Usted está aquí: miércoles 2 de marzo de 2005 Política Contra el ombudsman

Carlos Martínez García

Contra el ombudsman

Al poder foxista le incomoda el ombudsman nacional, José Luis Soberanes, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Desde posiciones oficiales y oficialistas, distintos personajes identificados con la administración de Vicente Fox han externado críticas a Soberanes Fernández que muestran el profundo malestar que ha causado en el gobierno acciones y declaraciones del titular de la CNDH.

El resquemor en Los Pinos por el llamado que hizo Soberanes a que se termine con las politiquerías, que desde posiciones rijosas y desbocadas no buscan interlocutores sino enemigos, fue evidente conforme el ombudsman avanzaba en la presentación de su informe correspondiente a 2004. Desde ese día, el 18 de enero, las gesticulaciones desaprobatorias se transformaron en abiertos desacuerdos gubernamentales con el desempeño reciente del presidente de la CNDH. Varios medios dejaron constancia de que ante el llamado de José Luis Soberanes para dejar de lado "la política estúpida" que daña a los demás sin obtener ningún beneficio propio, y su contundente afirmación de que "el arrogante, en política, no acepta más que adherentes''; el rostro del presidente Fox evidenció notoria contrariedad.

Por estos pareceres y el tono general del informe presentado, Vicente Fox hizo a un lado la respuesta escrita que su equipo le preparó y en tres minutos dio su respuesta. Por si quedaba duda de la insatisfacción ante el documento de Soberanes, el acto que estaba programado para durar una hora se redujo a la mitad del tiempo.

La embestida siguió y dos días después del informe que incomodó sobremanera en la residencia presidencial, la Secretaría de Marina arremetió contra José Luis Soberanes. La dependencia argumentó por qué no aceptó tres recomendaciones de la CNDH, y sin ambages señaló las pretensiones del ombudsman por tener el "monopolio de la verdad". Fue más allá y le reviró a Soberanes que el arrogante y soberbio era él, a juzgar por los señalamientos de que Marina no había cumplido a cabalidad las observaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Esta reacción sólo puede entenderse en el contexto más amplio de franco malestar en el gobierno por lo que juzgan excesos en las tareas de la CNDH y su presidente. Pero Soberanes nada más está cumpliendo con las atribuciones que le señala la ley que rige las funciones del organismo que preside.

Debemos recordar que dos días antes de que José Luis Soberanes presentara su informe en Los Pinos, hizo una declaración que predispuso las cosas en su contra en el ánimo del presidente Fox y sus principales colaboradores. En su calidad de jurista y sin hablar a nombre de la CNDH, el ombudsman consideró muy endebles las bases jurídicas con las que se quiere desaforar del puesto de jefe de Gobierno de la ciudad de México a Andrés Manuel López Obrador. Conspicuos personajes del Partido Acción Nacional salieron a criticar la opinión de Soberanes Fernández, entre ellos el precandidato a la Presidencia de la República en 2006, Felipe Calderón Hinojosa, y el diputado federal Juan Molinar Horcasitas, elemento central para fijar las posturas de la fracción panista en la Cámara de Diputados. El representante popular escribió que el de Soberanes fue un discurso abrasivo, mientras que Fox dio una "seria respuesta institucional".

En su artículo periodístico (El Universal, 23-02), Molinar Horcasitas fue prolijo en términos descalificatorios contra el ombudsman. Lo llamó frívolo, dañino para la CNDH, pontificador, predicador, opinador sin fundamentos en el caso de desafuero de Andrés Manuel, escaso de cautela, imprudente, incapaz de abstenerse cuando se le ponen micrófonos al frente, arrogante, estúpido y locuaz. Si bien el escrito del diputado es de su autoría, me parece que el contenido refleja la encendida irritación existente entre la clase gobernante foxista contra el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Este, por su parte, ante el embate se ha distinguido por ratificar que lo expuesto en Los Pinos tiene bases sólidas, y que los enardecidos juicios en su contra así lo demuestran.

Por si lo hasta aquí reseñado fuera insuficiente, hay que agregar el cabildeo que ante medios de comunicación están haciendo para buscarle espacios a quienes tienen intereses y opiniones legales distintas a las del jefe de Gobierno de la capital en torno a su probable desafuero. El fin es pegarle a quien lleva la delantera en las encuestas presidenciales, pero también mostrar que el ombudsman se equivocó como jurista y se puso del lado de quienes defienden ilegalidades. ¿Después de todo esto, qué sigue? No creo que una moderación en el Presidente de la República y sus consejeros sea el horizonte a esperar. Parece que el ánimo bélico continuará y no aceptarán llamados a la cordura, como el de José Luis Soberanes, porque lo que buscan con avidez son aliados que validen sus querellas y acciones.

 
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