Usted está aquí: viernes 4 de marzo de 2005 Opinión ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Cuáles son las necesidades humanas

Esquema de necesidades de Abraham Maslow

Erich Fromm y Michael Maccoby comparados

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

NO ES POSIBLE ninguna discusión seria de la pobreza, y mucho menos del desarrollo humano, al que prefiero llamar florecimiento humano, sin tomar una postura, de rechazo o aceptación, sobre las necesidades humanas. Detrás de las agrias disputas sobre la pobreza en México están, de una u otra manera, concepciones diferentes sobre las necesidades humanas. Con la entrega de hoy doy inicio a una serie orientada a difundir y discutir cuáles son las necesidades humanas y si es válido postular su carácter universal. Para evitar empezar por discusiones muy abstractas que pudieran alejar a algunos lectores potenciales, he decidido empezar con la presentación de los esquemas de necesidades de tres autores asociados a la sicología y al sicoanálisis, disciplinas científicas, si hay alguna, que pueden mirar directamente lo que el ser humano necesita. Abraham Maslow es el autor de la teoría de la jerarquía de las necesidades, la más famosa de todas las teorías sobre las necesidades humanas, particularmente en las escuelas de sicología, en las de trabajo social y en las empresas. Erich Fromm es el sicoanalista humanista más famoso y Michael Maccoby uno de sus alumnos más sobresalientes. Hoy comparo de manera somera sus esquemas de necesidades.

EN EL CUADRO se presentan los esquemas de necesidades de los tres autores en forma de listas, uno junto al otro. Los he ordenado para asociar los rubros de Fromm y de Maccoby con los de Maslow. Las teorías de las necesidades de estos tres autores son muy diferentes en muchos sentidos. Entre las diferencias importantes destacan:

PRIMERO, FROMM ES el único de los tres que deriva su visión de las necesidades humanas de manera estricta de una visión de la esencia humana, que caracteriza con lo que llama las dicotomías existenciales. De una manera ultra sintética su visión global puede expresarse diciendo que, habiendo sido expulsado de la naturaleza, el ser humano se ha quedado sin hogar y se enfrenta a una dicotomía central: quiere vivir pero sabe que va a morir; su única salida, por tanto, es construir un nuevo hogar, un mundo humano que sustituya al mundo natural que ha perdido, para lo cual debe satisfacer no sólo sus necesidades fisiológicas, sino también las específicamente humanas que derivan de la dicotomía. Maslow tiene una visión de la esencia humana, que se expresa en su revisión de la teoría de los instintos, que en esencia sostiene que las necesidades humanas son instintoides, lo que quiere decir que nacemos con el impulso, pero tenemos que aprender las actividades y los objetos que conducen a su satisfacción. Sin embargo, Maslow no deriva de dicha revisión su teoría de las necesidades (TN), sino que más bien la teoría de los instintos forma parte de su TN. Maccoby, por su parte, no formula una visión de la esencia humana ni avala, al menos no explícitamente, la de Fromm. Sus impulsos-valores, interpretables como necesidades entendidas como fuerzas que nos impulsan y como el daño que queremos evitar, están más cerca del trabajo que los esquemas de los otros dos autores.

SEGUNDO, EN TERMINOS de la estructura del conjunto de necesidades, Maslow es el que más explícitamente postula la dinámica entre las necesidades mediante su jerarquía de prepotencia (las necesidades más poderosas dominarán al organismo cuando todas están insatisfechas). Con ello Maslow rebasa el planteamiento de lista para postular un verdadero sistema de necesidades. Para Fromm las cinco necesidades humanas postuladas (después de las instintivas) son igualmente cruciales, ya que prácticamente en todas ellas el fracaso total significa la locura. En este sentido, puede decirse que las cinco necesidades son las condiciones necesarias de la cordura (no de la salud mental, porque Fromm postula en cada necesidad soluciones negativas, neuróticas, y no sólo positivas; las negativas, que son el narcisismo, el incesto, la destructividad, la irracionalidad y la conformidad gregaria, respectivamente para las necesidades identificadas como B a F en el cuadro). Es decir, para usar un término del filósofo Bernard Williams, son necesidades correalizables, ya que la insatisfacción total en cada una lleva al derrumbe del sistema en su conjunto. Maccoby, por su parte, presenta con reticencias una jerarquía entre el impulso-valor de sobrevivencia y los demás, ya que acepta que la sobrevivencia puede ser dominante en la mayoría de los casos. Por otro lado, da un papel especial al impulso-valor "significado", que en su opinión moldea a todos los demás. Fromm, por su parte, afirma que algunas veces la necesidad de identidad es más fuerte que la necesidad de supervivencia física, y que las pasiones y necesidades derivadas de la condición existencial humana son más intensas que las fisiológicas. Sin embargo, en otro momento afirma: "Después que ha satisfecho sus necesidades animales, es impulsado por sus necesidades humanas", aceptando tajantemente una jerarquía similar a la de Abraham Maslow. Parecería que, al final de cuentas, Maslow es respaldado, al menos parcialmente, tanto por Fromm como por Maccoby en cuanto a la jerarquía entre las necesidades, en la cual las fisiológicas son las más potentes.

EN EL CUADRO destacan algunos consensos entre nuestros tres autores en cuanto a las necesidades identificadas. En primer lugar, la muy obvia de lo fisiológico o la supervivencia física, que Fromm llama necesidades instintivas. Ninguno de los tres es tan claro como Marx en advertir que en el ser humano las necesidades animales han sido humanizadas, con todas sus consecuencias.1 Aunque ni Fromm ni Maccoby destacan la necesidad de seguridad como un grupo (como hace Maslow), en Fromm aparece (implícitamente) en las necesidades instintivas (el instinto de supervivencia que nos hace correr o luchar ante el peligro) y explícitamente en la necesidad de pertenencia; en efecto, Fromm señala que no nos debe sorprender en el adulto medio una añoranza profunda por la seguridad y la pertenencia (raíces) que alguna vez le proporcionó la madre. En segundo lugar, hay una coincidencia en las necesidades de relaciones con los demás, necesidad que también compartimos con los animales, como han mostrado diversos experimentos, aspecto que los autores no destacan. En tercer y último lugar, identifico cierta coincidencia en las necesidades cognitivas (relacionados con el conocimiento), aunque formuladas de manera muy diversa y con diferente importancia por nuestros tres autores. En el caso de Maccoby se ubican en ese renglón dos impulsos-valores: "información" y "significado".

HAY ALGUNAS AREAS sin consenso, o sin consenso aparente a este nivel tan agregado, que las he presentado. No he podido encontrar en el planteamiento de Fromm nada que pueda asociar de manera contundente con la necesidad de estima, identificada por Maslow, aunque he anotado que su necesidad de identidad tiene una leve asociación con estima ("Tras la intensa pasión por el 'estatus' y la conformidad, está esta necesidad" de identidad, dice Fromm). Aún más fuerte es la ausencia de referencia alguna a la necesidad estética. En sentido inverso, no hay nada en Maslow que haya podido asociar de manera contundente con la necesidad de sentido de identidad, aunque hay asociación débil (marcada en el cuadro) de las necesidades de estima y de pertenencia. En Maccoby encontramos una necesidad casi totalmente solitaria, la de juego. Parece que ni Maslow ni Fromm otorgan importancia alguna a lo lúdico, al menos no como necesidad central. Hay una leve asociación entre el juego y las necesidades estéticas de Maslow, pero ello es porque Maccoby dice que, en sus formas más elevadas, el juego se funde con belleza y elegancia. A pesar de que he asociado el impulso-valor placer de Maccoby con las necesidades estéticas y las fisiológicas de Maslow, es evidente que, al separar placer como una necesidad central en sí misma, Maccoby le está dando una importancia que no tiene en los otros esquemas.2

POR ULTIMO, en el esquema de Maccoby, no hay nada equiparable a la necesidad de autorrealización de Maslow y de trascendencia de Fromm. Maslow define autorrealización, de manera muy general, como "hacer real (realizar) lo que potencialmente es", como "volverse más y más lo que uno es capaz de ser". No es claro si un asunto de taxonomía le impidió a Maccoby incluir un rubro así, pues no parece ser un problema de falta de percepción de su importancia. Por una parte, al discutir por qué trabajamos, dice: "para hacer efectivas nuestras potencialidades debemos enfocarlas de una manera que nos relacione con la comunidad humana", lo que pareciera indicar que el desarrollo de nuestras potencialidades es un valor muy importante para él. Por otra parte, el carácter que encuentra mejor adaptado a la economía de las corporaciones trasnacionales le llama autodesarrolladores, con lo que la realización de las potencialidades vuelve a tomar el centro del escenario. Pero la descripción que hace del autodesarrollo suena a alienación que el autor no critica: "Los autodesarrolladores se centran en el autodesarrollo para mantener un sentido de autoridad, autoestima y seguridad al elevar el nivel de sus habilidades 'mercadeables' (marketing)..." Sin embargo, con una frase muestra un aspecto dramático de la alienación de estos yuppies, al que podríamos llamar vacío: "Sin un propósito más allá del yo, sin un significado más amplio, el autodesarrollo se convierte en una búsqueda sin orientación de la autorrealización". Queda claro que el autodesarrollo es un valor que debería ser parte de su esquema de impulsos-valores y que inexplicablemente no lo es.

1 Sin embargo, Maccoby separa la alimentación en dos: una parte queda en supervivencia y la otra en placer. A esta última le llama comida sabrosa. Lo mismo podría haber hecho con el sexo y hablar de un sexo reproductivo y un sexo por el placer en sí.

2 No obstante, Fromm sí le pone atención al placer y ha desarrollado un extraordinario texto sobre el placer y la felicidad en Man for Himself (pp. 172- 197) (En español: Etica y psicoanálisis). En ese texto Fromm desarrolla, entre otras cosas, la diferencia entre placer de la abundancia y placer de la escasez. Es notable que Maccoby, al postular el impulso-valor placer, no se apoye en este texto. Sin embargo, placer no está como necesidad existencial en el esquema de Fromm que vimos, quizás porque no tiene la centralidad de las cinco necesidades no instintivas. No obstante, cita a Aristóteles, para quien el "placer y la vida están unidos y no pueden ser separados".

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