Usted está aquí: viernes 4 de marzo de 2005 Ciencias Desarrollan en México compuestos alternativos para tratar sida y cáncer

El científico Jaime Lagúnez y su equipo de investigación, los autores del proyecto

Desarrollan en México compuestos alternativos para tratar sida y cáncer

De estos estudios derivarían fármacos para combatir dos de los males con mayor índice de mortalidad

Una nueva opción para el tratamiento del cáncer

KARINA AVILES

El científico mexicano Jaime Lagúnez Otero y su equipo de investigación desarrollaron dos compuestos alternativos a las propuestas conocidas con potencial farmacológico: uno de ellos podría representar una opción en el tratamiento del sida y el otro, único en su tipo en México, se trata de una nueva opción terapéutica para el cáncer.

En entrevista con La Jornada, el doctor en biología por el Instituto Weizmann de Ciencias de Israel, cuyas investigaciones son conocidas en el ámbito internacional, detalló el proceso de estos prometedores estudios de los que pueden derivar fármacos para el cuidado de dos de las enfermedades de mayor incidencia en morbilidad y mortalidad.

El investigador destaca que la nueva variedad del virus del sida confirma la importancia de contar con más métodos para tratar el padecimiento, ya que el virus "cambia rápidamente y se defiende de compuestos en utilización".

Las terapias con el AZT y otros medicamentos para esta enfermedad tuvieron resultados positivos cuando surgieron, sin embargo, advierte, "no sabemos cuánto tiempo más puedan funcionar, además de que tienen un alto costo y efectos secundarios".

Lagúnez Otero explica que el nuevo compuesto que desarrolló para el tratamiento de patologías como el sida, está basado en un oligonucleótido de RNA dirigido a la enzima transcriptasa reversa (RT, por sus siglas en inglés) que, si es atacada, inhibe la replicación del virus.

El AZT actúa a través de la misma enzima. Sin embargo, la diferencia de su desarrollo respecto del tradicional consiste en que "en el caso del AZT, se trata de un nucleósido modificado y, en nuestro caso, es una cadena de nucleótidos. Nuestro compuesto es más grande".

Lagúnez Otero y su estudiante de maestría Morris Strauch Milstein realizaron el diseño del compuesto. Las pruebas "las elaboré con el investigador del Instituto de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Ricardo Reyes Chilpa, quien lo comparó con la nevirapina, otro compuesto que es inhibidor de la transcriptasa reversa (RT)".

De hecho, estableció que la patente, que está en proceso de registro en el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), habla de inhibición en la RT, pero no sólo para el VIH, puesto que también sirve para otros retrovirus.

Por otro lado, señaló que este compuesto alternativo podría ser más adecuado para las investigaciones en sida y, al mismo tiempo, resultar más económico en comparación a los que se encuentran en el mercado, porque para producir DNA se utilizan métodos biotecnológicos que son menos costosos debido a que es posible utilizar bacterias como fábrica natural".

Todo comenzó cuando Lagúnez Otero y su equipo de trabajo entraron al mundo de los oligonucleótidos, que son "fragmentos de DNA con los que te puedes dirigir a puntos específicos de un cromosoma o de una proteína".

Conforme el avance de sus investigaciones, encontró que hay ciertos genes y proteínas que sirven como blanco terapéutico, entidades que se deben analizar desde el punto de vista farmacológico.

Bajo las distintas perspectivas que se abrieron con estos trabajos, su alumna de doctorado Maura Cárdenas observó que había otra manera de destruir las células cancerosas.

En este sentido, Lagúnez Otero explica que el proceso que comúnmente se utiliza para destruir un tejido canceroso es el llamado "suicidio celular". Así, en el momento en que el paciente acude a la quimioterapia, lo que se promueve es el proceso de apoptosis a fin de destruir los tejidos dañinos; sin embargo, cuando éste no funciona, existe otra opción conocida como "catástrofe mitótica".

Con estos antecedentes, lograron un desarrollo innovador cuyo efecto es la destrucción del tejido canceroso, pero por una vía alternativa a la quimioterapia simple. La patente está basada en un oligonucleótido que se dirige a una proteína en particular (la 14-3-3), por lo que representaría un coadyuvante en el tratamiento del cáncer.

El objetivo es tener otras opciones cuando el paciente ya no reacciona al tratamiento típico y lograr la destrucción del tejido dañino, pese a no contar con el sistema de suicidio celular, añade.

Inclusive, estas investigaciones pueden tener aplicaciones para procesos de envejecimiento en razón de que "tenemos oligonucleótidos que pueden inhibir la proteína P66, con lo cual eventualmente se podría aumentar la longevidad, como muestra la literatura cientifica, no sólo en ratones sino en seres humanos".

El científico, quien hasta hace poco pertenecía al Instituto de Química de la UNAM -del que fue despedido tras 12 años de trabajo y luego de que se declarara "desierto" el concurso para obtener la plaza definitiva-, señala que dicha investigación de relevancia para el ámbito de la salud también se encuentra en trámites de registro en el IMPI con el objetivo de lograr apoyos económicos para desarrollar el compuesto a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Sin embargo, apunta que para que salga al mercado un fármaco se requiere una inversión de alrededor de 300 millones de dólares en el desarrollo y un lapso de tiempo que puede ir de cuatro a 10 años.

Las investigaciones de Lagúnez Otero, además de que lo han llevado a ser uno de los pioneros en México en los campos de las ciencias genómicas e inteligencia artificial, han logrado importantes innovaciones en el ámbito de las ciencias biomédicas.

Ejemplo de ello es el diseño de algoritmos para la búsqueda de zonas codificantes así como la obtención de un código de interacción ribosoma con ácido ribonucléico mensajero y, recientemente, sus trabajos con los oligonucleótidos que tienen un alto potencial para la atención de dos de los padecimientos de mayor impacto.

Cualquier proyecto, finaliza el investigador, enfrenta muchas dificultades, sin embargo, es necesario dar los primeros pasos para contribuir al desarrollo científico en el concierto nacional e internacional.

 
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