Usted está aquí: viernes 11 de febrero de 2005 Política Congresistas de EU traman nueva ofensiva contra indocumentados

Promueven negar licencias de manejo y construir una extensión de la barda fronteriza

Congresistas de EU traman nueva ofensiva contra indocumentados

Reticencia a la propuesta de George Bush para aplicar un programa de trabajadores huéspedes

DAVID BROOKS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Cruzar la frontera norte, sue�ue puede terminar en pesadilla. Imagen de archivo FOTO Notimex

Nueva York, 10 de febrero. Las fuerzas antinmigrantes de este país lograron que el primer acto de la nueva legislatura federal fuera promover medidas para negar licencias de manejo a indocumentados, dificultar el ingreso de solicitantes de asilo y construir una extensión de la barda fronteriza entre México y Estados Unidos, todo bajo la justificación de defensa contra el ''terrorismo''.

A la vez, la propuesta de George W. Bush para un programa de trabajadores huéspedes, aun antes de ser formalmente presentada se enfrenta con mayores problemas ante la actitud de los propios líderes legislativos del Partido Republicano, al que pertenece el mandatario; el líder de la cámara señaló que impondría la condición de que todos los indocumentados que deseen sumarse a tal programa primero tendrán que regresar a sus países de origen.

El representante F. James Sensenbrenner, presidente del Comité Judicial de la cámara, y principal patrocinador de este proyecto de ley, declaró que la iniciativa busca ''prevenir otro atentado terrorista tipo 11-S'', al evitar el ingreso de potenciales ''terroristas'' y, una vez aquí, les negará posibilidades de obtener documentos de identidad.

Ayer la Casa Blanca dijo en un comunicado que ''apoya firmemente'' la aprobación de esta iniciativa de ley ''para fortalecer la capacidad de Estados Unidos de protegerse con el ingreso a, y actividades dentro de, Estados Unidos''. Con ese endoso se dio luz verde a la mayoría republicana para apoyar el proyecto de ley, y esta tarde se aprobó por 261 votos a favor y 161 en contra.

Las perspectivas para su aprobación en el Senado son más difíciles de prever, ya que los demócratas junto con republicanos moderados se oponen total o parcialmente a esta propuesta. El debate de esta iniciativa también continúa manifestando la brecha interna dentro del propio Partido Republicano sobre el tema migratorio y, a la vez, complica el panorama para la propuesta del presidente Bush de un programa de trabajadores huéspedes.

Por lo tanto, esta iniciativa marca el arranque de un debate político que se dará a lo largo de este año entre fuerzas antinmigrantes que buscan detener cualquier reforma, fuerzas moderadas que buscan cambios limitados, como el que propone Bush, y otros que insisten en que se debe avanzar hacia una reforma migratoria ''comprensiva''.

La estrategia de los promotores de esta iniciativa -para superar la oposición en el Senado- es incorporar o vincular esta llamada Ley de Identidad Real (Real ID Act) a otro proyecto cuya aprobación sea prioritaria y garantizada, como la iniciativa de ley de aprobación de 80 mil millones de dólares para la guerra en Irak, que solicitará próximamente la Casa Blanca. Si logran eso, todo indica que se promulgará.

Si esa ley entrara en vigor anularía la posibilidad de que los estados otorguen licencias a indocumentados. Once estados lo hacen actualmente y otros lo están considerando. Además, una licencia no podría ser utilizada como identificación federal, a menos que los estados hayan verificado la calidad migratoria del portador, y las licencias serían otorgadas a visitantes extranjeros sólo por el periodo de su visa.

El efecto final es hacer casi imposible cualquier intento de otorgar una forma oficial de identidad a millones de indocumentados. Otras provisiones de la ley propuesta buscan dificultar la solicitud de asilo a inmigrantes imponiendo requisitos mayores sobre pruebas de que son perseguidos y limitando su posibilidad de apelación de decisiones de las autoridades migratorias. Finalmente, la iniciativa también promovería la construcción de bardas a lo largo de la frontera con México, empezando con un sector de tres millas entre San Diego y Tijuana.

La oposición a la iniciativa de Sensenbrenner ha sido expresada durante los últimos días por diversos legisladores y agrupaciones. El Consejo Nacional de la Raza y otras organizaciones nacionales latinas, como Maldef, Lulac y Naleo, enviaron una carta a Bush la semana pasada donde expresaron su rechazo, al declarar que ''tendrá un impacto negativo profundo sobre los latinos y otras comunidades inmigrantes'' y no ayudará a ''hacer (sentirse) más seguros a los estadunidenses''.

A la vez, se dijeron ''alentados'' por las declaraciones de Bush sobre la necesidad de una reforma migratoria más amplia. ''Al final se necesita una reforma migratoria comprensiva para abordar las causas de fondo de la inmigración indocumentada, para salvar vidas en la frontera y ofrecer a los empleadores estadunidenses una fuerza laboral legal'', concluyeron.

El Foro Nacional sobre Migración, la Asociación Americana de Abogados de Migración, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, junto con varios legisladores, tuvieron argumentos parecidos al denunciar las medidas antinmigrantes y contra refugiados previstas en esta iniciativa. El Foro Nacional sobre Migración señaló hoy que la propuesta aprobada no sólo no logrará resolver los problemas de migración y seguridad, sino que los hará peores. ''No podemos tener seguridad fronteriza real sin una reforma comprensiva de nuestras leyes migratorias'', afirmó el foro, al insistir en que se deben establecer vías legales para trabajadores y para unificar a familias; además, ''nuestro sistema tiene que abordar a los millones de personas que están aquí viviendo, trabajando y criando sus familias entre nosotros, y no tienen alguna manera de lograr su condición legal o plenamente participar en nuestra sociedad'', declaró la organización.

Algunos sectores mostraron en particular su descontento con el apoyo de la Casa Blanca. ''El presidente habla de querer protegernos del terrorismo al crear avenidas legales a través de un programa de trabajadores huéspedes, y después acaba apoyando esto'', comentó Kevin Appleby, director de Políticas de la Conferencia de Obispos, en entrevista con el diario Los Angeles Times.

Pero las fuerzas antinmigrantes promueven el proyecto de ley aprobado hoy por el pleno de la cámara, precisamente como una primera ofensiva contra cualquier intento de ''liberalizar'' las leyes migratorias, incluyendo la propuesta de Bush. Todo este debate es parte de una batalla más amplia sobre el tema, no sólo entre los republicanos y los demócratas, sino dentro del propio partido del presidente.

Esta misma semana, el líder de la mayoría de la cámara, Tom DeLay, anunció su disposición de llegar a un acuerdo con Bush sobre su propuesta de un programa de trabajadores huéspedes, con una condición: que todos los inmigrantes que deseen incorporarse a tal programa tengan que regresar a su país de origen para hacer sus solicitudes de ingreso desde ahí.

En la propuesta general de Bush, el programa de trabajadores estaría abierto tanto a los que desean venir desde sus países, como a los inmigrantes indocumentados que ya están aquí. Sin embargo, DeLay comentó que le había planteado su idea y que el presidente ''no descontó la noción, por ejemplo, de que uno tendría que hacer la solicitud en su país de origen. Pensó que era una gran idea''.

La propuesta inicial de Bush, anunciada el año pasado, ofrecía una provisión para que los trabajadores inmigrantes pudieran solicitar ingresar al programa de trabajadores huéspedes y traer a sus familias, pero DeLay afirmó que rechazaría eso, porque ''no podrás traer a tu familia contigo. Uno se compromete a trabajar por un cierto periodo de tiempo, y después te regresas a casa''.

Hay otras iniciativas que se están presentando o elaborando, y que formarán parte de este debate. Una de ellas, que permitirá la legalización de un sector de los jornaleros agrícolas, conocida como AgJobs, está por presentarse nuevamente, después de que quedó estancada en la última legislatura el año pasado, a pesar de gozar de amplio apoyo bipartidista en el Senado, del sindicato de jornaleros UFW y varias asociaciones de granjeros. Por otro lado, el senador republicano John McCain y su contraparte demócrata Edward Kennedy siguen elaborando una propuesta de reforma migratoria más amplia, que incluye vías para legalizar a ciertos sectores de indocumentados.

Otros que apoyan un programa de trabajadores huéspedes son los representantes republicanos Jim Kolbe y Jeff Flake (ambos de Arizona), y varios de sus colegas demócratas que están a la espera de la propuesta detallada que ha prometido Bush. Por su lado, algunas agrupaciones latinas y de defensa de inmigrantes, grupos empresariales y sindicatos se preparan para incidir en este debate. Pero un punto clave para todos es que tal programa incluya alguna vía -o por lo menos que no la descarte- para la legalización de indocumentados que ya están trabajando aquí.

Los opositores a una reforma de este tipo continuarán alegando que toda propuesta que considere algún tipo de legalización no es otra cosa más que una amnistía y que no permitirán que tal proyecto prospere.

Así retorna el debate sobre migración y las partes preparan sus tácticas. Esta semana las fuerzas antinmigrantes ganaron una primera batalla, pero todos saben que nadie ha ganado la guerra, y menos saben cuál sería el premio.

 
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