero no es suficiente.

José Vargas Niello, chileno de nacimiento, recomienda a los consumidores ser más responsables y trabajar más de cerca con sus gobiernos.

"Los consumidores no podemos pasar ni aprobar leyes, pero sí podemos usar nuestras herramientas: vigilancia, control, monitoreo, educación, información y organización. Esas son las tareas del consumidor, además de construir asociaciones, pues sin ellas es más difícil", concluyó§

 
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