Usted está aquí: jueves 3 de marzo de 2005 Opinión La encrucijada priísta

Editorial

La encrucijada priísta

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) llega a su 19 Asamblea Nacional, que se inicia hoy en Puebla, claramente escindido en dos posturas difícilmente conciliables: el pragmatismo proempresarial de cuño salinista que promueve Roberto Madrazo, presidente nacional del partido, y el planteamiento programático que se expresa en una corriente cuyo vocero más reconocible es Manuel Bartlett, coordinador de la bancada tricolor en el Senado de la República. En el cónclave priísta se desarrollará, sin duda, una disputa por el control de los mandos partidistas y por la definición de las candidaturas ­la presidencial, en primer lugar­ para el proceso electoral del año entrante. Tendrá lugar, pues, una disputa por el poder. Pero en esa confrontación van a cotejarse también distintos contenidos y diferentes visiones del país y de la política.

A principios de esta semana, Madrazo Pintado dijo que los priístas asistirían al encuentro desprovistos de dogmas y consignas, alambicada manera de expresar el deseo de que se dejen de lado principios y convicciones en la selección de caminos para centrarse en la estricta negociación de posiciones y en una puja de oportunismos políticos, como los que exhiben el propio Madrazo y su rival en la dirigencia partidaria, Elba Esther Gordillo, quienes parecen estar empeñados en una competencia por ver quién hace las más jugosas y fructíferas alianzas con el foxismo gobernante.

Bartlett fue más claro. Señaló que las diferencias van a concentrarse en torno a los documentos básicos del PRI, específicamente los que comprometen al partido en la defensa de los aspectos nacional y público de las industrias petrolera y eléctrica, y advirtió sobre los afanes madracistas de alinear al instituto político en la promoción de "reformas estructurales" que se traducirían en la privatización y la desnacionalización de esos sectores; reformas que han sido infructuosamente intentadas por Ernesto Zedillo y por Vicente Fox. El legislador advirtió que si Madrazo logra imponer cambios en este sentido a la plataforma priísta, logrará una fractura y llevará al partido a una derrota en 2006.

Es mucho lo que está en juego en la reunión priísta, porque el Revolucionario Institucional aparece como el árbitro de la vida política, ante un Partido Acción Nacional desgastado y desprestigiado por sus usos, abusos y ausencias en el poder, y ante un Partido de la Revolución Democrática desconcertado y falto de dirección que no cuenta con muchos más instrumentos que la abrumadora popularidad del jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador.

En ese escenario, si Madrazo Pintado lograra llevar a cabo sus maquinaciones para construir un eje político que articule al neoliberalismo salinista, las corporaciones mafiosas priístas y lo que queda del foxismo, y si la advertencia de Bartlett se concretara, la fractura sería inevitable y tendría como consecuencia una nueva escalada en la polarización y el enrarecimiento político que se viven en el país. Si, por el contrario, los priístas consiguen contener las desbocadas ansias presidenciales de su dirigente nacional, y si logran preservar la identidad ideológica y programática que aún le queda a la organización, ésta podría desempeñar una función moderadora y estabilizadora ante un proceso sucesorio ya cercano, que ha sido conducido por el actual gobierno por derroteros riesgosos e inciertos.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.