Usted está aquí: sábado 26 de febrero de 2005 Cultura La perdurabilidad de la mirada de Rodrigo Moya atrapada en un libro

Presentaron Foto insurrecta, volumen publicado por Ediciones El Milagro

La perdurabilidad de la mirada de Rodrigo Moya atrapada en un libro

Las imágenes del fotorreportero documentan los movimientos sociales de los años 50 a los 70 en el país

Reflexión crítica y búsqueda estética, parámetros de su quehacer gráfico

FABIOLA PALAPA QUIJAS

Ampliar la imagen Che melanc�o, 1964, La Habana, una de las muchas fotograf� de Moya incluidas en las p�nas de Rodrigo Moya. Foto insurrecta, obra que plantea todo un discurso visual y pol�co

El fotógrafo Rodrigo Moya descubrió las imágenes entre la marea de la realidad y sus múltiples acontecimientos; buscaba referencias más allá del entorno periodístico. La mirada del fotorreportero, que había permanecido prácticamente en el olvido para la mayoría, ahora podrá ser revalorada y tendrá perdurabilidad con la publicación del libro Rodrigo Moya. Foto insurrecta, en el que comparte las vicisitudes de su oficio.

Publicado por Ediciones El Milagro, el volumen se presentó la noche del jueves en el Centro de la Imagen, donde se exhibe una muestra con el mismo nombre.

El libro reúne parte del acervo fotográfico de Moya, así como sus trabajos citadinos realizados para las revistas Sucesos para Todos y el semanario Impacto.

Pegajosa fuerza visual

Como casi todos los fotógrafos de prensa, recordó Rodrigo Moya, se dedicó al oficio por casualidad, pues en 1955 buscaba trabajo y un salario. Aprendió a descubrir las imágenes en el paisaje urbano y humano de México, ''que saltaban por doquier con su pegajosa fuerza visual", aunque ''el reportaje gráfico y la fotografía documental iniciaban su declive ante la televisión y la ceguera de los medios impresos frente a la imagen".

Entre las diferentes formas de observar el mundo desde una lente, existía el peligro de ciertas influencias o imitaciones viciosas e inconscientes que convertían al fotógrafo en un eco, en un espejo opaco de imágenes ajenas.

''El asunto no era ser original o vanguardista, el problema era ver imágenes distintas que se publicaban en libros y revistas del exterior."

Moya explicó que en las publicaciones europeas y estadunidenses, las fotogra-fías transmitían un impacto emocional incomparable. Asimismo, señaló que en aquel tiempo le emocionaban los libros de fotografía, los cuales eran escasos y raros, y los autores consagrados por un libro eran muy pocos en el mundo.

En los años 50, el sueño de Rodrigo Moya era ver sus fotografías en las páginas de un libro. Había comprendido que sus imágenes en periódicos y revistas ''eran papeles al viento, materiales para el olvido", por eso nunca guardó ejemplares ni recortes de sus reportajes publicados.

El libro era lo único que podía darle perdurabilidad a las imágenes de un fotógrafo y nunca se imaginó que alguien se interesaría en incluir sus fotografías en un volumen.

Una de las características de los fotógrafos es su curiosidad por la vida y las personas, también son conocidos como iconautas, porque navegan en el caótico mundo de imágenes y la atmósfera terrestre la llaman iconosfera, la cual clasifican, ordenan, describen y valoran.

Vida, esperanzas y tragedias

Rodrigo Moya. Fotografía insurrecta incluye la vida, las esperanzas y las tragedias que hace medio siglo el fotógrafo comenzó a mirar desde la lente de una cámara. Las imágenes acumuladas por el fotorreportero y documentalista en su mayoría muestran los movimientos sociales de los años 50 a los 70 en el país.

El fotógrafo y fundador de la revista Luna Córnea, Pablo Ortiz Monasterio, indicó que las imágenes de Moya son el corazón del libro y la materia prima con la que los editores y diseñadores construyeron un discurso político.

''Tienen una fuerza gráfica y una retórica clásica del siglo XX, como la de los Casasola. Moya, al trabajar con series fotográficas, muestra que tiene una misión clara en su trabajo."

El historiador Alberto Castillo, quien también participó en la presentación del volumen, expresó que la mirada del reportero gráfico estuvo comprometida con una crítica social, pero al mismo tiempo fue guiada por una búsqueda estética en la composición de las imágenes.

''En las secuencias de fotografías publicadas en el libro se observa de qué manera el olfato periodístico daba la pausa al ensayo y a la reflexión, y cómo en otras ocasiones terminaba por imponerse el punto de vista narrativo del cazador de imágenes."

Castillo agregó que las obras de los fotoperiodistas ''están hechas no para colgarse en las paredes de un museo, sino para ser leídas y reinterpretadas en las páginas de la prensa y las revistas".

Alfonso Morales Carrillo, curador de la muestra comentó: ''En el libro hay documentos que guardan memoria de varias imposiciones sociales, políticas, guerrilleras y antimperialistas", por eso las imágenes de Moya sirven para comprender el pasado de México.

 
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