LETRA S
Marzo 3 de 2005
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Incurable, pero tratable

Jan Saudek

Responsable directo de diversos tipos de cáncer uterino, de progresión silenciosa y lenta, a menudo asintomática, el virus del papiloma humano (VPH) es un padecimiento incurable, aunque fácil de manejar si se detecta a tiempo. Afecta a la población masculina y femenina, aun cuando a menudo sólo se le perciba como un problema ginecológico. En el siguiente artículo se describen algunos de sus síntomas y las diversas formas de prevenir su contagio, particularmente en el ámbito de una población juvenil con poco acceso a una mayor información clínica.

Aracely Domínguez Martínez

Existe un padecimiento de transmisión sexual poco conocido y en expansión: el provocado por el virus del papiloma humano (VPH). Se trata de una de las infecciones más comunes, pero al ser un tanto desconocido su origen, se crean ideas falsas. Por libros, revistas, el Internet o por los propios médicos nos podemos enterar acerca de esta peculiar infección de transmisión sexual. Así sabemos que es la causa principal de muchos tipos de cáncer en el cuello uterino, del que se han descubierto más de 80 tipos. Ocasiona pequeños crecimientos (verrugas) sobre la piel y membranas mucosas. La infección de las regiones anales y genitales por el virus del papiloma puede ocasionar verrugas o condilomas sobre el pene, la vulva, la uretra, la vagina, el cuello del útero, y alrededor del ano (perianal). Estas lesiones en los genitales externos se reconocen fácilmente. En el pene, tienden a ser más pequeñas que las de los genitales femeninos o que las perianales en ambos sexos. Los condilomas o verrugas crecen mejor en el área genital húmeda. Son ásperos, coloreados y duros, aparecen solos o en racimos. Si no se tratan, las verrugas alrededor del ano y de la vulva pueden agrandarse rápidamente tomando un aspecto de coliflor. La infección por el VPH es muy frecuente, aunque la mayoría de personas afectadas no tienen síntomas. Se le puede tratar, mas no tiene cura.

Abordaré aquí el tema del VPH que se transmite por vía sexual entre la población adolescente y joven. La prioridad de hacerlo es que, muchas veces se comienza a tener relaciones sexuales sin protección, razón por la que se expone a contraer una infección de transmisión sexual.

Por ello, una vez iniciadas las relaciones sexuales es conveniente realizarse un estudio citológico o papanicolaou, en el caso de las mujeres. En los hombres se debe asistir con un urólogo para realizarse una penecolposcopia para detectar la presencia del VPH.

 

Secuelas del contagio

Culturalmente, tener una infección en los genitales es motivo de vergüenza y miedo, o de rechazo, algunas y algunos jóvenes piensan que no lo tienen y si lo saben no lo comentan o no buscan ayuda con el personal de salud. Por su parte, entre los prestadores de servicios de salud no se cuenta con la información correcta, clara o adecuada para hacerla del conocimiento de los y las adolescentes y jóvenes. Y con frecuencia, en lugar de apoyar a la persona afectada, la satanizan.

En el caso de las jóvenes, observar el resultado positivo del papanicolaou, donde indica lesiones a causa del virus del papiloma, trae consigo distintas reacciones: desconcierto, angustia (por desconocer los síntomas), tristeza, desesperación, depresión. Otras lo aprecian como algo irrelevante.

Cuando una mujer ha tenido relaciones sólo con una pareja y desconoce el origen de la infección, la angustia es aún más fuerte; otras utilizan la consulta como un espacio de catarsis, donde se combinan diversos sentimientos como molestia, angustia, violencia, reclamo, etcétera. Algunos hombres, en casos similares, reaccionan responsabilizando a la mujer y, como reflejo de su falta de información, suponen que se debe a la falta de higiene o al contagio por relaciones sexuales con otras personas. Lo cierto es que si un miembro de la pareja tiene el virus, lo más seguro es que el otro también lo tenga, sobre todo si no se echó mano de los condones o se emplearon de manera incorrecta.

Luego de detectado el VPH, es necesario la realización de estudios adicionales para verificar el resultado citológico (papanicolaou) a través de una colposcopia. Así se podrá determinar hasta dónde ha causado lesiones el virus y decidir el tratamiento más adecuado.

 

La valoración médica

Pero los tratamientos médicos no sanan las emociones que desata un resultado positivo al VPH. Es complicado asimilarlo por la falta de información y más aún por saber que se lo transmitió la pareja, dado que ello puede estar reflejando infidelidad. Por eso, algunas personas se ocupan de ese problema antes de ser atendidas médicamente. Lo recomendable es canalizar nuestra energía y sentimientos hacia algo positivo: iniciar el tratamiento de las lesiones causadas por el virus nos estabilizará y contribuirá también a que sanen nuestras emociones. Qué mejor apoyo que aquel que nosotros nos brindemos.

Una vez que el VPH entra al torrente sanguíneo se queda allí para siempre, ya que no tiene cura, por lo que sólo se pueden tratar las lesiones que provoca por medio de tratamientos tópicos para eliminar verrugas o por cirugía, dependiendo el lugar donde se localicen. Si se controla periódicamente, se evitará la reaparición de lesiones, ya que se podrán diagnosticar incluso antes de hacerse evidentes desde el punto de vista anatómico. La citología y la colposcopia ayudarán en este aspecto.

Por todo lo anterior, debemos valorar de manera positiva la situación. Es necesario mantener visitas constantes al ginecólogo o urólogo para estar al pendiente de los cambios que registra el organismo.

Es muy importante no abandonarse. Se vale tener miedo, pero eso no debe paralizarnos. Es cierto que muchas cosas no serán igual y que, incluso si se piensa tener un hijo, el médico debe valorar nuestra salud. Es en esas circunstancias cuando debemos fortalecer nuestra salud emocional y seguir ofreciéndonos la oportunidad de crecer y vivir con mayor responsabilidad sobre nuestro cuerpo.

Algunos piensan que la abstinencia es la mejor manera de evitar cualquier tipo de infección de transmisión sexual. Sin embargo, lo importante es la responsabilidad de protegerse a través del uso del condón masculino o femenino si se tienen relaciones sexuales.

 

Edición de la ponencia presentada en el Encuentro de Jóvenes y el Sector Salud sobre Derechos Sexuales y Reproductivos, organizado por Ipas México en noviembre de 2004.

Bibliografía:

Consejo Estatal de Población. L@s Jóvenes de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, 2003.

Conapo (Consejo Nacional de Población). La Demanda de Atención de Salud en México, 1995.

Marie Stopes, México. Historia de Casos (Cliente-enfermera/médica).

Elu, María del Carmen. Cáncer Cérvico Uterino. Comité Promotor por una maternidad sin riesgos en México. México, 1998.

DeCherney, Alan, et al. Diagnóstico y tratamiento gineco-obstétricos. Manual Moderno. México, D.F. 7ª Edición, 1997.

Marie Stopes México. Encuesta de línea base. Conocimientos, Actitudes y Prácticas en Torno a la Salud Sexual y Reproductiva entre Jóvenes de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. 2004






Papilo-Tips

Usa siempre condón. El masculino tiene sus límites, pues las lesiones pueden aparecer también en pubis, escroto, labios vaginales y región perianal. El preservativo femenino protege una mayor área.

Sé estricto en las medidas de higiene diarias de tus genitales. Es importante que los hombres retiren el prepucio para lavar bien la zona del glande y que las mujeres abran los labios mayores para lavar entre ellos.

Explora cotidianamente tus genitales para vigilar posibles cambios o erupciones en la piel. Los síntomas del virus del papiloma humano o VPH (cuando los hay) son protuberancias llamadas condilomas que crecen en forma de coliflor, crestas o de grandes verrugas aplanadas.

Si detectas sospechosas molestias o cambios en la piel, pide a tú médico te practique un papanicolaou, una colposcopia o una penecolposcopia para descartar infecciones por VPH.

Si has sido diagnosticado o diagnosticada con VPH recientemente, pide a tu médico que investigue qué tan cancerígeno es el tipo de virus que tienes.

Aunque el virus no se cura, las lesiones sí se pueden extirpar con procedimientos quirúrgicos relativamente sencillos.