Historia e iconografía de la migración México-Estados Unidos ‘La vida en el norte’ Tania Molina Ramírez Fruto de años de investigación
de Jorge Durand y Patricia Arias, La vida en el norte rescata las
experiencias de los mexicanos que ayudaron a construir Estados Unidos.
Las narraciones van de la mano de una extensa colección de fotografías,
caricaturas, ilustraciones, corridos y retablos
Jorge Durand y Patricia Arias, antropólogos y profesores investigadores de la Universidad de Guadalajara, son los autores del volumen, recién publicado por esta casa de estudios y El Colegio de San Luis. La obra (una primera versión fue
publicada en 2000 bajo el título de La experiencia migrante)
refleja años y años de recorrido en ambos lados de la frontera,
desde iglesias en busca de retablos, archivos bibliotecarios, hasta pueblos
de migrantes.
Además, en México, Arias y Durand consultaron la Colección de los Hermanos Mayo en la fototeca del Archivo General de la Nación, el Archivo Casasola, el Archivo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y archivos gubernamentales estatales y municipales. Incluso hubo quienes, además de platicar sus experiencias, proporcionaron credenciales, green cards y micas suyas o de familiares. Finalmente, las historias, con el material gráfico, fueron armadas con el destacado diseño editorial de Avelino Sordo Vilchis. uuu
El trabajo de la fotógrafa Dorothea Lange (contratada por la Farm Security Administration para un proyecto sobre el mundo laboral) fue valiosísimo para mantener la memoria visual de la vida de los mexicanos de aquella época. Lange estaba casada con el economista rural
Paul S. Taylor, quien –narran los autores– hizo una investigación
sobre Arandas, Jalisco, donde vivió en 1931. "Con su estudio, se
convirtió no sólo en el pionero, sino también en uno
de los especialistas más destacados, desde luego más originales,
en el campo de los estudios migratorios entre México y Estados Unidos",
explican los autores.
Y de los corridos que los acompañaron
y dan cuenta de cómo esa ilusión inicial se fue esfumando:
"Año de mil novecientos/ veinte y tres en el actual/ fueron los
betabeleros/ a ese ‘Michiga’ a llorar./ Por qué todos los señores/
empezaban a regañar./ Y don Santiago les responde:/ Yo me quiero
regresar./ Porque no nos han cumplido/ lo que fueron a contar/ aquí
vienen y les cuentan/ que se vayan para allá/ porque allá
les tienen todo/ que no van a batallar". Los betabeleros fue tomado
del libro Mexican immigration to the United States, de Manuel Gamio,
considerado padre de la antropología mexicana.
Una fotografía desplegada en dos páginas muestra a unos músicos en una fiesta en Nuevo México en 1940. Los festejos, en particular las celebraciones de aniversarios, sobre todo del 5 de mayo, perpetuaron las tradiciones del país natal. "Con el inicio del movimiento chicano, el 5 de mayo se definió, cada vez más, como una celebración de mexicanos en Estados Unidos, como la ocasión para reforzar su identidad de norteamericanos con raíces mexicanas". Sin olvidar que "recuperan el aspecto subversivo de la fiesta como el recuerdo de una batalla exitosa contra el invasor extranjero". La narración del libro cubre hasta el Manhatitlán de nuestros días, capítulo que abre con la ilustración de un mural en un restaurante de Brooklyn: unos aztecas miran hacia una Nueva York que está cruzando el mar, en el cual hay un islote con un nopal; lo sobrevuela un águila que sostiene una serpiente. uuu Los mil 500 ejemplares parecen pocos para un libro del cual se antoja que hubiera un ejemplar en cada una de nuestras bibliotecas públicas y escuelas; para así recordar a todos la vida en el norte de los mexicanos, que han contribuido a la construcción de Estados Unidos.
|