Usted está aquí: sábado 26 de febrero de 2005 Cultura El Auditorio Nacional le quedó grande a los Gigantes de la danza

Hubo mucha acrobacia y poco ballet

El Auditorio Nacional le quedó grande a los Gigantes de la danza

El mismo espectáculo será presentado en Guadalajara

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen El bailar�venezolano Ram�hielen durante su interpretaci�e El cisne torturado FOTO Cortes�de la producci�

A los Gigantes de la danza el Auditorio Nacional les quedó colosal, después de que el del jueves por la noche fue un espectáculo que se inclinó más por la espectacularidad, la acrobacia, que por la delicadeza del ballet.

Piezas clásicas y contemporáneas, con música a veces en vivo y a veces grabada, dominaron durante dos horas y media (intermedio incluido) las rutinas de quienes son considerados nueve de los más importantes bailarines del mundo y una promesa mexicana, Isaac Hernández.

Prevaleció lo mecánico de los movimientos aprendidos durante largos años en las escuelas. Técnica con perfección, pero cero sentimiento.

Escenografía austera

Los rostros de las bailarinas, por lo general, fueron máscaras en las que apenas si se dibujó una sonrisa. A ellos les sobraron giros dobles, triples, cuádruples y saltos largos, largos, largos, en una producción que se caracterizó por lo austero de la escenografía.

Un salto, un aplauso, un giro, un aplauso. Aplausos a todas horas de un público tomado desprevenido en las coreografías contemporáneas, de un público acostumbrado a los tutús y holanes, a la música de Chaikovski y las coreografías de Marius Petipa, que a Carl Orff o Christopher Flemming.

El programa clásico se fue por fragmentos de las piezas más conocidas: El lago de los cisnes, Manon, La bella durmiente, Diana y Acteón, El Quijote y El corsario, cuya música fue interpretada en vivo por la Orquesta Internacional de las Artes, bajo la dirección de la cubana Marlene Urbay.

La sorpresa contemporánea llegó en la primera parte del espectáculo con El cisne torturado, una coreografía a partir de la música de Orff creada por Dennis Nahat e interpretada por el venezolano Ramón Thielen. Un cisne abatido que mantuvo su donaire hasta la muerte.

Isaac Hernández, sentimiento y técnica

Otra sorpresa fue la variación de El Quijote, abreboca de pocos, poquísimos, minutos que marcó el debut de Isaac Hernández, de 14 años, en el auditorio.

Bailó esa pieza clásica para después, antes del final del acto, interpretar Cuban Pete, pieza contemporánea de Flemming, con un vestuario sencillo: pantalón de pinzas, de esos al estilo gángster, una playera sin mangas, sombrero y tirantes, uno de los cuales a mitad de la pieza se rebeló, decidió que era suficiente y se soltó.

''¡Chin!'', se oyó entre las filas. Aquí los aplausos sí valieron porque, a lo mejor por su juventud o por sus ganas, el sentimiento y la técnica se hicieron uno solo.

En la segunda parte, después del intermedio, tres rutinas modernas se colaron entre La sylphide, Diana y Acteón y El corsario: Django, In the middle, somewhat elevated y por supuesto Cuban Pete.

A las 11 de la noche se cerró el telón. Muchos se pusieron de pie para aplaudir, los más se levantaron pero con la intención de abandonar el recinto y salir antes de que se complicara el tránsito vehicular.

(El espectáculo Gigantes de la danza tiene una presentación más este sábado, a las 20:30 horas, en el Teatro Diana de Guadalajara. El costo de los boletos va de 250 a 800 pesos).

 
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