Usted está aquí: sábado 26 de marzo de 2005 Sociedad y Justicia En el Reclusorio Oriente también hubo crucifixión

Internos escenificaron la Pasión de Jesús

En el Reclusorio Oriente también hubo crucifixión

El centurión romano, muy en su papel de madreador

AGUSTIN SALGADO

Ampliar la imagen El interno que personific�Jes�zareno carga su cruz, en el patio del penal FOTO Francisco Olvera

Detrás de las rejas también hubo crucifixión, y si bien al final de la jornada el nazareno no expiró, sí terminó con la espalda amoratada, a consecuencia de los latigazos y golpes propinados por los soldados romanos.

Coordinados por miembros de la pastoral penitenciaria de la arquidiócesis de México, unos 30 procesados del Reclusorio Oriente escenificaron el Vía Crucis. Desde febrero se repartieron los personajes y a un convicto por violación le correspondió el papel de Jesús de Nazareth.

La Pasión fue escenificada en el auditorio del centro de readaptación social y un patio adyacente: el interior se convirtió en el palacio de Poncio Pilato y el exterior en el Monte de los Olivos.

Entre la primera y la segunda llamadas Judas Iscariote ya contaba sus 30 monedas de oro, al tiempo que dos centuriones alistaban los látigos que minutos después utilizarían en contra del nazareno.

Al escuchar la tercera llamada la mayoría de los actores se santiguaron, en tanto que los presos que aún jugaban frontón en las paredes externas del auditorio ingresaron al recinto.

Un Poncio Pilato robusto y un centurión tatuado en pecho, espalda y abdomen acapararon la atención de los espectadores vestidos de color beige.

Los 80 latigazos ordenados por Herodes se cumplieron uno a uno: el nazareno fue atado a una columna del escenario, con la espalda descubierta, y fue el jefe de la centuria romana el responsable de cumplir la orden.

Minutos antes, el personaje de Jesús ya había sido arrastrado por el escenario para que soldados, menos fornidos que el centurión, le propinaran una serie de puntapiés.

El nazareno, de nombre Alejandro, lleva un año preso. Actualmente tiene 23 y aún le faltan más de seis años para obtener su libertad.

"No es difícil hacer esto, cuando uno lo hace con el corazón por delante. Lo complicado es encontrar a Dios, pero cuando lo logras ya no quieres soltarlo", afirmó.

Sobre la sentencia que pesa sobre él prefirió no hablar: "lo único que puedo decir es que la culpa que tengo ante la sociedad ya la estoy pagando".

Un Barrabás canoso y flaco corrió hacia su libertad efímera. El paso que imprimió a su trote produjo algunas risas entre los espectadores.

El centurión tatuado castigó al nazareno con tintes de realidad. Al ver su actuación uno de sus compañeros afirmó: "sí le queda el papel de madreador".

Una cuerda de plástico fue utilizado por Judas Iscariote para suicidarse. El nudo que se hizo a sí mismo le irritó el cuello. Antes de que se iniciara la representación, Judas, con todo y arete en el lóbulo izquierdo, bromeaba con sus compañeros, afirmando que al final no daría autógrafos.

Las caídas y la crucifixión de Jesús se escenificaron en el patio. Tres cruces de madera se levantaron, y además del nazareno fueron "crucificados" Dimas y Gestas.

El personaje de la madre de Jesús fue asumido por una religiosa de la pastoral penitenciaria. Vestida con hábito negro, la hermana reconoció el esfuerzo realizado por los internos y agradeció el apoyo de las autoridades.

Al final, centurión y nazareno se enfrascaron en un largo abrazo. El primero con las imágenes de San Judas Tadeo, la Virgen de Guadalupe y Jesucristo tatuadas en su cuerpo, y el segundo con la espalda amoratada.

 
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