Usted está aquí: miércoles 23 de marzo de 2005 Cultura Homenaje a Frances Turner, creadora de Sórdida belleza

El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca recibirá un óleo en donación

Homenaje a Frances Turner, creadora de Sórdida belleza

La chica del cuarto azul es una de las últimas obras de la pintora inglesa fallecida en 2003

El cuerpo humano se convirtió en el tema central de su quehacer en la plástica

MERRY MAC MASTERS

Ampliar la imagen La chica del cuarto azul, 2003, cuadro de la artista brit�ca Francis Turner que se exhibi�r primera vez en una galer�neoyorquina y que ahora ser�ncorporado al acervo del Museo de Arte Contempor�o de Oaxaca FOTO Cortes�del Museo de Arte Contemporaneo de Oaxaca

La idea de una cultura que celebra la muerte en vez de rehuirla impactó a la pintora inglesa Frances Turner (1965-2003) después de ver en Londres, cuando tenía 17 años, una exposición de artesanías mexicanas en torno al Día de los Fieles Difuntos.

Con el tiempo, Turner llegó a decir que la imagen de la mujer que baila con la muerte era un tema que pintaría constantemente para abrazar aquello que se rechaza: el final.

Esa mujer valiente y retadora resultó ser la misma Turner, a quien el final alcanzó en forma prematura debido a una embolia, pero con los pensamientos en México, país que conoció por primera vez en 1997 y a donde regresó en varias ocasiones para trabajar, exhibir obra e impartir clases.

Su última exposición mexicana, Sórdida belleza, después de presentarse en el Museo Universitario del Chopo, en 2001, viajó el año siguiente al Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), institución con la cual estableció una entrañable relación.

Por tanto, no es de extrañar que Turner haya querido que el MACO -museo que se inició sin acervo, pero que a lo largo de sus 13 años de existencia ha logrado reunir alrededor de 200 piezas- tuviera una obra suya.

Influencia de Frida Kahlo

Ahora, el óleo Blueroomgirl (La chica del cuarto azul), 2003, de 40 x 50 centímetros, una de las últimas obras de Turner, será donado al MACO en un acto que a manera de homenaje se realizará este jueves a las 18 horas en el patio central del museo.

Asistirán el padre de la pintora, Gordon Harrop Turner, su pareja, Peter Gandy Hughes, así como Kate Arthurs y Circe Henestrosa, representantes del Consejo Británico, instancia que en 2001 le encargó una exposición, Extrañas a nosotras mismas, vestuario de mujer y otras obras, para el Día Internacional de la Mujer, pues su trabajo se había poblado de féminas, el cual también apoyó la iniciativa de la artista de entregar una obra al MACO.

La chica del cuarto azul se exhibió en su primera exposición individual neoyorquina titulada Flesh in oil (Carne en óleo), montada hace dos años en la galería Art at Large.

A su vez, la pintora dejó pendientes varios proyectos con ese recinto de Oaxaca, como la invitación para hacer una residencia más larga allí, informó Cynthia Martínez, coordinadora de exposiciones del museo.

Con motivo de su muestra Extrañas a nosotras mismas, en 2000, Turner expresó a La Jornada que al cursar sus estudios artísticos se interesó por el autorretrato y la idea de ver el mundo a través de uno mismo -de hecho el cuerpo se volvió el tema principal de su obra-. En eso, Frida Kahlo tuvo gran influencia en la pintora. Inclusive, consideró su obra el epítome de lo que es un artista, porque Kahlo ''se quedó justo donde estaba y mediante su persona mostraba su mundo, que era México''.

También influenciada por la pintura renacentista del norte de Europa, caracterizada por lo macabro, Turner hizo hincapié en la obra ''ligeramente'' naive de Kahlo y lo plano de sus imágenes que proclaman ''soy una pintura, no una fotografía''. Eso, decía, ''me gusta mucho y lo he tratado de resaltar en mi presente trabajo''.

Todo era hecho para los hombres

Para su primera muestra mexicana, Turner escogió hablar de los 2 mil años de la ''mujer simbólica'' y la manera en que el cuerpo femenino se ha usado para encarnar ideas. Opinó que las mujeres, mucho más que los hombres, son bombardeadas con imágenes de sí mismas, entre las cuales tienen que encontrarse.

Recordó que la idea del arte occidental era que el hombre miraba a la mujer, mientras ésta se veía a sí misma. De allí todos esos cuadros famosos de mujeres contemplándose en el espejo. ''Todo era hecho para los hombres. Eramos el objeto y ellos el sujeto'', explicó en esa entrevista.

La muestra Sórdida belleza, por su parte, tuvo como premisa siete retratos en torno de personas que se sienten outsiders (marginados), ya sea por diferencias físicas o porque así lo escogieron.

De nuevo Turner mostraba ''cómo nos sentimos acerca de nuestro cuerpo, cómo reaccionamos a sus cambios, así como los prejuicios que tenemos en cuanto a nuestro cuerpo y el de los demás''.

Con motivo de su muestra individual neoyorquina, emitió una declaración artística en la que dijo: ''Soy una persona bastante literal. Mis imágenes a veces se abstraen, pero no son abstractas. Dibujo cuerpos porque me ro-dean, pero también porque para mí representan el modo más expresivo de hablar acerca del mundo. El cuerpo humano es una imagen tan poderosa, que es manipulada de manera descarada a lo largo de nuestra vida, interpretado como nosotros mismos, y como el caparazón en que vivimos, y mediante el que experimentamos el mundo externo.''

 
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