Usted está aquí: miércoles 9 de marzo de 2005 Ciencias Focos rojos en el futuro del ajolote

Focos rojos en el futuro del ajolote

Ampliar la imagen En la Universidad Aut�a Metropolitana se realizan las investigaciones para salvar de la extinci�l ajolote de Xochimilco FOTO Marco Pel�

JOSE GALAN

El ajolote es emblemático del lago de Xochimilco. Y al igual que su entorno, está en peligro de desaparición por los depredadores, la recolección ilegal de especies y la contaminación. Se trata de una especie única en el mundo: un anfibio de la familia de las salamandras, que constituye un eslabón importante en el ecosistema de Xochimilco y en el equilibrio ecológico del lugar.

Por ello, biólogos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Xochimilco y de la Universidad de Kent, en el Reino Unido, han unido esfuerzos para preservar la especie; para ello han recibido ayuda de la llamada Iniciativa Darwin, un proyecto de sustentabilidad y conservación ecológica y de la biodiversidad creado por el gobierno británico para colaborar en el rescate y preservación de especies en peligro de extinción en todo el mundo.

La Iniciativa Darwin proveyó fondos por 96 mil libras esterlinas para un proyecto que comenzó en 2002 y que finalizará este año, el cual incluye la capacitación de los remeros, es decir, quienes conducen las trajineras, para crear un sistema de información dentro del llamado turismo naturista o ecológico y ayudar a la conservación del entorno.

Alejandro Meléndez, biólogo de la UAM y quien está al frente del proyecto -iniciado originalmente por la doctora Virginia Graue, ya fallecida- junto con personal del Centro de Investigaciones Biológicas y Acuícolas de Cuemanco (CIBAC), de esa misma universidad, aclara antes que nada: el ajolote no es el renacuajo, que crece para convertirse en rana o sapo, que también forma parte de la familia de las salamandras. Esta especie no abandona el agua, ya que, explica, entre sus rasgos particulares destaca que permanece sumergida en su forma larvaria, es decir, un ser inmaduro físicamente pero con la capacidad de reproducirse; conserva las branquias así como un sistema pulmonar poco desarrollado.

Los investigadores Richard A. Griffiths e Ian G. Bride, de la Universidad de Kent, afirman en el documento Acciones por el ajolote en el Lago Xochimilco, México (Action for the axolotl at Lake Xochimilco, Mexico) que se trata de uno de los anfibios de Latinoamérica más amenazados, ya que el ambiente en el que se desarrolla junto con otras especies endémicas (exclusivas del lugar) se redujo a parches aislados, rodeados por el desarrollo urbano.

Es cierto, agrega Alejandro Meléndez en entrevista, el ajolote está desapareciendo de Xochimilco, único lugar del mundo donde se encuentra. Por ello están tratando de recuperar no sólo la especie sino también su hábitat. Su desaparición, dice, sería una vergüenza, porque es patrimonio del país y constituye ya un emblema de la conservación inclusive de Xochimilco, y también de las raíces culturales del lugar.

El ajolote o axolotl -monstruo o perro de agua, en náhuatl- formó parte de la medicina tradicional de los indígenas e inclusive de su dieta. Pero también de su mitología: su término náhuatl describe a un animal que nació cuando el dios Xolotl, temeroso de su sacrificio inminente, se tiró al agua para convertirse en la criatura que hoy conocemos. Muy abundante en la antigüedad, el ajolote comenzó a padecer las obras del hombre cuando, a principios del siglo XX, los canales de Xochimilco, que se alimentan de manantiales subterráneos, fueron desviados por Porfirio Díaz para servir a la ciudad, y en su lugar se vertieron en el lugar aguas residuales desde las plantas de tratamiento ubicadas en el cerro de la Estrella y en la comunidad de San Luis Tlaxialtemalco.

Esta aguas residuales incluyen deshechos de fábricas con alto contenido de metales pesados que se depositan en el lecho de los canales donde los habitantes del lugar obtienen los lodos necesarios para las chinampas, informa Fernando Aranda, a cargo del CIBAC. Por si fuera poco, en la década de los 50 se introdujeron peces, como carpas o tilapias, para fomentar la economía del lugar. Pero son depredadores naturales de los ajolotes.

En el CIBAC existen cerca de 50 ejemplares de ajolotes en cautiverio, y en tanques de agua se mantienen las condiciones necesarias para su reproducción. Son animales que llegan a vivir entre 10 y 15 años en condiciones óptimas. Como se ha demostrado en varios laboratorios y acuarios de todo el mundo. De hecho, fueron recolectados por primera vez en 1863 para el Museo de Historia Natural de París y se cree que gran parte de los animales en cautiverio hoy día provienen de esa primera recolecta.

Así como en algunas familias ha sido una mascota, sostienen los investigadores británicos, también ha sido objeto de amplias investigaciones médicas, debido a sus sorprendentes rasgos biológicos que lo distinguen de otros anfibios y vertebrados. Al igual que otras especies que pertenecen al grupo anfibio de las salamandras, el ajolote deposita sus huevos en agua clara, de donde salen como larvas que obtienen oxígeno del agua a través de las branquias. Desarrollan cuatro patas y se alimentan de pulgas de agua o microcrustáceos.

Sin embargo, a diferencia de las salamandras, no atraviesa por la metamorfosis de vida acuática a vida terrestre. Adquiere la madurez sexual como larva -situación llamada neotenia-, y las hembras llegan a depositar hasta mil huevecillos entre los tres y seis meses. En su edad adulta, llegan a medir hasta 25 centímetros de largo. Generalmente son de color negro, aunque existen especies blancas o albinas y adultos que se alimentan de pequeños peces, como charales, lombrices de agua o diminutos camarones de agua dulce llamados acociles, revela Ana Patricia Romero, bióloga participante en el proyecto.

Pero quizá lo más sorprendente del ajolote es su capacidad biológica de regeneración. No sólo puede desarrollar una nueva cola o un nuevo miembro en remplazo de alguno que haya perdido por accidente o por la agresión de un depredador, sino que también puede regenerar células del cerebro o del corazón. Y dentro de las investigaciones de carácter medico, se han extraído células de una minúscula parte de ajolotes en cautiverio para su examen, y su organismo es capaz de regenerarlas.

Pero en Xochimilco, son las universidades mexicana y británica las que buscan preservar la especie por esas y otras consideraciones. No hay ningún apoyo del gobierno federal para esos estudios académicos, que terminan precisamente este mes. De hecho, en julio pasado el ministro del Medio Ambiente del Reino Unido, Elliot Morley, y la embajadora en México, Denise Holt, visitaron el lugar y quedaron muy impresionados, lo que lleva a los investigadores a mantener la esperanza de que continúe el financiamiento, por el bien del ajolote, del lago de Xochimilco y de sus habitantes.

Como dice Luis Hidalgo, otro de los biólogos de la UAM adscrito al proyecto, si el ajolote es capaz de regenerarse, ¿por qué Xochimilco no podría hacerlo?

 
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