Susana Zabaleta subió la temperatura del festival zacatecano

Zacatecas, Zac., 23 de marzo. Susana Zabaleta presentó su espectáculo Quiero sentir bonito en la Plaza de Armas de esta ciudad, la noche del pasado martes, dentro del 19 Festival Cultural Zacatecas 2005. La expectativa por ver a la actriz y cantante concitó a más de 5 mil espectadores, quienes respondieron a su propuesta interactiva, con alusiones políticas, expresiones contra el machismo y sus movimientos sensuales, que provocaron chiflidos de los hombres y gritos de apoyo de las mujeres.

Con seis discos grabados en su trayectoria, Susana subió al escenario con una falda negra y un top que dejaba ver su ombligo. Su cabello suelto era alborotado por los ventiladores dispuestos en los extremos del escenario, en una noche fría que le hizo pedir a los técnicos que los apagaran. "Yo se los voy a poner donde ya saben, para que vean qué se siente", dijo con el doble lenguaje que la caracteriza en sus shows.

Eran las 21:00 horas y llegó la gobernadora Amalia García para presenciar la actuación de Zabaleta, quien no desaprovechó la ocasión para subrayar que "las mujeres, aunque sea pocas, están haciendo una labor importante en todos los ámbitos, como la aquí presente", dijo refiriéndose a la jefe del ejecutivo estatal.

Ataviada con un estola color rojo que caía hasta la cintura, Susana contoneaba su cuerpo al caminar de izquierda a derecha, y viceversa, mientras cientos de ojos trataban de captar lo más que podían de ese cuerpo. En la imaginería, Susana despierta los sueños del colectivo.

Sus movimientos sobre esa histórica Plaza de Armas fueron teiboleros, la música cadenciosa. Algunos viejos, de sombrero, ropa de mezclilla, la miraban sin mover un músculo facial. Otros, en cambio, más citadinos, gritaban a Susana lo que para muchos era un atrevimiento: "¡Mamacita, hazme sentir bonito!", "¡Quiero sentir bonito!"...

Hizo que un joven del público, quien le gritó que quería con ella, se acercara al escenario. "¡Vamos a ver si es cierto!". El muchacho no se arredró. Fue hasta ella y de premio le dio un beso que después se supo que fue balín, porque la foto oportuna demostró que Susana sólo le acercó los labios.

Se fue como llegó, rodeada de personal de seguridad, quienes impidieron que nadie la rozara ni con el pétalo de una rosa.

Arturo Cruz Bárcenas, enviado