Usted está aquí: jueves 3 de marzo de 2005 Ciencias México, medular para saber origen de los primeros pobladores de América

Restos hallados en el país, algunos de los más antiguos fechados directamente en la zona

México, medular para saber origen de los primeros pobladores de América

Asia, Africa y Australia, los puntos de los que pudieron haber partido, según investigadores

JOSE GALAN

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Un equipo interdisciplinario de investigadores procedentes de México y del Reino Unido indaga sobre la gran diversidad humana entre los primeros pobladores del continente americano, lo que llevaría a identificar varios puntos de origen: el norte de Asia, Africa e inclusive Australia.

Como punto intermedio entre esos continentes se encuentra nuestro país, y los restos encontrados aquí -resguardados en el Museo Nacional de Antropología (MNA)- podrían ser la clave para determinar definitivamente su origen, que puede remontarse a migraciones desde aquellos lugares en tiempos como finales del pleistoceno, hace más de 11 mil años.

Los investigadores Silvia González, David Huddart, James C. Ohman y Alan Turner, de la Escuela de Ciencias Biológicas y de la Tierra de la Universidad John Moores, de Liverpool, Reino Unido; José Concepción Jiménez-López y José Antonio Pompa y Padilla, de la dirección de Antropología Física del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y Robert Hedges, del Laboratorio de Análisis en Arqueología e Historia del Arte, de la Universidad de Oxford, consideran que México desempeña un papel importante en el debate sobre la primera presencia del ser humano en América debido a su posición geográfica.

En el documento Earliest humans in the Americas: new evidence from Mexico (Primeros humanos en las Américas: nuevas evidencias desde México), afirman que los primeros seres humanos en el continente debieron pasar por el valle central de México, o bien procedentes del norte, por el estrecho de Bering -los restos del llamado pueblo Clovis, al suroeste de Estados Unidos, fueron fechados con 11 mil 500 años de antigüedad-, o posiblemente procedentes de Suramérica. Existen evidencias en Monte Verde, Chile, de una ocupación humana hace por lo menos 12 mil 500 años.

Esto es, miles de años antes de que cualquiera pudiera haber viajado tan hacia el sur atravesando un continente cubierto de hielo por una glaciación. Pero algunos de los que cruzaron por Bering pudieron viajar más rápido por las costas, lo que ha llevado a varios investigadores a buscar evidencias de esta migración costeña.

Alta planicie

La cuenca de México es una alta planicie con una elevación de aproximadamente 2 mil 250 metros sobre el nivel del mar. Durante el pleistoceno tardío, esta cuenca estaba ocupada por un lago amplio y poco profundo que proporcionaba atractivos recursos para los primeros pobladores. Anteriores excavaciones en el valle de México, particularmente en Tepexpan, descubrieron restos humanos cuya antigüedad se calculó en 11 mil años, por medio de criterios de estratificación, así como material arqueológico con edades tan antiguas como 24 mil años en el sitio de investigación de Tlapacoya.

Además, los investigadores informaron del establecimiento de nuevas fechas mediante la aplicación de radiocarbono en cuatro objetos precerámicos mexicanos, que se encuentran entre las más antiguas en América, y que indican la presencia humana en el centro de México al final del pleistoceno. Por otra parte, los investigadores sometieron a pruebas directas del espectrómetro acelerador de masa (AMS, por sus siglas en inglés) restos de 11 individuos pertenecientes a la Colección Humana Precerámica del MNA. Se trata de restos provenientes de los sitios de excavación Peñón III, Tlapacoya I, la cueva Texcal, San Vicente Chicoloapan, Tepexpan, Chimalhuacán, Metro Balderas, Santa María Astahuacán, la cueva Tecolote, el Peñón del Marqués y Peñón I.

En el caso de los restos del Peñón III, se trata de partes de un esqueleto humano bien preservado, descubierto en 1959. Incluye el cráneo pero carece de fémures y tibias. Se trata de un cráneo dolicocéfalo, es decir, largo y estrecho. Las pruebas hablan de una mujer de 25 años al momento de fallecer, aunque los dientes estaban carcomidos, característica común en los humanos precerámicos de México. La fecha obtenida mediante pruebas de radiocarbono AMS resultaron mil 755 más menos 75 años. Es decir, sobre la primera fecha una variación de más o de menos de 75 años. La más antigua encontrada en México.

Los restos de Tlapacoya I, lugar prehistórico junto a un volcán al sureste del antiguo lago de Chalco, fueron descubiertos en los años 60. Además se hallaron varios huesos de animales y los que se consideraron artefactos y restos de fogatas. Se sometieron al análisis convencional del radiocarbono muestras de los suelos y de carbón presuntamente de las fogatas, y se obtuvieron fechas primero de 24 mil más menos 4 mil años, y de 21 mil 700 más menos 500 años. Parte del llamado especimen de Tlapacoya carecía de los huesos del rostro y de la parte baja del cráneo, también dolicocéfalo. Se trata de los restos de un hombre que falleció a los 35 años de edad. Su antigüedad fue datada en 10 mil 200 más menos 65 años.

Al final del pleistoceno

Los investigadores sostienen que las fechas de los restos humanos de Peñón III y de Tlapacoya I representan algunos de los más antiguos fechados directamente en América. Confirman la presencia humana en el pleistoceno tardío, y resultan vitales en la discusión sobre el poblamiento del continente, debido a que aumentan las muestras de individuos fechados directamente, además de llenar un vacío sobre la ocupación humana de América al final del pleistoceno.

Es decir, implican la presencia en el centro de México de una temprana población humana con características dolicocefálicas, sin afinidad mongoloide, hace cerca de 11 mil años de antigüedad, incrementando las dudas sobre cuándo y cómo esta población en particular llegó al valle de México. Las investigaciones continúan, ahora con la intención de comparar huesos antiguos y modernos hallados en el valle de México con los de una tribu llamada Pericú, que vivió hacia el extremo de Baja California desde hace 2 mil 500 años hasta principios del siglo XIX. Habitaba el desierto, aparentemente aislada de cualquier otro contacto humano. Los restos de esta tribu fueron hallados en los años 40.

El año pasado, un equipo de investigadores argentinos, españoles y mexicanos publicó el estudio y resultados del análisis de 33 cráneos Pericú hallados en diferentes museos. Son largos y estrechos -dolicocéfalos-, similares a los cráneos de los habitantes del sur de Asia y de la cuenca del Pacífico sur, diferentes a los cráneos de los habitantes de Asia del norte. Esto implicaría que, al igual que los habitantes del valle de México, se podría tratar de descendientes de una temprana oleada de migrantes del sur de Asia y de Australia. Y aquí la pregunta que los científicos buscan responder: ¿quiénes en realidad fueron los primeros pobladores del continente americano?

 
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