Usted está aquí: domingo 13 de marzo de 2005 Economía Indispensables, "nuevos jugadores" en el sector energético mexicano: Banco Mundial

El país requiere invertir 140 mil millones de pesos al año en esta actividad, señala

Indispensables, "nuevos jugadores" en el sector energético mexicano: Banco Mundial

ROBERTO GONZALEZ AMADOR

La incapacidad financiera del gobierno federal para mantener adecuados niveles de inversión en el sector energético es provocado por el alto endeudamiento y la fragilidad de las finanzas públicas, se desprende de un estudio del Banco Mundial, elaborado a petición de México y que sirvió de sustento a los planes oficiales de apertura en electricidad y petróleo al capital privado. El organismo recomienda, abiertamente, abrir el sector de hidrocarburos a la participación privada y restructurar el esquema de subsidios al consumo de electricidad.

El organismo estableció que el país requiere al menos 140 mil millones de pesos anuales de inversión para satisfacer los requerimientos de capital del sector. Como esos recursos no existen, según el Banco Mundial -en un argumento compartido por la administración del presidente Vicente Fox- se hace indispensable "abrir el sector de hidrocarburos a nuevos jugadores para atraer los fondos necesarios para satisfacer la demanda de gas y petróleo".

La cantidad señalada por el Banco Mundial y avalada por el gobierno mexicano equivale a 68 por ciento del costo financiero anual de la deuda pública, incluidos los rescates bancario y carretero, que alcanza 206 mil 900 millones de pesos, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

En la reciente semana, el gobierno del presidente Fox volvió a insistir en que el Congreso, dominado por la oposición, realice una reforma legal que permita al capital privado participar en actividades reservadas por la Constitución al Estado en la industria petrolera y eléctrica.

"Como gobierno federal seguimos insistiendo en la reforma energética que nos va a permitir invertir en exploración, transformación, producción petrolera, invertir en petroquímica, en plantas de generación de electricidad, en la exploración de yacimientos de gas natural", dijo el Presidente el jueves.

"Se requieren cuantiosas inversiones y no queremos ni podemos desviar los recursos de los programas sociales de la educación, de la salud a este fin; cuando podemos hacerlo con una virtuosa fórmula de inversión asociada público-privada. No pretendemos, y vale la pena reiterarlo, privatizar ni a Pemex ni a la CFE, no viene al caso. Lo que estamos buscando es que se abra el sector para la inversión privada asociada con la inversión pública", añadió Fox ese día.

Es el tipo de argumentos contenidos en el estudio del Banco Mundial, elaborado por el organismo a petición del gobierno mexicano desde finales de 1999 y concluido en 2004.

"La forma en que el sector energético sea manejado en México tiene profundas implicaciones para el crecimiento económico y las finanzas públicas", dice el reporte. "Si México desea lograr tasas de crecimiento económico como las recientemente estimadas, de 4.5 por ciento anual hasta 2010, la demanda sobre el sector de energía será enorme. Satisfacer la creciente demanda de energía requerirá un cuantioso incremento en la inversión que el gobierno no puede hacer, a menos que reduzca el gasto en otros rubros sociales importantes, como salud y educación. Sin embargo, si la inversión necesaria en el sector de energía no se realiza pronto, el impacto macroeconómico puede ser adverso", considera el organismo.

Señala que el gobierno federal ha estado bajo presión en la última década para reducir las inversiones en el sector energético y asignar los ingresos fiscales a las crecientes necesidades sociales y económicas. Como consecuencia, añade, el gobierno está a la búsqueda de caminos para que el sector energético pueda satisfacer de manera eficiente al menos una alta proporción de la demanda, sin afectar las finanzas públicas.

La política fiscal del gobierno federal, que en 2004 llevó el déficit fiscal a 0.17 por ciento del producto interno bruto (PIB), busca lograr una situación de equilibrio entre ingresos y gastos.

"El gobierno mexicano se ha visto de manera creciente obligado a elegir entre gastar ahora en programas sociales urgentes, como salud, educación e infraestructura rural y la simultánea necesidad de invertir en energía para alcanzar la creciente demanda y proveer recursos para financiar gasto público futuro. Romper este círculo vicioso es uno de los más importantes retos que hoy enfrenta México", señala el Banco Mundial.

Para el organismo, las tres áreas de acción de una reforma del sector son:

Primero, lograr ganancias permanentes en eficiencia de operación en electricidad e hidrocarburos para reducir costos y mejorar la calidad del servicio.

Segundo, restructurar el esquema de subsidios eléctricos, para que las subvenciones se otorguen a los hogares más pobres, y

Tercero, "abrir el sector de hidrocarburos a nuevos jugadores para atraer los fondos necesiarios para que de manera eficiente se pueda emprender la exploración y el desarrollo de los abundantes recursos de gas y petróleo de México".

Según estimaciones "conservadoras" del banco, los requerimientos de capital del sector energético mexicano para los siguientes 10 años son de un billón 400 mil millones de pesos, 20 por ciento del PIB de 2004. "Esto equivale a aproximadamente 140 mil millones de pesos anuales, 2 por ciento del PIB, más que el gasto público total en educación y salud y más del doble que la tasa de inversión en el sector en los años 90".

El organismo dice que no es factible ni deseable financiar la expansión necesaria en el gasto de inversión en el sector energético ni con fondos del tesoro público ni a través de la contratación de deuda gubernamental.

 
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