Usted está aquí: lunes 7 de marzo de 2005 Cultura "En la música, como en la cuerda floja, toda distracción es fatal"

La pianista María Teresa Rodríguez será homenajeada por El Colegio Nacional

"En la música, como en la cuerda floja, toda distracción es fatal"

La virtuosa intérprete considera indignante el oportunismo de algunas autoridades culturales

En México no se aprovecha la experiencia de los mayores, señala; Fox, "un ranchero inflado"

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Con dos conciertos, integrados exclusivamente por obra de Carlos Ch�z, la maestra ser�econocida. El primero se realizar�a� en Donceles 104, Centro Hist�o FOTO Jos�ntonio L�

A excepción de su vida familiar, la música lo ha sido todo en la existencia de María Teresa Rodríguez, una de las más importantes y virtuosas pianistas mexicanas del siglo XX y lo que va del XXI.

Así lo reconoce ella misma en entrevista con La Jornada, con motivo del homenaje que le rinde El Colegio Nacional, a iniciativa del compositor Mario Lavista, en reconocimiento a su larga y prolífica trayectoria tanto en el terreno de la interpretación como en el de la docencia.

Tal homenaje consiste en dos conciertos integrados exclusivamente por obra de Carlos Chávez, de quien la maestra fue cercana amiga y colaboradora durante largo tiempo, e incluso grabó su repertorio completo para piano.

El primer concierto será el martes 8 -Día Internacional de la Mujer- y estará a cargo de Tonatiuh de la Sierra, hijo de la pianista. El segundo se efectuará el jueves 10, con la actuación de ella misma. Ambos se realizarán en el Aula Mayor de El Colegio Nacional (Donceles 104, Centro Histórico), a partir de las 19 horas, con entrada libre.

La historia de María Teresa Rodríguez la ubica con un origen ciento por ciento musical, tanto por el lado materno como paterno. También como una niña prodigio, que comenzó sus estudios pianísticos a los cuatro años, que a los ocho realizó su debut con orquesta, interpretando el Concierto número uno de Beethoven y que a los 14 se graduó como concertista.

Destaca asimismo el hecho de que se le considera integrante en línea directa de la estirpe artística de Johann Sebastian Bach, por haber estudiado con Alexander Borovsky. Sobresale además que fue la primera mujer que dirigió el Conservatorio Nacional de Música y que ha dedicado casi cuatro décadas a la enseñanza.

De 82 años, en la conversación se muestra afable, generosa y, sobre todo, modesta. Sus manos son muy inquietas y expresivas; acentúan visualmente lo que su tono de voz subraya, como cuando se refiere a que México vive en el subdesarrollo musical o cuando critica la burocracia prevaleciente en las instituciones culturales.

-¿Qué ha significado la música en su vida?

-Digamos que de manera natural siempre ha estado en mí y yo pertenezco a ella. A estas alturas del partido, con 80 años y tantos meses de vida, puedo decir que sin la música no podría considerarme feliz. La verdad no puedo imaginarme otro tipo de vida. Por eso me apenan los homenajes. No es falsa modestia ni humildad, creo que son algo que no merezco. Sólo he cumplido y estado siempre presente en mi trabajo, si puede llamarse trabajo a algo que le gusta mucho a uno.

"Sigo gozándola mucho, al tocarla. Porque para poderla transmitir a los demás tengo que gozarla, en la preparación; ¡qué conste que aclaro que al prepararla!, porque una vez estando frente al público sólo me ocupo en entregarla y entregarme.

"Hacer música para mí es como estar en una cuerda floja: cualquier distracción resulta fatal. Dicen que la madurez es un peine que llega cuando uno está calvo y ahora lo veo, pues ya no se me antoja hacer tantas piruetas, sino tocar bien y macizo y abordar sólo cierto tipo de obras.

"Hay muchas que ya no toco por el temor de que me sienta frustrada; pero como tengo un repertorio tan amplio, eso permite contar con bastantes opciones en las cuales recogerme y tocar para mi placer."

-¿Cómo es su relación con el piano?

-Es una sensación fabulosa, una relación muy orgánica, es como si fuera una parte más de mí. Frente a él he dejado al descubierto mi personalidad, mi forma de ser y sentir. Me he expuesto a ser vista en mi carácter y en mis sueños. Es y ha sido mi reflejo. No el total, pero sí de parte importante.

-¿Ha vivido situaciones ingratas en su carrera que la hayan hecho pensar en retirarse?

-Nunca. Aunque alguna vez sí llegué a pensar en el retiro. Cuando debuté en Nueva York, le dije a mi papá en una carta que ya le había dado gusto de llegar a una meta relativamente alta y que quería vivir una vida como las demás muchachas, lo cual no había hecho por estar pegada siempre al piano. El no quería que me casara, sino que me dedicara a mi carrera.

"Considero que sí he logrado compaginar mi vida artística con esa normalidad a la que aspiraba. Mi marido y yo duramos 49 años de matrimonio, y tengo un hijo maravilloso. La música nunca ha representado un sacrificio, ha sido mi camino, así como el piano mi vida, y hasta ahora sigo aprendiendo."

-¿Cómo observa el panorama musical actual de México?

-En términos generales, es positivo. Hay mayores oportunidades para los jóvenes, pero aún la actividad y los centros educativos están muy concentrados en las grandes ciudades. Es urgente mirar hacia provincia. También es necesario que la iniciativa privada se preocupe más por apoyar al arte.

"Y, sobre todo, debe mejorarse la formación de los músicos, pues sí hay talentos, pero en la mayoría de los casos todavía tienen que salir del país porque aquí no se encuentra buenas condiciones ni oportunidades, tanto de formación como de trabajo."

-¿Qué le ha indignado?

-Me indigna, por ejemplo, la burocracia y el oportunismo de ciertas autoridades que manejan la cultura. Por ejemplo, alguna vez que toque en Bellas Artes me dijeron que todo el ingreso era para la institución.

"Otro factor es que no se reconozca el trabajo del artista de edad avanzada. No tenemos la cultura de apreciar a las personas mayores. En otros lugares, creo que no me permitirían descansar; estaría tocando mínimo una vez al año con la orquesta más importante del país.

"No quiero que esto suene a queja. No quiero que se piense que estoy amargada o que se diga: '¡pobrecita viejita, se está quejando!' No me quejo, siempre estoy estudiando y lista para tocar. Al hablar por mí, hablo por varios.

"En México no se sabe aprovechar la experiencia de los mayores. Ahora hasta acaban de inventar un término nuevo para la gente de la tercera edad: adultos en plenitud. Lo bueno es que el presidente Vicente Fox tuvo la gentileza de no llamarnos adultos decadentes. Ja, ja, ja. ¡Qué puntadas de ese señor, un ranchero inflado; que me perdone, pero eso es!

"No puede ser que aquí después de los 40 años se considere a la gente inservible. Cuando llegué a los 50 años me sentí en mi propia cúspide, porque nunca busqué llegar a otra cúspide más que a la mía. Después de todo, uno debe fijarse sus propios parámetros. No llegué a ser un Rubinstein, pero nunca quise serlo. Nada más he querido tocar hermoso toda mi vida. Son parámetros, y en cambio tengo colegas que se han retirado porque no han tocado como Arrau. Tampoco se trata de hacer eso."

-¿Le ha pesado ser considerada de la estirpe artística de Bach?

-En lo absoluto. Hasta me ha divertido mucho esa especie de pedigrí. Nunca me he visto sometida a presión o preocupación por ese hecho. Anhelo, eso sí, ser mejor toda la vida. Siempre he estado activa, pensando que se puede hacer más y mejor, porque a la cúspide propiamente no voy a llegar, no me alcanzaría la vida. Me conformo, y no me refiero al conformismo negativo, sino que doy gracias a las divinidades de que mi vida fue muy bella. Y digo fue porque naturalmente estoy en un camino muy recto hacia el final.

 
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