El proceso culminó con una drástica reducción del débito de 81 mil 800 mdd
La deuda argentina, ''íntegramente restructurada'', anuncia Kirchner
Advirtió que defenderá a consumidores ante empresas privatizadas que encarecen tarifas
Ampliar la imagen El presidente N�or Kirchner al momento de abandonar el Congreso en Buenos Aires, donde inaugur�s sesiones para 2005 FOTO Reuters
Buenos Aires, 1º de marzo. El presidente Néstor Kirchner anunció este martes que Argentina dejó atrás la mayor suspensión de pagos en la historia, por 81 mil 800 millones de dólares, declarada en diciembre de 2001 tras un complejo proceso de restructuración de la deuda.
''Por primera vez un proceso ha culminado con una drástica disminución de la deuda del país'', señaló el mandatario con un tono medido en su discurso de una hora y media, diferente al tono de barricada al que apela cuando celebra actos en diversas ciudades del país.
Buenos Aires cerró el viernes pasado el proceso para restructurar su deuda de 81 mil 800 millones de dólares más intereses, y que busca canjear por hasta 41 mil 800 millones en nuevos bonos.
Para algunos analistas, la suspensión de pagos (default) declarada hace cuatro años dio más poder a Argentina en las negociaciones con sus numerosos acreedores, aunque el alto costo político y económico de la operación debería incitar a otras naciones a pensarlo dos veces antes de seguir los mismos pasos.
El proceso de restructuración ''cambió las reglas del juego'', aseguró el ex ministro de Finanzas del país sudamericano, Miguel Kiguel, en un debate celebrado en Washington.
Argentina está ''haciendo pensar sobre un nuevo orden financiero internacional. Hay lecciones importantes que se aprendieron, como que el soberano tiene mucho poder. Los acreedores están extremadamente atomizados (divididos) y el deudor es uno, así que tiene mucha ventaja en la negociación'', señaló Kiguel.
El vicepresidente del banco de inversión JP Morgan, Vladimir Werning, admitió este martes que la crisis argentina puso de manifiesto que ''un soberano tiene mucho más poder de negociación que los acreedores. Por ende, a partir del caso argentino, cuando otro país tome la misma decisión posiblemente contemple una restructuración con mayor quita''.
Después del precedente argentino, ''si un país no puede seguir con los pagos'' y se declara en default, ''probablemente estará en condición para negociar y sacar mayores ventajas que en el pasado'', añadió Claudio Loser, ex director del FMI para el Hemisferio Occidental.
No obstante, tanto Werning como Loser dudaron de que muchos países se atrevan a seguir el ejemplo de Buenos Aires. Dijeron que ningún país abandona sus compromisos ''por decisión o por conveniencia'', pues mientras pueda pagar ''intenta hacerlo''.
Loser precisó que la situación argentina no es un modelo para otros porque los costos fueron extremadamente altos; ''no fue una victoria, sino un reconocimiento de la incapacidad de Argentina de pagar''.
Sólo hasta hoy, agregó, ''se están alcanzando los niveles de producción que existían en ese momento''.
Pero para el presidente Kirchner, el proceso de canje que culminó el 25 de febrero fue ''único y excepcional por haberse realizado en el marco de una reducción neta de la deuda. Nuestro país ha dejado atrás el default debiendo considerarse íntegramente restructurada la deuda argentina''.
Aunque el presidente no difundió el índice de adhesión al canje de los bonos en default, los analistas de mercado aseguran que se ubicaría en 75 por ciento. La cifra será divulgada esta semana, posiblemente el jueves, tras la recolección de los datos provenientes de diversos mercados al cabo del cierre de la operación.
En Argentina el nivel de aceptación de los tres nuevos bonos que serán canjeados por otros 152 en moratoria fue de 97 por ciento, mientras no se han difundido cifras sobre el canje en el exterior.
Fortalecido por el exitoso proceso de canje, Kirchner advirtió que defenderá ''con uñas y dientes'' los derechos de los consumidores en las duras discusiones que le aguardan con las empresas privatizadas por la renovación de los contratos y por los reclamos de aumentos de tarifas, uno de los principales desafíos de su gobierno luego de la moratoria.
El mandatario sostuvo que su gobierno ''no obliga'' a empresas extranjeras a ''quedarse en el país haciendo beneficencia'', pero advirtió que defenderá los derechos de los consumidores en la renegociación de contratos con prestadoras de servicios públicos. ''No nos va a temblar el pulso para tomar las decisiones que tengamos que tomar'' en esas negociaciones, remarcó, sin mencionar si ello implica el retiro de algunas concesiones.
Kirchner hizo un balance de la economía argentina: señaló que el país lleva 11 trimestres consecutivos de aumento de la producción y que el producto interno bruto ''está muy cerca de los valores históricos'', de algo más de 100 mil millones de dólares. En 2004 Argentina creció 8.8 por ciento y el año precedente 8.7 por ciento, tras una caída récord de 10.9 por ciento en 2002.
El mandatario indicó que la tasa de desempleo se redujo de casi 25 por ciento a poco más de 12 por ciento y que el actual ''es el periodo más prolongado de crecimiento del empleo que Argentina conoce desde más de 25 años''; sin embargo, el desempleo aún afecta a más de 2 millones de personas, mientras la pobreza alcanza a casi la mitad de la población de 36 millones de personas.